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Música

La amarga despedida de Neurosis

Este grupo pionero del metal bogotano se retiró con calma, pero con un mal sabor de boca.
Foto cortesía de Metal Machine.

En una noche de domingo, con mal sonido, poco público y un vocalista que no dio la altura, Neurosis se despidió de los escenarios para siempre. Después de 30 años y diez discos, esta banda comandada desde 1987 por Jorge Mackenzie se fue así no más. Sin mucho ruido y en palabras del propio Mackenzie, con un concierto que "estuvo tranquilo pero con un mal sabor de boca".

Neurosis es una de esas bandas odiadas y amadas. Alrededor de ella se han levantado todo tipo de comentarios, rumores, polémicas, peleas y en fin… pero nadie puede negar que Neurosis es uno de los grandes nombres del metal colombiano y, nos guste o no, es un grupo que tuvo gran influencia en los rockeros del país. Sin duda Más allá de la demencia y Verdun 1916 son discos clásicos del metal nacional y la gente se acordará de este nombre durante años.

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Pero el camino de la música no es fácil para nadie y a sus 47 años Mackenzie se mamó de andarlo. En redes sociales algunas personas celebraron esta decisión e incluso comentaron que se tardó en tomarla, otras lamentaron la noticia y muchos ni se dieron cuenta. La despedida fue el domingo 7 de mayo en el Ozzy Bar durante un festival llamado Rock Stage Festival, al que fueron unas 80 personas y se presentaron: Burana Polar, No Humano, Soultrack, Madnezz, Implosion Brain y, por supuesto, Neurosis.

Por teléfono y con voz calmada Mackenzie dijo que uno de los motivos de su retiro es la falta de apoyo del público a las bandas de metal nacional. "Es como que la gente no se está aventurando a ver nuevas bandas locales", dice. Rouse Romero Castañeda, del portal Metal Machine, cuenta que durante la presentación Mackenzie habló mucho de ese tema y enfatizó que la única forma de apoyar es comprando mercancía en vez de solo tomarse fotos con las bandas. El repertorio recorrió la discografía de la banda, pero sobre todo se centró en El Alamein, su último trabajo. Al final hubo algunas lágrimas, agradecimientos a toda la gente que estuvo de forma desinteresada junto a la banda, saludos a los amigos y adiós. Nos vemos. Al bajarse del escenario Mackenzie se despojó de su guitarra para siempre. Literalmente, porque la vendió, según él para evitar la tentación de volver a los escenarios. "Soy una persona de palabra y siento que fue la decisión correcta", dice el cerebro de esta banda que confiesa sin rodeos que perdió la motivación para seguir componiendo.

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Los motivos, es que según él, a una banda que lleva diez años y tiene un disco le pagan lo mismo que a Neurosis, por lo que no ve ningún sentido en seguir produciendo música nueva. "No vale la pena el esfuerzo" sentencia Mackenzie, quien dice que ya para el es imposible hacer de la banda una empresa y hacer música por el amor al arte ya no lo convence.

Respecto a su última noche en los escenarios dice que lo tomó con calma, lamenta que no hubiera habido más gente, pero de todas formas se siente tranquilo. Dice que se lleva la satisfacción de inspirar otras bandas y de motivar a la gente a tener el coraje de salir a hacer música. También se queda con las cosas que la banda hizo en estos 30 años e insistió que era hora de retirarse dignamente.

Rouse comenta que a diferencia que de lo que muchos esperaron, esta despedida fue cero dramática. Más bien mostró un lado humano de Neurosis.

Por ahora, Mackenzie comentó que la idea es buscar un buen trabajo y ver la forma de en unos años salir del país. No está cerrado del todo a la posibilidad de hacer otra banda algún día, pero "una en la que la cosa sea igualitaria y no tenga que hacerlo todo", dice. Así terminó el camino de uno de los grupos pioneros del metal bogotano. Sin nada muy rimbombante. Más bien algo con los amigos y fanáticos de toda vida. Con un hasta nunca en vez de un hasta siempre. Pero de una otra u otra forma ahí queda legado y pues, sea como sea, no cualquiera dura 30 años.

Adiós Neurosis.