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Lo que 'Ranma ½' me enseñó sobre la fluidez de género

El anime de los noventa estaba lleno de desnudez y cambios de género, y me ayudó a formar mi propia identidad queer. Probablemente, hoy en día pedirían que se sacara del aire.

Debo haber tenido seis años la primera vez que vi Ranma ½. En ese momento no sabía por qué me atraía tanto el anime japonés protagonizado por un niño que se transformaba en niña cada vez que entraba en contacto con agua fría. Y había tetas. Muchas, muchas tetas.

En aquel entonces vivía en los Estados Unidos, donde los únicos canales que me permitían ver a mi hermano y a mí eran Cartoon Network y Nickelodeon. Solíamos pasar nuestros veranos en México, donde nos quedábamos en casa de mis abuelos. No tenían televisión por cable, así que solo veíamos Canal 5, una cadena de televisión infantil de Televisa.

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Ranma niño

En el Canal 5 pasaban muchos programas de anime. Fue por este canal que me di cuenta de que no me gustaba tanto Dragon Ball Z, pero me enamoré de Los gatos samurái y de Ranma ½. Ranma no era como los otros programas que había visto. Empezando porque tenía mucha desnudez y homoerotismo. Era, sin pretender serlo, el primer programa LGBTI que había visto.

Ranma ½ ocurre en Tokio. La historia gira en torno a un niño y su papá, quienes han regresado de un viaje de formación en artes marciales en China, donde ambos caen en unos manantiales encantados. Ranma se transforma en niña cuando le cae agua fría y su papá se transforma en un panda. Antes de regresar a Tokio, el papá de Ranma le informa que se van a quedar con un viejo amigo suyo y que ahora está comprometido con una de sus hijas, Akane.

Ranma niña durmiendo

Esta premisa detona escenas queer y trans positivas. Ryoga, otro personaje masculino, se obsesiona con Akane, así como con Ranma mujer. Esto provoca una serie de conflictos y confusión en Ranma quien, de repente, comienza a tener sueños homoeróticos que lo perturban. Yo, a los seis años, estaba especialmente interesado en las interacciones entre Akane y Ranma mujer, quien tenía la mente de un niño pero estaba atraída por las chicas.

El programa también tiene su cuota de contenido homofóbico y misógino: nada inusual considerando que la versión anime salió al aire originalmente hace aproximadamente 30 años, en 1989. En 1993 fue adquirido por Viz Media y traducido al inglés en Vancouver.

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Mientras otros shows que tratan temáticas LGBTI llegaron a finales de los noventa, como Will and Grace, fueron descritos por las audiencias manistream como "muy gays", Ranma ½ logró evitar cualquier protesta reaccionaria —quizá porque no hay personajes identificados explícitamente como "gay" o "trans"—. A pesar de ello, para las juventudes queer y trans, reflejaba de manera no tan sutil nuestras luchas futuras.

La escritora de comics Charlotte Finn habló de la versión manga de Ranma ½, el cual precede al anime, en una serie que llamó Lost in Transition, en la cual explora los personajes trans en los cómics. "Cuando se tratan temas transgénero, hay un vínculo allí, pero de la manera como uno podría esperar", escribió.

"Cuando Ranma se baña en agua fría, asume un cuerpo y un estatus social que se siente equivocado, y que Ranma no desea: algo parecido a como muchas personas transgénero sienten la disforia física y social, un sentimiento de desconexión o de sentirse desconectado del propio cuerpo o rol social. Ranma no es un niño que se transforma en niña. Ranma es un niño cisgénero que se transforma en un niño transgénero".

Me interesaba saber si Finn había tenido una experiencia similar a la mía, sobre todo si después se había dado cuenta de si el programa había jugado algún papel en ayudarla a descubrir quién era. Así que contacté a Finn a preguntarle: ¿acaso Ranma ½ jugó algún papel en su viaje para convertiste en trans?

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"Leí y vi muchos medios en esa vena general, ese tipo de cómics web y mangas y caricaturas y animes que eran trans-adyacentes pero no eran sobre 'ser trans'. Esos donde el género es fluido y quizá es bueno pero de pronto puede ser un insulto o un chiste. Llamadas alternativamente historias de 'feminización forzada' o, de manera más cruda, el género de qué-carajos-le-pasó-a-mis-genitales".

No fue sino hasta hace poco que me di cuenta de cuánto son denigradas la fluidez de género y el consecuente homoerotismo en el programa. Solo recordaba que en él había una niña a la que algunas veces le gustaban las niñas. También tenía un niño que era forzado a tener un género diferente cada vez que le caía agua fría.

"Eso me enganchó, porque definitivamente sentía un cariño con el deseo de tener un género diferente al que me había sido asignado desde el nacimiento", dijo Finn. "Pero también me sentía tan, tan avergozado de hablar de ello, porque el mundo me decía que era vergonzoso antes de que pudiera incluso hablarlo, por lo que internalicé el mensaje. Así que los medios que lo trataban como algo malo tendían a afectar esos sentimientos de vergüenza que tenía".

"Una vez hice la conexión en mi cabeza, una vez me di cuenta de que era trans, inmediatamente vi por qué me interpelaba, y también que eso no podía ser realmente todo lo que yo quería. No tenía todas las piezas del rompecabezas, pero tenía algunas y creo que por eso es un show tan bien recordado por trans y queers, incluso aunque tengamos problemas con sus puntos ciegos".

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Ese suele ser el caso con programas en los que aparece cualquier forma de representación queer. Como lesbiana de 28 años, finalmente superé la necesidad de ver un show solo porque es protagonizado por un personaje pésimamente construido que resulta ser gay. Y, afortunadamente, hoy en día hay muchos más programas, algunos de ellos buenos, protagonizados por personajes LGBTI que no son denigrados o satanizados.

Es sorprendente que un programa sobre un artista marcial de género fluido estuviera disponible a los niños en México en los años noventa. Honestamente, no veo que pudiera ser transmitido en Norteamérica sin causar protestas hoy en día. Pero es bastante sorprendente cuántos jóvenes han visto el programa y aparentemente no tenían problemas con el homoerotismo y la fluidez de género. Finn tiene una teoría de por qué es así.

"Las peleas de artes marciales fueron la "droga de acceso" —aun si no te gustaba tanto Ranma preguntándose sobre el género y la sexualidad—, pues por lo menos podías ver a los personajes dándose en la jeta. Había, incluso, un juego de peleas, el videojuego perfecto para enganchar", explica Finn.

"El humor puede lograr desactivar el pánico por lo gay entre los heterosexuales… y Ranma ½ era tanto una comedia farsática sexual clásica, así como de peleas de artes marciales y diversidad sexual en general".

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