Imagen por Joern Pollex/EPA
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Esta situación puede ilustrar el comercio global masivo que une a los traficantes de cocaína con traficantes de armas, terroristas, militares corruptos y políticos corruptos, y es impulsado en parte por el brutal consumo de drogas en toda Europa — donde el consumo de cocaína se duplicó en la década de los 2000.Una de las operaciones más impresionantes de la DEA tuvo lugar hace dos años frente a la costa de Guinea Bissau, un pequeño país de África occidental célebre por una corrupción extrema y un estado de anarquía casi total. Agentes de la DEA, haciéndose pasar por miembros de la guerrilla colombiana de las FARC, engañaron a José Américo Bubo Na Tchuto, el ex jefe de la armada naval de Guinea Bissau, y le hicieron caer en la trampa de un gran negocio falso de tráfico de drogas, lo que le supuso pagar con una larga pena de cárcel en la prisión de Brooklyn a más de 6.000 kilómetros de distancia."Tuvimos que interpretar el papel de traficantes de drogas", cuenta el agente especial Lou Milione a VICE News sobre aquella operación secreta. "Hubo un miembro real de las FARC al principio, quien estaba interesado en vincularse con uno de los líderes de Guinea Bissau, y tuvimos la suerte de ser capaces de infiltrarnos, y entonces presentarnos como parte de las FARC".El equipo de la DEA, que había sido alertado de presuntos aviones cargados de cocaína que volaban desde Venezuela a aeropuertos guineanos en manos de Na Tchuto y su ejército, engañó al jefe de la armada para que subiera a bordo de un yate de lujo de 35 metros. Había sido atraído con la promesa de una conformar una relación a largo plazo con las [falsas] FARC, y con una oferta de un millón de dólares por cada tonelada de cocaína que viajara a través de Guinea Bissau bajo su protección.
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