El museo de la Coca Cola en Xalapa

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El museo de la Coca Cola en Xalapa

La casa de Pat Reidy se ha convertido en una especie de atracción turística: colecciona objetos de la Coca Cola desde hace 40 años; cocina con Coca Cola; tiene un crucifijo de Coca Cola, regala Coca Cola y convirtió parte de su casa en un museo.

De niño mis padres me llevaron al Papalote Museo del Niño, Reino Aventura y, sobre todo, a Reino Mágico, una copia jodida de lo que se supone debía ser un parque de atracciones para niños, en Veracruz. Pero a mí lo que más me gustaba era cuando me decían que esa noche íbamos a visitar la casa de Pat Reidy . Pat es una amiga y compañera de trabajo de mis padres en la universidad. Originaria de Janesville, Wisconsin, se instaló en Xalapa desde principios de los años 70 y solía hacer fiestas de Halloween cada año, fecha que coincide con su cumpleaños. La casa de Pat no se parecía a mi casa ni a ninguna que conociera en Xalapa. Estaba llena de cassettes de VHS, objetos de halloween, una cama de agua y un montón de pequeños objetos que no sirven para nada. Pero lo mejor eran los miles de objetos de la Coca Cola que tenía acumulados en su casa y que me parecían fascinantes. En ese entonces, ella lo llamaba "mi altar de la Coca Cola", y ese altar fue creciendo hasta convertirse en el Museo de la Coca Cola de Pat, como lo indica un cartel en la entrada de su casa.

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En una ciudad como Xalapa, cuya banda musical más famosa se dedica a tocar son jarocho y donde la norma general es tener cuadros de Leticia Tarragó adornando la sala de tu casa, que una señora decida hacer de su espacio un monumento a la Coca Cola es un oasis de buen gusto en medio del desierto. Sí, de buen gusto entendido a la manera en que lo entendían John Waters o Andy Warhol, quien alguna vez dijo: "La Coca Cola es lo más democrático que existe en este mundo. La pueden beber los ricos y los pobres. Enciendes la televisión y ves la Coca Cola. La beben el Presidente, Elizabeth Taylor y tú también la puedes beber. Una Coca Cola es una Coca Cola y no importa cuánto dinero ni status social tengas, tu Coca Cola será igual a la que se está tomando el vagabundo en la esquina de la calle".

Después de tantos años, me reuní con ella para visitar su museo y conversar, y lo primero que veo al entrar a su casa es un crucifijo hecho de latas de Coca Cola colgando de la pared. Toda una declaración de principios, que hacen que me acuerde de John Kennedy Toole y su Biblia de Neón: la religión de lo artificial. Cruzo el umbral de la puerta de su casa, me adentro en su museo, en su universo de barroquismo, y pienso en aquella frase de Fangoria: "solo tienes que pensar que lo estrafalario siempre brilla más que lo normal".

VICE: ¿Por qué te gusta tanto la Coca Cola?
Pat Ready: Bueno, principalmente, me gusta su sabor, pero también creo que representa una de las mejores campañas de publicidad que se hayan hecho jamás en el mundo. Es internacional, es inteligente y utilizan todo para anunciar su marca. La gente ve una camiseta, un juguete, un póster, lo que sea, y quieren una Coca Cola. La Coca Cola inventó a Santa Claus, con eso te digo todo.

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¡Qué bonita camiseta!
Si, y tengo mucha más ropa de Coca Cola. Me puse ésta porque hace mucho calor, pero tengo sudaderas, otras camisetas y una bata. Mi prenda favorita es una sudadera con gorro que tiene al oso polar y dice "Coca Cola". El oso polar es mi personaje favorito de la Coca. Es divino.

¿Cuándo empezó tu fascinación por la Coca Cola?
En 1975. Mi novio de ese entonces trabajaba en la Coca Cola. Yo ya estaba viviendo aquí, en México, y mi novio vivía en Estados Unidos. Era increíble, tenía acceso total a todas las pequeñas cosas que la marca sacaba para regalar o promocionarse. Cuando venía a visitarme, esos eran sus regalos. Me regaló un montón de cosas y yo las tenía por toda la casa. Él sabía que amaba la marca.

Empezaste tu colección hace 40 años.
Sí. Al principio, además de esos regalos, empecé a coleccionar cosas relacionadas con la Coca Cola por mi cuenta. Eran sólo pósters porque no tenía dinero para comprar nada más. En ese entonces vivía en un departamento de la calle Miguel Alemán y decidí formar mi "Rincón de Coca", compuesto principalmente de pósters y otros objetos que ya tenía. Después decidí hacerlo de manera seria, construir mi museo, y empecé a buscar absolutamente cualquier objeto, todo.

¿De dónde sacas tantas cosas?
Tengo todo lo que ha salido de Coca Cola en México desde que llegué, e incluso he conseguido cosas de antes de que llegara a vivir aquí. Mis amigos y mucha gente allegada me traen algo de la Coca Cola siempre que van de viaje, a donde vayan. Yo hago lo mismo. En mis viajes busco cosas de la Coca Cola. Sobre todo en mercados. Este oso lo traje de un viaje. Tuve que dejar una maleta con ropa, perderla, porque si no ya no iba a poder traer el oso. Era solo una maleta con ropa, ¿a quién le importa cuando puedes traer algo divino de la Coca Cola?

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De toda la infinidad de cosas de la Coca Cola que tienes en tu casa, ¿cuál es tu objeto preferido o alguno que consideres especial?
Estaba dando clases particulares de inglés al hijo de una señora que estaba muy preocupada porque había sacado 2 en inglés e iba a reprobar el año. Me pidió que lo preparara para que pasara la materia. Lo preparé y sacó un 11. Lo hizo genial. La maestra no se podía creer la diferencia entre antes y después. Él había conseguido una lata de Coca Cola en forma de balón de futbol, que tenía pensado regalarme para agradecer mi ayuda en su preparación para el examen, pero sus amigos empezaron a patearla y a jugar fútbol con ella y quedó toda deformada. El niño estaba triste, pero su mamá lo animó a regalármela aún así. Me encantó. Tengo muchísimas cosas, muy valiosas, incluso económicamente. Pero creo que por su historia, esta lata deformada es de mis favoritas. Aunque tengo muchísimas cosas que quiero. No te podría decir sólo una. Esto es mi vida.

Dices que tienes cosas muy valiosas y no sólo por su valor sentimental, ¿cómo cuáles?
Tengo cosas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De las primerísimas cosas que sacó la Coca Cola en su historia. Antigüedades, cosas viejísimas, históricas. Una de ellas es una reja de botellas de Coca Cola. Es de finales del siglo XIX. La conseguí en San Francisco. Ahora mismo te la busco, tengo toda la casa llena de cosas de la Coca Cola y la gente que trabaja en mi casa no tiene ni idea de lo que es valioso y de lo que no lo es tanto, así que a veces me revuelven todo.

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¿De qué países tienes cosas en tu museo?
México, Estados Unidos, Inglaterra, Guatemala, Rusia, Canadá, Tailandia, Japón, España, Corea… un montón más. Casi de todo el mundo. Algunos objetos son muy humildes y otros muy caros, como teléfonos; tengo tres teléfonos de la Coca Cola. De cosas de todos esos países hice El Árbol de la Coca. Se trata de un árbol que hice, en donde las ramas son botellas de Coca Cola de un montón de países y se pueden ver todas las distintas etiquetas. Es divino.

¿Cuánto dinero has gastado en todo esto?
Mucho, aunque intento comprar cosas en mercados y mucho de lo que tengo es regalado. También hago muchas cosas en vez de comprarlas. Me gusta usar mi creatividad para crear con la Coca Cola.

¿Has llegado a conocer o eres amiga de otras personas que compartan contigo esta afición por la Coca Cola o que coleccionen cosas de la marca?
Sí, pero no son como yo. A mi lado, son principiantes. Incluso el jefe de la Coca vino a mi casa y me dijo que yo tenía más cosas que él.

¿De verdad, el jefe de la Coca Cola?
Sí, el jefe de la Coca aquí en México. Bueno, no sé cada cuánto cambien de director, pero el director de Coca Cola, no sé si en todo México o sólo en el Estado de Veracruz, se enteró de mí y vino a mi casa. Quería ver mi museo. Se sorprendió muchísimo. Quedó impresionadísimo. Me dijo que yo tenía más cosas de la Coca Cola que cualquier otra persona, incluso más que él mismo. Por cierto, ¿quieres una Coca? Te invito.

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Por favor.
Estar en mi casa y no tomarse una Coca es tontería. ¿Cómo puedes venir aquí y no beber Coca? La Coca la tienes que tomar bien fría y en botella de vidrio, nunca de plástico.

Háblame un poco de las etiquetas que debo seguir para ser un buen bebedor profesional de Coca.
Se debe tomar completamente fría. Siempre en botella de vidrio, o en su defecto, de lata, pero jamás en botella de plástico. La mejor Coca es la de pequeñita de vidrio, aunque yo compro de vidrio de 355 ml.

¿Hay algo que te guste más que la Coca Cola?
No. No mucho. Bueno, el picante. En la casa puede que no haya nada, pero siempre habrá Coca y picante.

¿Cuántas Cocas bebes al día?
Ahora ya no bebo mucho. Tomo una botella de 355 ml y la gozo como no tienes idea. A menos que haya una fiesta o sea una ocasión especial, entonces me puedo tomar más. Pero eso es ahora, porque durante años, cuando tenía que dar más de 12 horas de clase al día, la Coca Cola fue mi salvación. Tomaba 15 botellas al día, de las de vidrio de 355 ml.

¿Nunca ha afectado tu salud?
No, nunca. En ese entonces no existía el agua como ahora. No había botellas de agua purificada ni se vendía el agua para las casas. Se tenía que beber agua hervida. A mí eso me sabe a muerto. Entonces, entre beber agua hervida o Coca, pues no hay comparación. También cocino con Coca Cola.

Sí, sabía de un pollo que se cocina con Coca Cola. ¿Algo más que incluyas en tu dieta?
Todo mundo piensa que está limitado al pollo, pero se pueden cocinar muchísimas cosas con Coca Cola. Incluso tengo recetarios para cocinar con Coca Cola. Mi especialidad es una hamburguesa que hago. En vez de usar aceite para freír la carne, uso Coca Cola. Le da un sabor divino. Mira, hago las hamburguesas con mi receta secreta, que inventé yo, y luego las frío en el sartén de mi abuela, que es enorme. Las frío en Coca Cola, con un poco de salsa inglesa, pimienta, sal de ajo y cebolla. Queda divino. Es la hamburguesa de Pat. También lo que dejas en las botellas, lo poquito de Coca Cola que no te acabas, lo puedes usar como base para sopa. Yo lo hago y es divino.

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¿Qué piensas hacer con tu museo? ¿Va a seguir creciendo, viene mucha gente a verlo?
Sí, el museo va a seguir para siempre. Seguiré comprando y coleccionando cosas. Hay mucha gente que me regala cosas repetidas, pero yo las acepto porque no me gusta romperles el corazón. Esta colección es mi vida y me preocupa que le pase algo; me rompería el corazón. Es por eso que no lo abro al público. El museo es para mí y mis amigos, gente allegada.A veces lo he enseñado a otras personas, como el director de la Coca Cola y otros curiosos que se han interesado, pero generalmente es sólo para allegados.