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El especial de fotografía 2016

Ya está aquí nuestro Especial de fotografía 2016

Una celebración al ojo paciente, al ojo que cuenta una nueva verdad. Esta vez, todos esos ojos pertenecen a mujeres.

No hay fotógrafo impaciente. La fotografía requiere más que un poco de perseverancia. Es un trabajo físico brutal: antes de conseguir la toma perfecta hay que sufrir de rodillas adoloridas, canillas golpeadas y tendinitis; sólo después de esto llega —con suerte— el éxito. Señalo todo esto porque el Especial de fotografía de este año no tiene un tema específico; por lo menos no tuvimos uno en cuenta cuando lo planeamos. Pero ahora que está listo y miro hacia atrás, me da la impresión de que es una celebración al ojo paciente. El ojo que encuentra la puesta en escena perfecta, que descubre un momento de gracia entre personas que están en circunstancias terribles. El ojo que cuenta una nueva verdad. Sucede también que, este año, todos esos ojos pertenecen a mujeres.

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Foto por Highlyann Krasnow y Mel Stones

Y antes de que nos acusen de haber tomado esta decisión como una estrategia de clickbait tipo "las chicas pueden solas", voy a explicar cómo llegamos aquí. Las mujeres han sido fundamentales para la fotografía desde que existen las fotos. Han cargado equipos, inhalado químicos de cuarto oscuro y se han buscado un lugar en las galerías incluso desde antes de que pudieran votar, ser astronautas o correr maratones sin que la gente pensara que se les iba a caer el útero (los médicos realmente creían que esto iba a pasar "y que se vería frustrado el verdadero propósito de una mujer en la vida").

En otras palabras, su forma de ver el mundo no es nueva; sólo es nueva nuestra experiencia de ver el mundo a través de sus ojos. Así que si la paciencia es la virtud de un fotógrafo, entonces la paciencia particular de una fotógrafa —ignorada por mucho tiempo pero representada hábilmente por las mujeres que presentamos en este especial— es una historia que vale la pena contar. Las colaboradoras de este número probaron que la paciencia en la fotografía significa más que quedarse quieto. Es un estado elevado de consciencia, de evaluación cuidadosa, de clasificar lo irrelevante para llegar a lo sublime. Y en una era en la que se mide el contenido por volumen más que por calidad, nos gusta pensar que esta edición demuestra que las cosas buenas todavía les suceden a aquellos que esperan.

¡Adelante!