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Antonio Salas, el periodista que mete a la escoria en la cárcel

“Los skins se van a llevar una desagradable sorpresa cuando se publique mi próximo libro”

Primero se infiltró en los Ultrasur y en el movimiento Hammerskin España. Después se hizo pasar por traficante de mujeres e incluso negoció niñas de 13 años para subastar su virginidad. Para escribir su último libro, El palestino, estuvo seis años tratando con peligrosos terroristas de América Latina. Resultado: denunció a esa escoria y hoy muchos están en la cárcel. Antonio Salas es el seudónimo de uno de los periodistas con más coraje de los que tenemos conocimiento.

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VICE: Hola, Antonio. ¿Cómo va todo?

Antonio Salas: Hola, Rui. Todo bien. Sigo vivo.

No eres pesimista, ¿no?

En absoluto. Pero las últimas declaraciones del Chino Carias durante las últimas elecciones en Venezuela, ratificando mi sentencia de muerte, no son para tranquilizar a nadie.

Las he leído. Pero no tiene ni idea de quién eres.

De eso se trata. Lo malo de este tipo de periodismo es que nunca puedes disfrutar de la vanidad del éxito. Lo bueno es que sigues vivo para seguir ejerciéndolo.

Como podrás imaginar, mucha gente, yo entre ellos, apreciamos tu esfuerzo.

Gracias. Lo mejor de esta forma de periodismo no son las detenciones, conseguir juicios y sentencias, sino los miles de lectores que te escriben para contarte que dejaron el movimiento nazi, la prostitución, o incluso la idea de entrar en la Yihad, después de leer tus libros.

Lo creo.

Nunca pido a nadie que me crea. Para eso vale la cámara oculta. Ahi están las grabaciones de todo lo que ocurre. En cuanto a los mails, hay cientos de ellos reproducidos en la web. Algunos son conmovedores.

Has declarado que cuando estuviste con los skins, en un momento dado, te llegó a gustar su movimento y sentiste la tentación de decir, "Mirad que soy cabrón… Soy un periodista". ¿Es cierto?

Es lógico. La diferencia de esta forma de periodismo con otros formatos es que te conviertes en uno de ellos. Vives, duermes y comes con el objetivo de tu investigación 24 horas al día hasta comprender sus motivaciones. Y eso implica ciertos lazos emocionales. Incluso con neonazis o terroristas. Todos hacemos lo que hacemos porque creemos que es lo correcto. Ellos también. Y a veces es dificil recordar que eres un periodista infiltrado… Es lo que se conoce como "estampamiento", la enfermedad del infiltrado.

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Te sucedió lo mismo con el tráfico de mujeres. Tuviste más problemas con eso, ¿verdad?

Aunque no haya sido la más dificil, la más peligrosa, ni la más costosa económicamente, te prometo que esa infiltración fue, con diferencia, la más traumática y demoledora psicológica y emocionalmente. Yo llegué al tema de la trata de blancas cargado de prejuicios y tópicos, y me encontré con una realidad atroz, brutal y profundamente autodestructiva. Ha sido sin duda mi trabajo más difícil en ese sentido. Más que los grupos de extrema derecha, extrema izquierda, crimen organizado o terroristas.

¿En qué momento decidiste, “yo quiero hacer esto"?

Siempre he pensado que médico o maestro son las dos mejores cosas que se pueden ser en la vida. No imagino un oficio mejor. Pero soy demasiado rebelde e indisciplinado para ambos. Periodista es la tercera opción. Y creo realmente que investigar la realidad y contársela a los demás tal y como es, es una forma muy digna de ganarse la vida. Sobre todo si puedes pensar que tu trabajo no se limita a un reportaje efímero, sino que ayuda a cambiar un poco las cosas.

¿Crees que el que nadie sepa quién eres de verdad puede, de alguna forma, perjudicar tu credibilidad? ¿Cómo ves la reacción de tus colegas?

Mis colegas, salvo algún brote de envidia incomprensible, me han tratado con una amabilidad inmerecida. En cuanto a la credibilidad, comprendería el escepticismo. Si un colega me cuenta que ha negociado en un restaurante de Madrid la compra de niñas vírgenes para ser prostituidas en España; o que ha sido "apadrinado" por Carlos el Chacal; o que ha salido de "caza" con los skinhead Ultrasur… a mí también me costaría creerlo. Pero lo maravilloso del formato de cámara oculta es que no hay que creer nada. Basta con ver los vídeos. Ahi está todo. De otra forma, la fiscalía, lógicamente, nunca me habría pedido que declarase como testigo protegido en macrojuicios como el de Hammerskin España.

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¿Por qué Antonio Salas? ¿Qué significa?

No tiene ningún significado especial. Antonio, Toni, es un nombre práctico, porque es vulgar. Fácil de olvidar. Y en este oficio es importante no llamar la atención. Además Toni se dice igual en casi todos los idiomas. Y Salas también es un apellido muy vulgar y poco llamativo. No destaca.

¿Piensas decir algún día quién eres? ¿Estarías preparado para llevar una vida como Saviano?

No lo sé. Te confieso que a veces me gustaría poder aceptar los premios y las invitaciones a conferencias y ferias literarias. Me encantaría poder acudir a firmar libros, como todos los demás escritores…. Todos tenemos nuestro punto de vanidad. Pero el día en que haga eso, lógicamente se habrá terminado la posibilidad de hacer el tipo de periodismo que yo hago. Y creo que es un periodismo útil. Así que intentaré seguir haciéndolo mientras pueda. Yo no soy tan valiente como Saviano, Gunter Wallraff o Hunter Thompson… pero soy más ambicioso que ellos.

En el libro sobre los skins leí que un policia te denunció. ¿En general, los grupos en los que te infiltras son próximos a la policía?

Aquello fue terrible. Si no fuese porque David Madrid me advirtió de que su superior, el jefe de la brigada, me habia delatado a los Ultrasur, esa tarde habría acudido al Bernabeu y hoy tú y yo no estaríamos charlando. Por desgracia, la corrupción policial es un tema más real y cercano de lo que plantean las películas americanas. Y la crisis económica, y las restricciones que están viviendo los funcionarios, hará que cada vez haya más corrupción. En algunos temas, como el crimen organizado y la trata de blancas, me he encontrado muchos policías, abogados, jueces, etc, implicados en el negocio. Pronto escribiré sobre ello.

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¿Cómo se procesa eso? ¿Puedes dar más detalles?

Doy muchos ejemplos con nombres y apellidos en mis libros. Algunos de los mayores casos de trata de blancas en España, como la Operación Carioca, los casos Riviera y Saratoga, etc, han terminado con la imputación de docenas y docenas de policías. No es ningún secreto. Una de las cosas que más me sorprendió durante la investigación de la trata de blancas fue encontrar que muchos burdeles eran propiedad de policías.

¿Y con los skins?

En cuanto a los grupos neonazis, es diferente. Mis camaradas skins tienen una ideología muy afín a la derecha. Les gusta la disciplina, los uniformes, son tradicionales, les encanta la jerarquía militar… Eso coincide con el perfil de muchos funcionarios. Y ahí tenemos los archivos. En el caso de Lucrecia Pérez, por ejemplo, el primer gran caso de asesinato racista en España, el que apretó el gatillo era un guardia civil con su pistola reglamentaria. Y muchos skin con los que conviví eran hijos de policias, militares, guardias civiles, etc.

Interesante esto. Has dicho "mis camaradas”. ¿Aún son tus camaradas?

La verdad es que fue complicado desengancharse. Si no llegas a integrarte con el grupo en el que te infiltras, lo más probable es que te descubran. Pero si lo haces corres el riesgo de quedarte "estampado". Por eso los policías, espías, etc., en trabajos de infiltración, van en parejas, para que un agente de control vigile que el topo no se quede "estampado" por el personaje que interpreta. Pero yo trabajo solo. Así que cuando publiqué Diario de un skin pasé por una especie de Síndrome de Estocolmo. Me sentía mal por "traicionar" a mis camaradas. Pero un psicólogo amigo me ayudo mucho al explicarme que ellos, en realidad, no eran camaradas de Antonio, sino de Tiger88, el personaje que yo interpretaba. Aun así, todas las infiltraciones son muy intensas, y siempre te queda alguna secuela emocional.

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¿Quedó algún ritual? ¿Aún lees Mein Kampf?

Qué va, me lo leí entero pero me pareció aburridísimo. Lo único que sigo leyendo relacionado con mis trabajos anteriores es el Corán.

¿Qué trabajo estás haciendo ahora? ¿Puedes hablar de eso?

Me temo que no sería muy prudente. Tendría que matarte…

¡Ah! ¡Ja, ja! Entonces mejor que no.

Prefiero no dar demasiada información hasta que termine el libro. Sería un poco imprudente, ¿no crees?

Buscaba algo genérico. Un indicio geográfico, por ejemplo.

Es complicado. En realidad son muchas cosas, pero el epígrafe común es la corrupción. En cuanto a la geografía, he tenido que volver a América Latina y también a varios países europeos. Y, para mi sorpresa, he vuelto a encontrarme con antiguos camaradas skinhead. Incluso con alguno de los Hammerskin contra los que declaré en el juicio. Supongo que si me hubiesen reconocido habría tenido serios problemas. Y se llevarán una desagradable sorpresa cuando se publique mi próximo libro.

Esto sí que es una novedad. Al final todo acaba relacionado, ¿no?

Por desgracia sí.

¿Qué ha cambiado desde tu primer trabajo hasta ahora?

Los equipos de cámara oculta ahora son mucho más sofisticados. La intimidad se ha convertido en una utopía. Los nuevos sistemas de grabación digital oculta hacen mucho más fáciles las grabaciones. Desgraciadamente, y tras los escándalos de corrupción que salpican la política española, recientemente el Tribunal Constitucional ha prohibido el uso de la cámara oculta en el periodismo de investigación, lo que limita nuestra forma de hacer periodismo.

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¿Alguna vez tuviste la tentación de escribir de una forma más literaria? Esto es, acentuar algunas características de los personajes.
Después de haber conocido a personajes como Carlos el Chacal, el Chino Carias, y miembros de ETA, las FARC, el movimiento skinhead o el tráfico de mujeres, creo firmemente que la realidad siempre supera a la ficción literaria. Y en este tipo de periodismo de investigación, lo que no está grabado no existe. Así que no hay opción de intensificar nada. Sin embargo, tras la sentencia del Tribunal Constitucional prohibiendo el uso de cámara oculta, es posible que en el próximo libro tenga que reinventarme.

¿Cuáles son los límites en tu vida personal? ¿Qué dicen tus padres o tu novia?

Intento distanciar mucho mi vida personal de la profesional. Mis padres tienen escolta policial desde El año que trafiqué con mujeres, y sobre todo mi madre lo pasa muy mal. En cuanto a mis amigos, sólo unos pocos saben quién soy. La mayoría ni lo sospecha. Incluso en alguna ocasión han comentado los reportajes de Antonio Salas, o las películas que se hicieron sobre mis libros, estando yo presente. Es una situación muy extraña escuchar a la gente opinar sobre ti sin saber que estás presente. Pero es la única forma de saber lo que opinan de verdad sobre tu trabajo.

La muerte está siempre presente. Es tu día a día. ¿Cómo lo llevas?

Hace mucho que le perdí el miedo. Todavía llevo colgada al cuello la bala de 9mm que casi me vuela una rodilla durante la infiltración en la trata de blancas, y hasta ese día nunca había oído cómo suena un disparo. Después me familiaricé mucho con las armas y con la idea de la muerte durante la infiltración de El palestino. Intento tener la conciencia tranquila y pensar que si hoy es el día en que me pillan, me iré con la sensación de haber aprovechado mi vida. Haber aprendido todo lo que he podido e intentado hacer algo útil con mi trabajo. Lo que me asusta es que esa muerte sea dolorosa. Supongo que como a todos.

Antonio, eres un tipo con coraje. Gracias.