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QUESADILLAS NOCTURNAS

'Cheddy Kruger' de Johnny Ryan

Hay un cuento de viejas que afirma que comer queso antes de ir a dormir te hace soñar cosas extrañas e increíbles. Y se ve que va en serio. El British Medical Journal, por lo menos, cree que sí. Una edición de 1964 habla sobre un hombre cuya cena de cada noche consistía en dos trozos de queso cheddar. Este hombre sufría horribles pesadillas:

"Soñó con un compañero de trabajo, terriblemente mutilado, colgado de un gancho de carne. Otra vez soñó que caía en un abismo sin fondo. Cuando retiró el queso de su dieta, sus pesadillas cesaron”. Hasta donde sabemos, el British Medical Journal no suele mentir. Los médicos no estudian el tema desde hace diez años sólo para que se pueda publicar cualquier chorrada en una revista de estudios de mercado. Pero si tú te niegas a creerlo y sostendrías ante quien fuera que el queso no es una droga, que sepas que no estás solo. Por alguna razón, todo el mundo quiere desmentir el mito de las pesadillas y el queso.
Por ejemplo, se lo conté a mi compañera de piso la noche anterior y se puso nerviosa, en plan "Sí, bueno, supongo que sí, puede ser. Pero sólo es queso. ¡Y está muy bueno! ¡No podría dejar el queso!”. Calma, Claire, calma.

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El asunto es que el queso no crece en los árboles. Se hace a partir de una elaborada mezcla que incluye leche, cuajo (una enzima que se extrae del estómago de los mamíferos) y un batiburrillo de ingredientes y técnicas que no alcanzo a entender. Lo más importante es que en algún momento de todo el proceso, se produce una cosa llamada tiramina. Esta es una forma esencial de la dopamina, una amina biógena que puede provocar una alta actividad en la parte de tu cerebro que controla la fase del sueño REM. En otras palabras, si tomas demasiado queso justo antes de dormir, algo extraño puede pasar. Así que en el nombre de la ciencia, me gasté unos 50 euros en queso y rapté a algunos amigos para que se lo comieran todo antes de ir a dormir. Aquí están sus historias:

LAUREN

Vice: ¿Qué quesos comiste tú?
Lauren: A ver, comí como siete trozos de cheddar curado y una cuña de Gruyère.

Sólo cosas duras, ¿eh?
Así es como me gustan a mí los quesos. Aunque comerme todo eso me dejó un poco empachada, la verdad.

Normal. Cuéntame qué soñaste.
Para empezar soñé que hacía un mejunje con huevos y azúcar y embadurnaba todo mi cuerpo con eso. Lo hacía un montón de veces. La primera vez estaba sola en mi casa, y la siguiente vez mi casa estaba en medio de la calle y había mucha gente alrededor.

¿Fue angustioso?
Mucho. ¿Sabes cuando sueñas que debes huir pero entonces te das cuenta de que hay 20 o 30 personas mirándote? Sea como sea, no estoy segura de qué iba el sueño, ni si la mezcla estaba en mi piel o lo que sea. De hecho, yo ni siquiera como huevos. ¿Qué paso después de los pringues?
Después tuve un sueño en el que estaba en otro país y una mujer vieja me pedía que le diese patatas fritas. Se ponía realmente pesada. Me molestaba MUCHO, tengo la sensación de que estuve así gran parte de la noche.

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¿Todos los sueños eran molestos?
Sí, mucha angustia y ese tipo de sensaciones agobiantes. Todo el mundo me estaba cabreando. Así que alimenté a esa vieja con las patatas, una a una –creo que era una mendiga- y ella todo el rato miraba por encima de su marido y decía algo en una lengua extraña, en ruso o algo así. ¿Y tú qué crees que decía?
Creo que decía algo parecido a: “¿Lo ves? ¡Así se consiguen patatas!” ¿Recuerdas algún otro sueño más?
Sí. Soñé otra vez con la mujer de las patatas, esta vez ella tenía puestas unas gafas de sol muy raras. Y soñé también que había un montón de niños en mi casa haciendo una fiesta. Intenté pedirles educadamente que se fueran pero ellos eran unos pequeños cabronazos. Era muy frustrante.

Vaya nochecita…
Ya. Normalmente suelo tener un montón de sueños vivos y locos, disparatados, pero nunca son angustiosos ni frustrantes. Además tengo un dolor de tripa considerable. ¡Gracias, queso!

¿Entonces estás convencida de que el queso provoca pesadillas?
Bueno, ya te digo, normalmente tengo sueños raros pero suelen ser muy vitales y en cambio esta noche… Yo creo que tu teoría sobre el queso es cierta.

LANI

Vice: ¿Qué delicioso queso elegiste para comer la pasada noche?
Lani: Hice una mierda de selección, la verdad. Me dejasteis con una cuña de coon (un desafortunado nombre para un tipo de queso cheddar australiano) y un paquete de tranchetes Kraft.

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Bueno y barato. ¿Soñaste algo?
Sí, recuerdo un par de sueños.

Cuenta.
Mi primer sueño transcurría alrededor de una mesa de picnic en un jardín. Estaba con dos amigos y uno de ellos nos estaba haciendo una especie de curación a todos nosotros. Tenía un radiocassete y teníamos que bailar trance sentados.

Este sueño parece aburrido. ¿Qué más tienes?
Bueno, lo siguiente que soñé es que iba a casa de la madre de mi amiga Harriet. Era enorme y por alguna razón me estaba mudando allí. Tenía una habitación preciosa, de hecho. De todas formas, salí por la puerta de atrás de ese estudio porque todo el mundo me decía que tenía que ir a ver la puerta.

¿Ir a ver una puerta?
Sí, era una puerta con vidriera de colores. Así que estaba yéndome por la puerta trasera, y la madre de Harriet me había dejado tres botes de sopa en las escaleras. No sé por qué pero tropecé con ellos expresamente. Vale, esto se empieza a poner un poco raro.
Así que me quedé de pie con una pierna en cada bote de sopa y todo el mundo me miraba cachondeándose. ¿Y entonces qué pasó?
Bueno, para hacerlo todavía más gracioso, metí una mano en el tercer bote.

¿Eh? ¿Eso es todo?
¿Que más quieres? Tampoco era un buen queso.

¿Atribuyes algún efecto chungo al queso, pues?
Quizás, un poco. Por lo menos soñé, lo que ya está bien. Muchas veces no sueño nada, o no recuerdo nada. Quizás si probara con un queso de mejor calidad…

TAIT

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Vice: ¿Qué comiste?
Tait: Algo suave. Una pequeña rodaja de camembert y unos cuantos trozos de agrio queso azul. Tu cuerpo debe odiarte ahora mismo. ¿Algún sueño?
Soñé que estaba sentada en la primera fila de la clase de un instituto sin nombre con un grupo de amigos sin cara. Una profesora caminaba hacia la puerta y al tiempo que ella se iba, yo dije: “Adiós, sustituta Hickling”. Se giró y me dijo: “¿Que has dicho? ¡Cómo te ATREVES!” Entonces yo le respondí, “¿Qué?¿qué? ¿Qué he dicho mal?”. Y ella dijo: “Me has llamado estúpida Hickling! ¡Vas a tener problemas, niñato!”. Así que le supliqué y le supliqué que yo no había dicho “estúpida” sino “sustituta” pero no sirvió de nada.

¿Qué crees que significa eso?
Creo que va unido al hecho de que en el instituto sentía como si siempre que intentaba hacer lo correcto me acusaban de hacer lo contrario. No es terriblemente Freudiano, pero supongo que eso es lo que el queso estaba intentando contarme. Por lo menos suena a algo vivo. ¿Alguna cosa más?
Después del episodio de la sustituta Hickling, fui con mi amigo del instituto, Sam, a casa de Chris. Ahí él nos enseñaba las réplicas del reloj de la estación de Flinders que estaba vendiendo a gente mayor en Bayswater.

Bueno, como pesadilla es un poco decepcionante, y más teniendo en cuenta lo asquerosamente mal que huele el queso azul.
Estoy de acuerdo. De hecho, es que yo siempre tengo sueños bastante intensos y bestias. Supongo que es como dar speed a niños hiperactivos. Funciona como teoría… Así que de alguna forma, estás diciendo que el mito de los sueños y el queso existe.
Supongo que sí.

Aquí lo tenéis. La mayor chorrada que se me ha ocurrido hacer este año. Tengo unos amigos que no me los merezco. Eso sí, los resultados que arroja mi estudio son contundentes: tres de cada tres personas cree que el rollo del queso y los sueños raros es una realidad. Adelante, pues, córrete una juerga a base de cabrales, ten cuidado con los monstruos, y luego cuéntanos tu pesadilla quesera.

TEXTO DE GARY GOUDA
FOTOS DE TIM HARVEY
ILUSTRACIÓN “CHEDDY KRUEGER” DE JOHNNY RYAN