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Mutilación y muerte: así es la vida de los albinos del sudeste de África

Entre 2014 y junio de 2016, se registraron al menos 69 crímenes en Malawi contra personas con albinismo, motivados por la magia y la brujería.

En Malawi, uno de los países más pobres y subdesarrollados del sureste africano, existen creencias de que los huesos y las partes del cuerpo de las personas albinas poseen propiedades mágicas. Pueden traer suerte y riqueza a quien las tenga en su poder y algunos incluso piensan que hay oro en la estructura ósea de estas personas.

Entre 2014 y junio de 2016, se registraron al menos 69 crímenes en Malawi contra personas con albinismo. Según informa Amnistía Internacional, los delitos incluyen secuestros, violaciones, amputaciones e incluso exhumación de cadáveres, motivados todos por la superstición y la creencia en la magia.

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El albinismo es una condición genética que afecta la distribución de la melanina —sustancia responsable de la pigmentación el cuerpo— que vuelve pálida la piel y el pelo. Además, de acuerdo a la Organización Nacional de Albinismo e Hipopigmentación de Estados Unidos (NOAH, por sus siglas en inglés), esta enfermedad puede causar problemas de visión.

Generalmente, las personas albinas de Malawi viven sumidas en el terror de ser secuestradas o mutiladas. Tal es el caso de un niño de nueve años, que fue sacado de su hogar en febrero y al poco tiempo fue encontrado decapitado. Solo tres meses después, una pequeña de dos años fue secuestrada en su hogar mientras dormía; su cráneo y dientes fueron encontrados en una aldea cercana. En otras ocasiones, las víctimas —en su mayoría mujeres y niños— son encontradas vivas, pero con partes del cuerpo mutiladas. Casi siempre son despojados de sus extremidades.

A veces, ni siquiera la muerte trae descanso a los malauíes albinos. Las autoridades del país reportaron al menos 39 casos de exhumación ilegal de cuerpos, los cuales sirven para los rituales mágicos celebrados en las aldeas para obtener riqueza. Muchas veces estos rituales son comandados por gente con poder.

Bonface Ophiyah Massah es un malauí albino que trabaja activamente para defender los derechos de las personas que sufren su misma condición. A través de la Asociación de Personas Albinas de Malawi, Bonface busca detener la cacería de albinos en su país, aunque reconoce que es un problema que afecta a otros países, como Tanzania y Zimbabwe. De acuerdo con Bonface, la situación es aún más difícil en el caso de las mujeres, quienes enfrentan un doble problema: "Las mujeres, además, están expuestas a sufrir violaciones y abusos sexuales debido a la creencia de que tener relaciones sexuales con personas albinas cura el VIH/SIDA", explica a la Amnistía Internacional.

La ONU ya es consciente del problema que recorre al país africano. En un comunicado publicado en abril del año pasado, Ikponwosa Ero, relatora de Naciones Unidas, hizo un llamado a la comunidad internacional para actuar ante los ataques en contra de personas albinas en Malawi, los cuales son orquestados por familiares y vecinos de las víctimas. Para Ero, la solución más efectiva es la de promover educación de calidad en el país, donde las creencias en la magia y la brujería dirigen el día a día de los malauíes.

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Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.