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NFL

Los Falcons de Atlanta ganarán (probablemente) el Super Bowl LI

Muchas cosas podrían salir mal entre hoy y el 5 de febrero, pero esta postemporada el trofeo Vince Lombardi tendrá que ser arrebatado de las alas de los Falcons de Atlanta.
Might as well be the Vince Lombardi trophy in his hands, amirite? Photo by Jason Getz—USA TODAY Sports

Uno de los candidatos más fuertes para el MVP, Matt Ryan, y sus Falcons de Atlanta alzaron la voz la tarde del sábado para dar un mensaje a toda la NFL: son el mejor equipo de futbol americano y ganarán el Super Bowl.

Por supuesto, hay varios equipos que podrían mostrarles que no es cierto; Green Bay, Pittsburgh, y Nueva Inglaterra siguen vivos, y todos podrían calificar como el mejor equipo de la liga.

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Pero después de una excelente serie ofensiva trabajada por los Seahawks de Seattle, los Falcons esperaron 53 minutos y medio para demostrar que están en un nivel completamente diferente al resto de la NFL.

La línea ofensiva de los Seahawks, la cual nos dio la sensación de haber encontrado su mejor nivel ante Detroit la semana pasada, fue hecha pedazos de los siete frontales de los Falcons. Luego de haber establecido un récord terrestre de franquicia la semana anterior, Thomas Rawls y el resto de los corredores de Seattle apenas lograron 51 yardas en 14 acarreos contra Atlanta. El mariscal de campo, Russell Wilson —llegaba al partido con 8 victorias de 11 en postemporada— fue capturado tres veces (una terminó en un safety), sufrió dos intercepciones y completó sólo el 56.7 por ciento de sus 30 intentos de pase.

¿Pero qué pasó del otro lado del campo? Ninguna sorpresa, la ofensiva No. 1 de la NFL hizo que lo ha hecho todo el año. Ryan tuvo un juego casi perfecto, completó el 70.3 por ciento de sus 37 lanzamientos para 338 yardas, tres touchdowns y ninguna intercepción. Los corredores Tevin Coleman y Devonta Freeman sumaron 102 yardas terrestres, el pateador Matt Bryant anotó sus seis goles de campo, y en general el balón estuvo a favor de los Falcons todo el partido:

DAGGER!!!! This interception puts the nail in the coffin as the — Fonzy (@FONZY541)15 de enero de 2017

Aaron Rodgers y los Packers están armados de manera similar a los Falcons, excepto que Green Bay está menos balanceado a la ofensiva, y promedian una anotación menos por partido; a esto hay que sumar el hecho que el partido de Conferencia se disputará en el cómodo Georgia Dome. Pittsburgh es un equipo muy similar, pero su defensiva está clasificada en la décima posición. Ningunos de estos dos equipos son los Broncos del 2015, y mucho menos los Ravens del 2000.

El último retador de la supuesta corona de los Falcons es, por supuesto, Nueva Inglaterra. Esta temporada ha sido, sin duda, el magnum opus de Bill Belichick: supo cómo sobreponerse a la suspensión de cuatro partidos de Tom Brady, a una seria de lesiones en su plantel, y una filosofía de la dirigencia que se enfocó más en crear espacio en el tope salarial que añadir talento a sus filas.

Sin embargo, todos los defectos que la maestría de Belichick había cubierto toda la temporada surgieron ante Houston: una preocupante escasez de jugadores creativos, un Brady al que el frío ya no le permite ser el mismo de antes, una defensiva que depende más de un esquema, esfuerzo y ejecución que sus jugadores subversivos.

Si los Patriots dependen de la ventaja en casa para derrotar a Pittsburgh, tendrán que verse las caras con los Falcons en el NRG Stadium de Houston: un estadio techado construido para que los Falcons puedan desplegar su mejor versión.

Quizá Ryan tropiece en el juego de Conferencia. Quizá una lesión importante de rodilla descarrile la ofensiva de los Falcons. Quizá al coordinador ofensivo estrella, Kyle Shanahan, se le aparezca el fantasma de Eugene Robinson y pasé el domingo del Super Bowl en una cárcel mexicana. Muchas cosas podrían salir mal entre hoy y el 5 de febrero, pero esta postemporada el trofeo Vince Lombardi tendrá que ser arrebatado de las alas de los Falcons de Atlanta.