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Conflicto en Sudan del sur

Especial Sudán del Sur: Capítulo 12.

En abril de 1996, y desesperados por aumentar su producción, Sudán firmó un acuerdo con Riek Machar para que terminaran sus ataques a los campos petroleros.

Foto por Tim Freccia. 

Para 1995 el gobierno sudanés no podía garantizar la seguridad de las plantas petroleras. Tanto Garang como Machar se estaban volviendo locos. La decisión de Machar de crear su propia facción nuer en 1991, financiada por Tiny Rowland y Jartum, había detonado el caos en el sur de Sudán.

En diciembre de 1995 Machar se quedó sin dinero, sin simpatizantes y sin opciones. Jartum había nombrado al líder de guerra de Uganda, Joseph Kony, como gobernador de Jonglei, y el hambre, la malaria y la violencia gobernaron el sur de Sudán. Las ONGs le llamaron el Triángulo de la Muerte. Machar huyó a Etiopía, pero en lugar de ser bien recibido, se le dijo que tenía salir de inmediato. Cuando se negó, fue detenido y enviado a prisión.

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En abril de 1996, impulsado por las promesas de apoyo de China y desesperado por aumentar la producción, el gobierno de Sudán firmó un acuerdo ambiguo llamado Carta Política con Machar, para que éste terminara sus ataques rebeldes a los pozos petroleros. Esta fue una reconciliación histórica, ya que tanto Garang como los grupos rebeldes habían estado amenazando durante años a las compañías petroleras. Su lógica era simple: el dinero del petróleo pasó por alto el sur y fue directamente a Jartum, financiando la guerra de la capital en el sur.

Este acuerdo de paz temporal permitió que Arakis —la compañía petrolera que se había hecho cargo de las exploraciones luego de que Chevron se retirara— pudiera solicitar la inversión de petroleras extranjeras, las cuales acordaron financiar un oleoducto hacia hasta Puerto Sudán. Ellos crearon la Greater Nile Petroleum Operating Company, con Arakis recibiendo el 25 por ciento de las ganancias, China National Petroleum Corporation recibiendo 40 por ciento, Petronas, de Malaysia, con 30 por ciento, y Sudapet, de Sudán, sólo cinco por ciento.

Tras este acuerdo, Sudán comenzó a enviar algodón a China, su nuevo compañero petrolero, a cambio de 400 millones en armas, incluyendo misiles Scud. Eventualmente China envió obreros, tropas y consultores al país para trabajar con sudaneses en las área petroleras del sur. Ningún sudsudanés fue empleado. Los grupos de derechos humanos calcularon que China exportó siete mil prisioneros además de los 20 mil que ya había mandando ahí. Mientras, el financiamiento de Jartum por parte de varias facciones disidentes —incluyendo la de Machar— para pelear entre sí había destruido cualquier sentido de unidad en la región petrolera.

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La estrategia de aqtul abid abid bil de Sudán o “mata a un esclavo con un esclavo” estaba funcionando. Mientras Machar y Garang se enfrentaban entre sí, su fuerza disminuía y sus aspiraciones políticas degeneraron en asesinatos entre tribus. Para intensificar el caos, Jartum empleó ejércitos de invasores árabes baggara, el Ejército de Resistencia del Señor, de Kony, y una larga lista de jefes militares independientes nuer y dinka, cuya única misión era sembrar el desorden y sacar a los civiles de los yacimientos de petróleo hacia el exterminio.

No es coincidencia que en diciembre de 1996, en medio de la campaña de destrucción y genocidio de Jartum, Arakis anunció que había descubierto más petróleo e invertiría unos mil millones de dólares para explotar este hallazgo y crear un oleducto para trasladar el petróleo del sur a Puerto Sudán, en el norte.

Mercenarios baggara en Darfur y Kordofán fueron enviados a atacar, asesinar y erradicar a los dinka, y los restos de la iniciativa muyahidín en gran parte fracasada y Bin Laden fueron trasladados a Bentiu para vigilar las plataformas petroleras.

La política de Jartum de albergar personajes de dudosa reputación tales como Bin Laden, Carlos el Chacal y otros forajidos internacionales resultó en sanciones por parte de Estados Unidos. El 3 de noviembre de 1997, el presidente Bill Clinton decretó la orden 13067, en la que sentenciaba que “las políticas y acciones del gobierno de Sudán, incluyendo el apoyo constante al terrorismo internacional, los esfuerzos constantes para desestabilizar gobiernos vecinos y el alto número de violaciones a los derechos humanos, incluyendo esclavitud y la prohibición de libertad religiosa, constituyen una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”.

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Mientras esto no salvaba al pueblo de Sudán del Sur —que ya había soportado una década de hambre, desplazamiento y un sufrimiento desmesurado— los rebeldes estaban a punto de experimentar un cambio de suerte. En 1995, mientras el gobierno sudanés enfocó sus esfuerzos militares a los yacimientos de petróleo, el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (ELPS) empezó a capturar conscriptos poco entrenados. Para 1997 los insurgentes del sur ya tenían a casi todo Bahr al Ghazal, la parte occidental de lo que hoy es Sudán del Sur.

Estas facciones de rebeldes no incluían a Garang ni su ejército dinka, en efecto. Tampoco Machar tenía mucho poder militar durante ese tiempo. Pero Hasan al Turabi argumentaba que Machar debía de ser el negociador principal de los rebeldes con el gobierno, que instantáneamente llevó a más polémicas y un estancamiento del proceso de paz.

Muchos en el sur vieron el Tratado de Paz de Jartum, de 1997, como una rendición velada y sin pies ni cabeza para ser implementado. Sin embargo cualquiera que fueran las debilidades, el acuerdo puso las bases para un referendo de independencia, algo que Jartum había asumido que sucedería. El único líder rebelde que se abstuvo de aliarse con Jartum fue Garang. A pesar de alardear y decir que tomaría Yuba, fue incapaz de mantener estrategias en los pueblos, posiciones, fronteras… donde fuera.

Desde que el gobierno firmó el acuerdo para asegurar la producción continua de petróleo, puso a Machar y a los hombres actualmente bajo su control —las fuerzas de defensa sudsudanesas, opositoras al ELPS— a cuidar a las fuerzas armadas de Sudán en los pozos petroleros. El fallido tratado de paz también permitió al gobierno y a los chinos empezar a construir un oleoducto, que funcionaría para trasladar el petróleo del sur a través de un conducto de mil 540 kilómetros, hasta Puerto Sudán.

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John Garang celebra la firma del Acuerdo Comprensivo de Paz de 2005, que teminó con la guerra civil de 22 años en Sudán. 

Para 1999 el oleoducto empezó a cargar petróleo a tanques, generando un ingreso muy necesario para Jartum. Al siguiente año, el gobierno gastó más de 250 millones de dólares, casi la mitad de sus ganancias del petróleo, sólo para cubrir los costos de su ejército y contrató a militares para ese proteger ese rubro.

Fue en 2000 que Machar, frustrado por la falta de implementación del tratado firmado hacía tres años, decidió abandonar el apoyo de Jartum y crear otro movimiento rebelde. Y en una extraña sensación de déjà vu, se volvió a casar, ahora con la estadunidense Becky Lynn Hagmann, de Minnesota. Aunque no se sabe mucho sobre ella, Hagmann era, como las otras esposas de Machar, su asesora personal.

Hangmann es una cristiana devota que estuvo anteriormente casada con el pastor de la iglesia local y tiene tres hijos de ese matrimonio. Backy Machar-Teny dirigió el Center for Africa, y después de eso se involucró en la construcción del país, en Yuba. Sus esfuerzos cristianos incluían ofrecer becas e intercambios escolares y otros proyectos. Después de que Sudán del Sur ganó su independencia, ella vivía en una pequeña casa de asistencia en Yuba y ayudaba a Machar con varios proyectos políticos.

Su decisión de separarse del gobierno evocaba su tiempo con Emma McCune. La meta de Machar era de tener más presencia en las interminables conversaciones de paz, pero su estrategia terminó destruyendo la unidad del sur y dándole la victoria a Jartum, en su juego de “divide y vencerás”. Jartum era ahora capaz de enviar tropas del norte al sur por carreteras hasta las plantas petroleras. Esta etapa de la guerra incluía ataques de árabes a caballo contra miembros de tribus, así como bombardeos con aviones. Robo, asesinato, incendio, violación sexual y secuestro eran herramientas de terror.

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Aunque Machar tenía un número más grande de soldados y era el líder rebelde más conocido, iba perdiendo porque el sur no podía reunir sus pocos recursos divididos. Él voló con sus comandantes a Nairobi en marzo del 2000, después de una temporada de sequía en el país, e intentó de persuadir a la embajada de Estados Unidos de apoyarlo contra Jartum. Washington lo rechazó, insistiendo que él y el gobierno debían de limar asperezas. Aunque había esfuerzos de EU por posicionar a Garang como el siguiente Yoweri Museveni, de Uganda, o Paul Kagame de Ruanda, las sanciones impuestas por EU impidieron la ayuda o apoyo de forma pública. Tiny Rowland había muerto en 1998, y Jartum estuvo en bancarrota; el petróleo era casi la única fuente potencial de ingresos.

Para 2004 más de 90 por ciento del petróleo de Sudán estaban siendo extraído por empresas extranjeras. Sudán estaba produciendo 304 mil barriles al día en ese año, y 80 mil barriles de producto refinado. Un segundo oleoducto fue creado para incrementar la capacidad de refinería en Jartum. Una gran cantidad de dinero fue calculada para Sudán.

A principios de los dosmiles, la holgada producción de petróleo empezó a colapsar, opacando los ya largos choques étnicos. Era claro para el norte y el sur que esta guerra sin fin nunca permitiría que Sudán o incuso sus tribus en el sur tuvieran paz o prosperidad. Grupos de derechos humanos y algunos medios también empezaron a apuntar que algo muy perverso y turbio estaba ocurriendo en las áreas petroleras de Sudán.

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En enero de 2002 Machar y Garang hicieron sus venganzas personales a un lado y se reconciliaron, fusionaron sus facciones. Otros grupos rebeldes también empezaron a ver el beneficio de la paz en lugar de la guerra.

En enero 2005 Garang y Ali Osman Taha firmaron el Acuerdo Comprensivo de Paz. La segunda guerra civil sudanesa había acabado oficialmente, y los términos de alto al fuego fueron acordados luego de tres años de negociaciones. Después de años de proyectos fallidos, traiciones, peleas internas y un completo desastre, parecía que este tratado de paz apoyado por Estados Unidos funcionaría. Este acuerdo integraba la mayoría de las exigencias de Machar y otros en el Tratado de Paz de Jartum, de 1997, y ese tratado inofensivo de repente fue serio. Habría un voto, y las personas decidirían si serían independientes o seguirían dependiendo de Jartum.

Garang no estuvo vivo para ver a Sudán del Sur independiente. El 30 de julio de 2005, murió en un accidente de helicóptero en una visita a Museveni en Uganda. Salva Kiir, el estratega militar y el segundo al mando, tomó su lugar como líder del grupo étnico más grande del país: los dinka.

Después de la muerte de Garang, el dominio étnico de los dinka aseguró el ascenso de Kiir a la presidencia. Los nuer, el segundo grupo étnico más grande, fueron representados por Machar, quien se convirtió en vicepresidente del gobierno de Sudán del Sur y uno de los líderes de la junta del ELPS. Las apariciones públicas de estos hombres podían parecer agradables y refinadas, pero los años de tensión entre ellos nunca desaparecieron.

A pesar de la muerte de Garang, la paz seguía. El mundo celebraba mientras nacía una iniciativa real para crear Sudán del Sur. El futuro de los ingresos petroleros estaba destinado a compensar a Jartum y generar fondos para crear un país nuevo. Una buena parte de esos ingresos serían enviados directamente a la región del pueblo de Machar.

Esta unión de antiguos adversarios étnicos, por no mencionar el norte y el sur, funcionaron como prueba que las buenas intenciones, el dinero y algunos forcejeos diplomáticos podían traer un cambio positivo y paz a África. Parecía que por fin el mundo había logrado salvar a Sudán del Sur.