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Viajé a bordo de un Uber con piloto automático y no morí

El pasado miércoles la compañía lanzó su programa de carros autónomos, así que nos aventuramos a ensayarlo.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.

Cuando me subí a un carro autónomo de Uber, lo primero que pensé fue que técnicamente no era autónomo. Había una persona en el puesto del conductor y otra en el asiento del lado.

Pero luego el carro comenzó a moverse y el hombre que estaba en el asiento del piloto dejó de sujetar el volante. Al principio me dio un poco de miedo; resultaba difícil ignorar la posibilidad de caer a un río desde uno de los numerosos puentes de Pittsburgh. Sin embargo, durante el recorrido me di cuenta de que el carro frenaba y hacía giros con más precisión que un conductor humano. Minutos después de montarme, me sentí absolutamente cómodo. Incluso hubo un momento en el que un peatón atravesó la calle inesperadamente y el carro se detuvo con anticipación. No me morí, y tampoco se murió el peatón.

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Cuando estábamos de vuelta a las oficinas de Uber, tomé el asiento del conductor. Sentado al frente del volante, volví a pensar en lo aterrador que era que un robot estuviera controlando el carro, así que decidí que lo más prudente era poner atención al camino y no fijarme en mi celular. Sin embargo, me pudieron las ganas y no me resistí. A los dos acompañantes de Uber pareció importarles poco.

Aunque Uber es una empresa de tecnología, sus mayores innovaciones hasta la fecha han sido descubrir la llamada "gig economy", un sistema de trabajo autónomo y temporal, y la construcción de una "maquinaria política" capaz de vencer a los reguladores gubernamentales y a la industria de los taxis.

Ahora podemos sumarle a eso la posibilidad del "piloto automático". El miércoles pasado, la compañía lanzó su programa de carros autónomos en las calles de Pittsburgh, donde está ubicado el Centro de Tecnología Avanzada de la empresa. Para ensayar el servicio, seleccionó a un primer grupo de clientes "leales". Según reportó Bloomberg el mes pasado, la idea de la compañía es tener 100 vehículos autónomos a disposición de sus usuarios para finales del año.

Estos avances comerciales en la tecnología de los vehículos autónomos pintan un buen escenario para Uber. La compañía, valorada en más de 60.000 millones de dólares, firmó recientemente una tregua y un acuerdo de inversión con su rival chino Didi Kuaidi, que se retirará del mercado en China. Google, que era visto como el líder en carros sin conductor de Silicon Valley, se está quedando atrás, pues ha fallado en hacer acuerdos necesarios con los fabricantes de vehículos para convertir su tecnología en un negocio rentable. Se ha dicho que Lyft, una aplicación que funciona como Uber, está buscando un comprador, y la unidad de carros eléctricos de Apple está siendo reestructurada y ha tenido que despedir a"decenas" de empleados.

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El mes pasado, Uber reveló que había pagado 680 millones de dólares por Otto, un emprendimiento encabezado por gente que trabajó para el programa de vehículos autónomos de Google. El fundador de Otto, Anthony Lewandowski, fue quien construyó el primer carro sin conductor para Google, y ahora está a cargo de las operaciones de Uber relacionadas con esta tecnología.

Aunque Uber ha sido reconocido por el daño que le ha hecho a la industria de los taxis en los últimos años, la verdadera meta de la compañía parece ser transformar el transporte masivo. Lewandowski habló del tema en un evento de prensa realizado en Pittsburgh a principios de esta semana. "Creo que la función más importante de los computadores en diez años será manejar carros", dijo. Según él, los vehículos de Uber harán que sea más fácil "acceder al transporte público".

Los carros autónomos que Uber puso a funcionar en Pittsburgh son adaptaciones del Ford Fusion Sedán. Están equipados con 20 sensores, siete láser, computadores, unidades de información y un radar en la parte superior. "Lidar", como se llama este escáner, puede monitorear un campo visual de 360 grados.

Le pregunté a uno de los técnicos que hizo el viaje conmigo qué pasaría si una piedra golpea el radar. No me supo contestar.

Aunque los vehículos pueden ser conducidos con casi cero control humano, quienes tomen los carros en Pittsburgh viajarán con una persona en el asiento del conductor, que supervisará que todo funcione bien. Dentro del carro, en el asiento trasero, hay un iPad que le muestra al pasajero todo lo que ve Lidar.

Del sunroof cuelga otra cámara, que graba lo que ocurre adentro del vehículo. Según el técnico de Uber, "sólo se usará para propósitos internos". Un ejecutivo de la compañía afirmó que la cámara fue puesta para observar cómo responden los clientes a esta tecnología y no para vigilarlos. Un representante añadió que, antes de montarse al carro, envían a los usuarios un mensaje en el que se les notifica que serán grabados antes de tomar el servicio.

La compañía asegura que hay 4.000 conductores en toda el área Pittsburgh, pero que los carros autónomos sólo recogerán a los clientes en un área de prueba dentro del perímetro central de la ciudad.