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Super Huevo: el taxista que quiere reconquistar a los bogotanos

Este enmascarado gordito, simpático y santandereano puede ser la voz que a los taxistas de la capital les hacía falta en medio del paro.

Como casi toda la gente que anda por ahí tratando de convencer a los demás de portarse bien, William Sánchez Cortés solía portarse mal. Hace 8 años, precisamente el día de su cumpleaños, este taxista santandereano salió a protestar durante un paro organizado por sus colegas en la ciudad de Bucaramanga. Siguiendo una tradición que por ese entonces tenía mucha acogida en el gremio, William estrelló un huevo contra el parabrisas de un taxista que no se acogió al paro. En respuesta su colega se bajó del taxi y le pegó a William una puñalada en la espalda.

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William sobrevivió al ataque, pero ese día murió el taxista atravesado en el que se convertía tras el volante y nació Súper Huevo, un alter-ego que en los últimos ocho años se ha dedicado a promover el buen trato hacia los pasajeros, la solidaridad entre taxistas y, claro está, parar con la maricada esa de andar tirando huevos en los paros. Todo englobado bajo el nombre de "Cultura Taxi".

Bruce Wayne.

"Cultura Taxi es respetar a los demás conductores, no echarle el carro al ciclista, ayudar a un compañero cuando lo necesite y, sobre todo, llevar al pasajero a donde necesite y cobrarle lo que es", me dijo Súper Huevo esta mañana. Llegué temprano al parque de la 106 con 15, uno de los lugares en donde algunos de los mil taxistas que no trabajaron hoy en la ciudad, se dieron cita para participar de una jornada de protestas en reacción a la creciente popularidad de aplicaciones digitales tales como Uber. De inmediato me percaté de algo que nunca había visto en una protesta de taxistas: un hombre adulto vestido de traje enterizo amarillo, capa roja y un improvisado antifaz.

No es el superhéroe que los taxistas merecen, pero es el que necesitan.

En medio de la protesta de un gremio que, a punta de irrespetar la ley, el sentido común y a sus clientes, se ha ganado la mala leche de buena parte de los usuarios del transporte público en Bogotá, Súper Huevo era la voz de la razón. Mientras sus compañeros repetían enfurecidos: "¡Fuera Uber!", "¡abajo la pirateria!", "¡acabemos con la ilegalidad!". El enmascarado santandereano hacía un llamado sensato por el buen servicio al cliente: "es la única forma para que la gente vuelva a montarse al taxi", me decía mientras se acomodaba el antifaz para poder verme mejor. Luego me mostró los dos parches que lleva cosidos en las mangas de su traje y que componen su credo como transportador. El primero dice Educación Vial y el segundo Yo sí voy.

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La noche anterior, vestido como un hombre del común y no como Súper Huevo, William llegó a la terminal de transportes Bogotá, luego de un viaje de 7 horas en bus, y pronto se vio enfrentado a la realidad del transporte en la capital: "cogí un taxi y le pregunté cuánto costaba la carrera hasta El Campín. Treinta mil pesos me quería cobrar". En lugar de buscar una cabina telefónica, cambiarse, y usar su reconocimiento al interior del gremio para conseguir una carrerita gratis, William buscó a otro taxista, que lo llevó por 10 mil. "Aquí en Bogotá todavía falta mucho por construir la Cultura Taxi de la que le estoy hablando. En Bucaramanga nos portamos mejor y la gente nos quiere más". Según Súper Huevo, Cali es la ciudad colombiana en la que los taxistas más se han concientizado acerca de la importancia de tratar bien a sus pasajeros. Esto en buena parte gracias a una campaña liderada por el taxista Guillermo Prada desde su programa radial, En Movimiento.

Para Luis Romero, de la Mesa de Propietarios de taxis de Bogotá, la presencia de Súper Huevo fue "un aire refrescante" en la protesta de hoy: de verdad que lo fue. Las reivindicaciones de los taxistas están llenas de contradicciones: ¿cómo quejarse del trabajo perdido cuando a diario se rechazan carreras? ¿Cómo criticar a la ilegalidad y la piratería mientras al lado de las estaciones de Transmilenio prestan servicios colectivos que son ilegales y piratas?

Puede ser que este enmascarado gordito y simpático haya traído desde Bucaramanga la perspectiva que a los taxistas de la capital les hacía falta hace rato.

Entiendo que es el peor momento para hacer un elogio al taxista bacán que parece cada día más escaso pero que, por otra parte, a todos nos ha tocado. Sin embargo, en medio del linchamiento popular que cae sobre los taxistas bogotanos en este momento, Súper Huevo nos recuerda a ese taxista que alguna vez nos llevó a la sala de urgencias, a ese que nos dió indicaciones antes de que Waze existiera, a ese que metimos a un trancón y luego dejamos morir o a ese que nos rescató en la peor borrachera y de recompensa recibió una guasqueada en la puerta. Al que nunca le haya pasado que tire la primera piedra.