La tristeza y la camaradería de los adolecentes refugiados en Alemania

FYI.

This story is over 5 years old.

Fotos

La tristeza y la camaradería de los adolecentes refugiados en Alemania

Stefanie Zofia Schulz pasó dos años documentando la vida diaria de familias atrapadas en el sistema de asilo para los refugiados en Alemania.

Este artículo fue publicado originalmente en i-D, nuestra plataforma de moda.

Para el proyecto fotográfico Duldung (tolerancia en alemán) – actualmente expuesto en París como parte del festival Circulation de fotografía joven – la fotógrafa berlinés Stefanie Zofia Schulz visitó por más de 7 días cada uno de los centros y asilos más grandes de refugiados una vez al mes por un año.

El 'Lager', como los residentes lo llaman, está situado a las afueras de Lebach-Jabach, un pequeño pueblo en Saarland al suroccidente de Alemania. "Por un lado, el termino 'Lager' puede referirse a 'campamento de verano', o por el otro, nos puede recordar el término alemán 'Konzentrationslager' que traduce 'campo de concentración'" explica Schulz. Técnicamente, los refugiados deben permanecer ahí hasta un año antes de ser reasignados a una locación más permanente. Sin embargo, Schulz ha conocido personas que han vivido allí, en este centro "preliminar", por más de 15 años. Para muchos niños, este ha sido su lugar de residencia por toda su vida.

Publicidad

Schluz logra enfocarse en los adolescentes y en sus transiciones de crecimiento en este espacio limitado: nacidos en familias fracturadas, con pasados supremamente melancólicos y futuros dramáticamente inciertos. Aunque son integrados en colegios alemanes, hogar para ellos y sus familias se trata de una designación nebulosa. Al explorar nociones como patria, aburrimiento e inseguridad que caracterizan la experiencia de la búsqueda de asilo, Schulz representa tiernamente la tristeza y la camaradería de esta comunidad: una niña serbia de 13 años quien le deja a su hermana alisarle el pelo para ir a una pista de patinaje con una plancha de verdad; una niña de 12 años de Afganistán con cicatrices de un ataque con cohetes; un niño parado frente a un cerdo listo para ser rostizado para una ceremonia ortodoxa pascual.

i-D: ¿Cómo te involucraste en este proyecto?
Stefanie Zofia Schulz: Solía haber campos para refugiados rusos y polacos en todo Alemania – igual al Lager. Mis papas son polacos y mi mamá pasó la frontera cuando estaba embarazada de mí. Yo nací en un campamento. Es un círculo particular. Luego de salir del colegio, trabajé como mesera; mi ex novio era el cocinero. El tenía su propio apartamento, pero no tenía derechos. No podía votar ni hacer nada. Si lo cogían sería enviado de regreso a su país. Pasé tres años con él tratado de conseguirle un asilo.

¿Cuál fue la interacción con las personas en Lebach? ¿Estuviste activamente en contacto o fuiste más bien una observadora silenciosa?
Desde el primer momento que entré al campo, estuve sola, era blanca y joven: era obvio quién era yo. De inmediato recibí cosas como "Oh, la fotógrafa". No podía ser "invisible". Pero no fue una fase o un reportaje breve, fue mucho más allá: de entrar en sus apartamentos y en sus vidas cotidianas para poder entender qué era lo que pasaba. Las fotos se enfocan en los niños, en parte porque ellos son plurilingües; han aprendido alemán muy rápido. Inclusive muchos hablan inglés muy bien – ¡no entendían mi inglés! Comunicarse con los mayores era algo más problemático.

Publicidad

¿Cuál fue tu acercamiento en la interacción?
Al principio fui tímida y tomaba fotos de noche. Una vez las personas comenzaron a acostumbrarse a mi presencia, comencé a fotografiar en el día. Empecé a sentirme cómoda con algunas familias y ellas conmigo. Siempre les llevaba pequeños regalos a los niños. Cuando un acceso más profundo no era posible, cambiaba mi enfoque hacia otra familia. Al principio necesitaba las historias para las fotos pero eso era mierda. Es importante estar con los ojos abiertos y no tener imágenes [preconcebidas] en la mente.

Dado eso, ¿cómo balanceas la estética con la realidad emocional?
Todavía lo estoy aprendiendo; es algo muy difícil. Yo tenía esta visión de los refugiados y yo personalmente tenía una relación cercana con la situación por lo de mi ex novio. Tenía muchas cosas en mi mente, lo que en realidad no es bueno. Solo logré descifrar qué quería hasta después. La mitad del trabajo fue tomar fotos, la otra mitad fue confrontarlas meses después. Nada fue planeado; yo solo estuve ahí. Aprendí a abrirme, a ser callada, a observar. Y fue algo difícil – los niños querían hablarme, pero yo quería ser invisible.

La realidad con los refugiados en Europa se está volviendo cada vez más complicada. ¿Ésta situación te hace sentir diferente sobre tu trabajo hecho entre 2012 y 2013?
No. La serie se trata en esperar. No estuve interesada en las personas que acababan de llegar al país. Aunque es más complicado allí ahora, hay más tumulto. Cuando empecé el proyecto, no había un gran interés detrás. Si hubiera empezado después, la gente hubiera pensado que lo estaba haciendo por las noticias, pero no fue así en lo absoluto.
Lo único que he reconsiderado desde que entonces es la foto con el océano. No sabía que los refugiados llegaban en barcos o balsas. Pero aún en ese momento, esto era algo raro… una playa paradisíaca, pero en una cueva, con un colchón en un fío y duro piso. Ahora, ésta tiene una nueva perspectiva.

Para más información visita la página de Stefanie: schulzstefanie.de