FUTURE ISLANDSMe encantaría haber sido niño en los ochenta en Barcelona. O al menos haber visto la película Copito de Nieve. Lo que cuentan del simio albino es fascinante. Y no me refiero a lanzar caca, que eso lo hace cualquier gorila mediocre, sino a ciertos destellos de gruñón genial que regalaba a los visitantes y ya quisiera para sí Fernando Fernán Gómez. En paz descansen ambos. En fin, que en realidad lo que yo quiero no es una infancia en Barcelona. Creciendo en Iowa ya me lo pasé bien. Lo que yo quiero es ser Copito por una noche. Demostrar que soy único, que me balanceo como nadie en el columpio y que si no estuviera enjaulado causaría un desastre de magnitud incalculable.
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No trato de comparar al mono blanco con el imponente espectáculo músico-electrónico-teatral del cantante de Future Islands. SamuelT. Herring no necesita demostrar que es único, ni sentarse en un neumático y mucho menos amenazar con desastres. Ningún bicho de pigmentación extraña es capaz de pelearse como él contra el suelo, los cables, el público y consigo mismo. En una hora hace más gimnasia de la que he hecho yo desde BUP sin afectarle la voz. Las voces, porque tiene más de una. La gente llora y baila, esperando a que este doble de Jack Black toque una de Tenacious D. No saben que Meat Loaf se acaba de comer a Jello Biafra.Fotos: Eric Altimis
