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Cultură

Cómo se vería el mundo si los humanos no hubieran acabado con todos los animales

El Doctor Søren Faurby, biólogo de la universidad de Aarhus, en Dinamarca, realizó un estudio en el que muestra cómo estaría el mundo sin el avance de la raza humana.

Un safari africano puede representar la más clara forma de interacción que tenemos nosotros con los gigantes terrestres que habitan el mundo. El olor de las hojas de acacia y los avistamientos de antiguas bestias viviendo su drama diario invocan memorias sublimes de un pasado en común y una inquietante sensación de reconocimiento. De algún modo sientes que has estado aquí antes.

La abundancia de la fauna disponible en África esta limitada a ese continente pero, ¿y si así no fuera? Imagina una Europa en la que los mamuts merodearan por el norte escandinavo, jaurías de lobos ibéricos cazaran aurochs y los osos pardos pasearan por los Dolomitas. Si no fuera por el ascenso de la raza humana, el mundo entero sería como el Serengeti: un paraíso estremecedor de sangre y nacimiento, terror y triunfo. Esto, al menos, según un estudio reciente.

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"El hecho de que la mayor diversidad de grandes mamíferos se encuentre en África demuestra el peso de las actividades humanas y no las consecuencias climáticas o medioambientales", comentó el Dr. Søren Faurby, biólogo de la universidad de Aarhus, en Dinamarca, hoy vinculado con el museo de historia natural de Madrid.

El África moderno es el último bastión de la megafauna que, sin humanos, todavía podría cubrir el planeta ––un refugio asediado que es testigo de los agonizantes sobrevivientes de un mundo anterior a nosotros––.

En una entrevista, Faurby me contó hace poco que en su estudio, publicado en Diversity and Distributions ("Diversidad y distribución", en español), "los resultados demostraban una fuerte sospecha de la humanidad como causante de la extinción de la megafauna. Como parte de este estudio, Jens-Christian Svenning [co-autor] y yo intentamos averiguar donde estarían estas especies si hoy no estuviesen extintas".

Proyección de la diversidad de grandes mamíferos (>45kg) en el mundo si no existiera la humanidad. Las áreas rojas son las más diversas. Imagen: Soren Faurby

Según Faurby, este es "el primer estimado de cómo se vería el mapa mundial de diversidad mamífera sin el impacto del hombre moderno". La investigación es un retrato basado en datos de las especies mamíferas, tanto en las vivas como en aquellas extintas en los últimos 130,000 años. Y cómo estarían presentes en el panorama mundial si los humanos no hubieran alborotado el avispero.

El estudio muestra la extensión en la que hemos empobrecido al mundo durante nuestra breve existencia en él. El Dr. Svenning dice que "el norte de Europa no es el único lugar en el que los humanos han reducido la diversidad de mamíferos, esto es un fenómeno mundial. Y en la mayoría de lugares hay un gran déficit de diversidad mamífera relativa a la que naturalmente habría.

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Los mapas armados por los investigadores ilustran gráficamente cómo se verían las cosas sin nuestro despiadado instinto depredador, con una distribución y diversidad de grandes mamíferos mucho más elevada. Nótese los niveles extraordinariamente altos en Norteamérica y Suramérica, continentes que hoy casi no cuentan con estos animales. Los pocos lobos y osos grizzli que sobreviven serían los depredadores dominantes en gran parte de Occidente, detrás de camélidos, bisontes y gigantes perezosos terrestres a través de las grandes planicies sin un solo silo a la vista.

"La mayoría de safaris hoy en día son en África", dice Faurby, "pero bajo circunstancias naturales, la misma cantidad o incluso más animales habrían existido en otras partes, sobre todo en el nuevo continente, en partes como Texas, o en las regiones cercanas al norte argentino o el sur brasilero. La razón por la cual la mayoría de safaris son en África no es porque este continente sea especialmente rico en especies de mamíferos. Más bien muestra que es uno de los únicos lugares en los que la actividad humana no ha acabado con casi todos los grandes mamíferos".

Current measured diversity of large mammals. Yeah, it's a lot less. Image: Soren Faurby

De especial importancia aquí es la pérdida de la capacidad de la naturaleza de crear grandes mamíferos: los titanes terrestres que extinguimos hace miles de años de casi todas partes menos del África sub-sahariano.

Pero incluso ahí la aparente riqueza es más o menos ilusoria, una sombra de lo que fue una vez. Hay docenas de especies de antílopes en África, por ejemplo, pero solo dos elefantes africanos: el elefante africano (Loxodonta africana) y el elefante de bosque del África central y occidental (Loxodonta cyclotis). Diecisiete de las diecinueve especies de elefantes Proboscidea se extinguieron durante el Pleistoceno, la última era de hielo de la que salieron los humanos (en África, precisamente), dejándonos con los únicos elefantes indios y africanos que sobreviven al día de hoy. Actualmente, en África y el sudeste asiático, hay un gran total de tres especies sobrevivientes.

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Colonos europeos quedaron estupefactos por la riqueza biológica del hemisferio occidental, como de hecho debió ser, dada la pobreza del antiguo continente desde la llegada de la agricultura, la urbanización y la aniquilación de ecosistemas nativos en la era neolítica. Pero el esplendor con el que se encontraron los colonos en Norteamérica era sólo un eco de su condición prehistórica, en el que la actividad humana y el cambio climático contribuyeron al colapso de la megafauna del pleistoceno.

Darwin supuso que las especies competían menos entre ellas cuando estaban menos relacionadas; aquellos animales que se parezcan en su anatomía, que estén en busca de los mismos patrones y hábitats, tienden a luchar por los mismos recursos. La hipótesis de Darwin "también puede verse al tabular la diversidad de los diferentes continentes", cuenta Faurby.

"La megafauna de Suramérica pertenecía a nueve familias diferentes: desde Carnivora (carnívoros) y Cetartiodactyla (un extenso grupo de ungulados que incluye ganado, venados, camellos, cerdos, cabras y ovejas), hasta Perissodactyla (ungulados como las cebras, hipopótamos y tapires) y Proboscidea (relacionados a los elefantes)", dice. "Esto indica un alto nivel de biodiversidad en la Suramérica previa a la humanidad, donde muchas familias de mamíferos podían explotar un paisaje variado sin competencia perjudicial".

Hoy en día, continúa Faurby, "la megafauna de África 'sólo' pertenece a seis familias: Carnivora, Cetartiodactyla, Perissodactyla, Proboscidea, Tubulidentata (el cerdo hormiguero) y los primates. Es posible que esta baja diversidad de familias pudiese ser una causa potencial de la gran diversidad en el nuevo mundo".

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Es como armar un rompecabezas con la mayoría de sus piezas enterradas o perdidas

En otras palabras, dada la competición interespecífica por los mismos recursos limitados en el África actual, hoy hay menos especies de grandes mamíferos en África que en la Suramérica prehistórica.

El análisis del equipo es sobresaliente por su acercamiento audaz frente a la pregunta del verdadero costo de nuestro ascenso evolutivo. Faurby señala que "ningún estudio previo ha estimado sistemáticamente la distribución natural de todas las especies dentro de clados más grandes [un clado es un agrupamiento taxonómico que incluye ancestros comunes así como todos los descendientes genéticos, vigentes y extintos, de ese ancestro]", haciendo de este un estudio crucial en la creación de guías para estrategias modernas de conservación. Así como armar un rompecabezas con la mayoría de sus piezas enterradas o perdidas, sólo podemos construir la fachada de una Tierra que con los años hemos transformado violentamente en algo con lo que estamos más a gusto.

El Rewilding ––la reintroducción de especies, especialmente de las grandes, que han sido previamente erradicadas del ecosistema–– es un forma de recuperar lo perdido luego de milenios de explotación. Al ser informados por investigaciones como esta, los intentos de rewilding pueden ver un mundo perdido: la prueba paleontológica de dónde pueden restablecerse animales adecuados para reintroducción, de acuerdo con los huesos enterrados de sus ancestros.

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Un descubrimiento de interés particular es la revisión de la presencia de megafauna en regiones montañosas. "Las montañas escarpadas pueden ofrecer refugio de los humanos, prehistórica y actualmente", dice el estudio.

Este documental de BBC puede familiarizarte con la diversidad de la megafauna.

Así que, si bien podemos ver al alce en las montañas rocosas y a osos pardos rondando por los Urales como animales en su hábitat natural, en realidad ambas especies evolucionaron en las planicies y taigas, y fueron reubicados a más altas elevaciones, únicamente por presión humana. Aquellas especies que no se adaptaron (rápidamente) a este cazador sin precedentes fueron extinguidas.

Pero al crear una capa en donde vemos cómo serían las cosas si no hubiéramos evolucionado como lo hicimos, los autores ofrecen a ecologistas un punto de partida del cual construir una maqueta de lo que debería ser. Y al saber qué especies hemos perdido y dónde estuvieron, afirman estos científicos, podemos darle forma al rejuvenecimiento de un mundo que, aunque no puramente "natural", puede al menos aproximarse al legado ecológico saqueado por los humanos hace mucho tiempo.

Corrección: Una versión anterior de esta historia se equivocó en el número de especies y subespecies de elefantes que se han extinguido. El número 175 se refiere al número de especies de elefantes de todo el registro fósil hace 65 millones de años, no sólo a la era del pleistoceno mencionada en este artículo, que tuvo únicamente 19 especies de mamíferos similares al elefante (elefantes, mamuts, mastodontes, etc.) cuando el hombre moderno emigró del África.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de tecnología.