Al menos 200 muertos en Egipto por ataque de policía

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Al menos 200 muertos en Egipto por ataque de policía

Un plantón de seguidores del derrocado presidente Morsi fue desalojado por fuerzas policiales, lo que ha devuelto la violencia en El Cairo.

La noticia de hoy acerca de que la policía y las tropas del ejército atacaron a los simpatizantes del destituido presidente de Egipto, Mohamed Morsi, no fue sorpresa. Al caer la noche, la cifra de muertos fue de más de 200 personas.

Decenas de miles de simpatizantes de Morsi habían acampado en el este de El Cairo desde el mes pasado, cuando el ex mandatario fue derrocado en un golpe militar. Durante semanas, los servicios de seguridad habían amenazado en retirar por la fuerza a los manifestantes, y el domingo los medios de comunicación informaron por la noche de que Rabba al-Adaweya, un campamento extenso lleno de miles de partidarios de Morsi, iba a ser desmantelado de una vez por todas. Según declaraciones del Ministerio de Interior, el desalojo sería "gradual", se realizaría a lo largo de varios días. La policía primero rodearía el campamento, y si los manifestantes se resistían, las fuerzas recurrirían a gas lacrimógeno y cañones de agua. Pero no hubo nada gradual de la evacuación cuando finalmente ocurrió a las 6AM de esta mañana. De hecho, la redada fue tan brutal que provocó la dimisión del vicepresidente interino, Mohammed ElBaradei.

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Los informes iniciales mencionan que la policía había violentado el pacífico plantón con gases lacrimógenos y balas de goma, pero como las redes de telefonía celular estaban saturadas, no fue posible confirmar los detalles. Cuando yo intenté entrar por mi propia cuenta, todos los caminos a Rabaa estaban bloqueados. Policías y soldados estaban apostados en cada calle y se negaron a ceder. Intenté encontrar una ruta segura para entrar, pero los oficiales dejaron en claro que los extranjeros no eran bienvenidos. Pasé mi mañana escondiéndome detrás de los coches y esquivando proyectiles  y munición que la policía de antidisturbios disparaba a los transeúntes. Un riesgo imprudente de salir resultó en dos golpes dolorosos a mis piernas.

Aunque Egipto no ha sido extraño a la violencia política en los años transcurridos desde la revolución de 2011, que derrocó al dictador Hosni Mubarak, el mes pasado ha sido testigo de la matanza aterradora a otro nivel. Esta mañana, decenas de familias angustiadas se reunieron en el plantón. "Me fui de noche, así para finalmente poder dormir un poco", dice Mai Arafa, una joven farmacéutica que había pasado toda la semana dentro de Rabaa. "Dejé a mi novio. Él dice que no se irá". Ella dijo que estaba lista para reunirse con él si pudiera encontrar una manera de volver a entrar al campamento. "No lo puedo abandonar, y no voy a abandonar esta causa".

A las 2PM finalmente atravesé las barricadas. El escenario era caótico. En los días previos, los manifestantes me habían dicho que no cederían su postura y hoy respetaron su promesa. Mientras las mujeres y niños se pusieron en cuclillas bajo los toldos azules que se extendían a lo largo de la manifestación de media milla, miles de hombres, jóvenes y viejos, se enfrentaban a las fuerzas de seguridad. No era una pelea justa. Durante semanas corrió el rumor de que los protestantes estaban acumulando armas de mano en preparación para este ataque. Pero las únicas armas que vi hoy fueron piedras sacadas del pavimento y arrebatadas de las barricadas laberínticas que habían hecho de Rabaa una fortaleza impenetrable —o al menos, eso aparentaba para sus ocupantes.

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Dentro de un hospital improvisado, el flujo de incidentes y cuerpos agobiaba a los doctores de Rabaa. Aunque no tenían otra opción que salir adelante. El camino afuera se había convertido en un corredor de disparos; era imposible transportar a los heridos hacia una ambulancia sin aceptar el desafío de cargar un hombre en una camilla.

Algunos no llegaron. Parado en la puerta abierta de una ambulancia en la esquina del plantón, vi pasar a un hombre joven a través de un tiroteo mientras era sostenido por amigos. Al llegar ya estaba muerto.

Cuando la morgue de Rabaa estaba llena, los cuerpos fueron amontonados en los pasillos a lo largo de dos plantas. Incluso la mezquita más tarde se convirtió en una morgue, con decenas de cadáveres cuidadosamente ordenados en el suelo. Alrededor de ellos estaban cientos de mujeres y niños, con ninguna otra opción que refugiarse con los muertos.

Al caer la noche en uno de los días más sangrientos de Egipto, la lucha continúa.

Mosa'ab Elshamy

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Elisa Iannacone

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