Fotos por Axel Guzmán.
Le pedimos a Zyanya Mariana, poetisa mexicana y gran conocedora de la cultura mesoamericana, que nos diera una impresión personal sobre la brujería en la actualidad: "La tradición mexicana tiene innumerables oficios dedicados a la salud. Eso proviene de la idea del cuerpo y la medicina que tenían los antiguos pueblos mesoamericanos. Hoy los conocemos como hierberos, hueseros, parteras, chamanes, brujos o brujas. Con la medicina occidental los oficios se volvieron marginales, para los pobres, los morenos, los indios. Sin embargo con la crisis de la modernidad, el aumento de las diferencias sociales y el auge de las culturas asiáticas la medicina tradicional ha salido de su rincón y hoy ofrece respuestas para las enfermedades crónicas, los malestares cotidianos e incluso para enfermedades graves. Por ejemplo muchos pacientes de cáncer u otras enfermedades inmunológicas combinan la medicina técnica, con sus quimioterapias y aparatos, con los saberes más antiguos que hoy perviven en México. El brujo, para nosotros y nuestra tradición, es sobretodo un hombre de poder."En los escritos de Nezahualcóyotl, se hacía distinción al uso de la magia, ponderando esta acción como: en beneficio de la comunidad o en perjuicio de la sociedad. El dominio de los meteoros y el poder nahual de leer destinos, eran algunas de las prácticas más populares que realizaban, y entre ellos, un personaje de gran importancia se hacía llamar Tlatlacatecolo, el Hombre Búho—etimología asociada al perjuicio o al mal, además de al ave. Por su parte, otros seres como Teipitzani, el que sopla maleficios a la gente; Texixicoani, el que agravia a las personas; Tlachihuale, el poseedor de maleficios y Tetlaplolti, el que enferma a la gente, también hacían de las suyas.
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