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Cultură

Cómo es criar a un bebé de género neutro

La neutralidad de género se trata de ofrecerle al infante la opción de decidir quién quiere ser, sin que se sienta obligado a escoger entre rosado y azul.
Miranda y su bebé. Foto cortesía de Miranda.

Este artículo apareció originalmente en VICE Holanda.

En un viaje que hice recientemente a Estocolmo conocí a Miranda, activista LGBTI y madre de un menor de dos años y medio. Utilizo deliberadamente la palabra "menor" en esta situación, pues Miranda decidió criar a su bebé con género neutro, lo cual significa que está intentando educarlo en un ambiente libre de estereotipos de género.

Esto parece algo muy sueco. En diciembre, el gobierno de Suecia repartió entre todos los estudiantes de 16 años un ejemplar del libro Todos deberíamos ser feministas, de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, y motivó a los padres suecos a tomarse 90 días de incapacidad por paternidad por cada bebé que tuvieran. Cuando tomamos esto en cuenta, no sorprende que Egalia, el primer preescolar de género neutro, inaugurado en Estocolmo en 2010, haya sido financiado con dinero de la alcaldía de la ciudad.

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Dani y Mathilda. Foto Cortesía de Dani.

Pero criar a un infante de género neutro no es algo exclusivamente sueco: Beck Laxto y Keiran Cooper son la pareja más famosa de Gran Bretaña que ha optado por educar de esta manera. Ya han aparecido en medios que hablan sobre el tema y además escribieron un blog al respecto por un tiempo. Tuvimos una charla breve por teléfono y eso me dejó claro que no querían atención de los medios. En el blog, Beck Laxton explica claramente que su caso "se coló en todos los medios por accidente, después de dar una entrevista inocente al amigo de un amigo que trabajaba para Cambridge News" en enero de 2012.

Existen unos cuantos grupos de Facebook para padres que quieren criar hijos de género neutro. Fue ahí donde encontré a Dani, quien accedió a hablar conmigo. Dani es ama de casa y se dedica a cuidar a su infante de cinco años, que se identifica como agénero. Hablé con Dani y Miranda, así como con Lotta Rajalin ––fundadora del preescolar de género neutro Egalia–– sobre lo que significa criar a un niño de género neutro.

Ni Miranda ni Dani consideran su filosofía de crianza un cambio radical: "Mis ideas sobre el género ya eran parte de mi vida antes de dar a luz, así que esto sólo fue una extensión de lo que creía y practicaba", me explicó Dani. Miranda me dijo que ella lo ve como la noción feminista básica, que consiste en creer que estamos todos limitados por roles de género y por las expectativas que van de la mano.

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Según Dani, la neutralidad de género no se trata de encontrar un punto medio entre géneros, sino de dar la opción de ser quien se quiera ser; sin estar obligado a escoger azul o rosado. "Nos encantan todos los colores, nos encanta el arco iris", dijo Dani. "El mundo es colorido". Ellas tratan de que sus hijos tengan ropa y juguetes para ambos sexos. "Si mi bebé quiere usar algo rosado o una camiseta de Superman, está bien", explicó Miranda. Esto no suena muy radical, pero Dani contó que la gente a veces confunde a Mathilda con un niño cuando usa una camiseta azul.

Miranda y Dani dicen que la forma en que fueron criadas influyó en su forma de ser padres. La madre de Miranda era, como dicen por ahí, un poco marimacha. "A mi madre le preocupaba no hacer cosas de niña conmigo, así que me llevaba a clases de ballet y de equitación. Pero lo odiaba". La madre de Dani era diferente: "Mi mamá amaba el rojo, entonces siempre me vestía así. A ella no le gustaba que me dejara el pelo corto, pero crecí en la Alemania oriental de los ochenta, por lo que no fue un problema tan grande como podría serlo en estos días en el Reino Unido".

Cuando descubrieron que estaban embarazadas, ninguna quiso saber el sexo de su bebé antes de su nacimiento. Miranda dijo: "Me di cuenta de que la gente que se enteraba de que estaba embarazada, me preguntaba antes que nada si iba a ser niño o niña. Si a mí no me importaba ¿por qué los demás estaban empeñados en saber sobre los genitales de mi bebé?

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Miranda no utiliza el pronombre él [han] o ella [hon] para referirse a su bebé, sino que usa el pronombre de género neutral [hen], que existe oficialmente en Suecia desde el año pasado. De igual manera, evita el uso de pronombres tradicionales al leerle cuentos. "Los cuentos en los libros infantiles tienen un montón de clichés de género, y me gustaría que mi bebé recuerde a los personajes y las acciones sin conectarlas con un sexo". Ella le dio a su bebé un nombre unisex para que no afectara su percepción de género. "Sólo estoy siendo honesta sobre lo que sé y lo que no sé. Mi bebé tiene sólo dos años y medio, ¿cuánto podemos saber sobre su género?", exclamó.

Los críticos dicen que los esfuerzos que se invierten en la educación de género neutro es una forma de adoctrinamiento antinatural; que simplemente hay una diferencia biológica entre hombres y mujeres, y que esa diferencia se da incluso antes del nacimiento. Pero Miranda siente que ella está liberando a su bebé del adoctrinamiento de género que la sociedad le impone a los demás. "Es ridículo pensar que el comportamiento de género es una cosa puramente natural, es cultural. Las representaciones de hombres y mujeres a lo largo de la historia han sido muy diferentes, y yo sólo intento liberar a mi bebé de ese molde. La gente dice que la estoy adoctrinando, pero en realidad yo no soy la que adoctrina a los demás".

Lotta Rajalin, directora y fundadora de Egalia, me contó que ella fue blanco de mucho odio y amenazas cuando abrió su preescolar. Aparentemente el odio desapareció: "Ahora hay una larga lista de espera", dijo.

Le pregunté si creía que Egalia preparaba a los niños para el mundo real o no y respondió que sí. "El mundo está cambiando muy rápido: hay muchas familias no tradicionales; muchos niños están siendo criados en familias con dos papás o mamás, y dentro de familias tradicionales, los roles de género están cambiando. Los estamos preparando para eso". Agregó que mucha gente cree que no hay carros de juguete en el preescolar. "¿Pero por qué no habríamos de tener carritos? No limitamos a nadie. Buscamos la forma en la que jugar con carros le pueda interesar a todo el mundo".

A pesar de vivir en Estocolmo, el bebé de Miranda no irá a Egalia. "Pienso que las personas que mandan a sus niños a Egalia necesitan ayuda para criar a sus hijos de género neutro. Yo no. Mi bebé y yo estamos rodeados de personas que se identifican como queer. Además, ese colegio está en Södermalm, un barrio de clase alta, dominado por gente blanca. No quiero que crezca en un ambiente dominado por gente blanca". Tampoco le pidió al jardín infantil al que va el bebé que lo trataran como neutral: "No soy una utopista, sólo quiero ofrecerle a mi bebé un entorno en el que se sienta libre de los roles de género".

Las reacciones frente a su crianza son variadas, 50-50, según Dani: "Algunas personas están de acuerdo conmigo, pero algunos deciden ignorarlo y le siguen comprando a Mathilda sólo cosas de niñas".

Miranda, por otro lado, siente que ha inspirado a otros padres: "Se han empezado a preguntar por qué querían saber el sexo del bebé". Según ella, las generaciones mayores son las que tienen más dificultades aceptando ese estilo de vida. "Cuando la gente mayor le quiere hacer un cumplido al bebé, lo expresa con un estereotipo de género. Dicen cosas como 'qué niño tan fuerte' o 'qué princesa tan bonita'". Su familia, por su parte, respeta su decisión y evita llamarle al bebé de esas maneras. "El mundo está cambiando y adaptándose a nuevos conceptos de género", afirmó. "Sólo necesita tiempo".