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En Colombia ya no hay que declararse loco para cambiarse el sexo

Desde esta semana, basta con ir a una notaría para cambiar tu sexo en Colombia.

"Arroz con leche,
Me quiero cambiar,
El componente sexo de mi identidad
Con M, sí
Con F, no
Con M o con F decido yo".

Mi sexo, mi cédula, yo decido.

Con esta y otras arengas, aliados y activistas celebraron este martes 9 de junio, frente a la notaría 65 del circuito de Bogotá, los primeros cambios del componente sexo en la cédula de personas trans por medio de un trámite notarial, en vez de judicial: "Es un avance social y político para el país. Consideramos que este paso transforma la manera como se concibe la identidad transgénero, ya no vista como lugar de patologización, sino ahora enmarcada en el marco de los Derechos Humanos", me dijo Camilo Lozano, vocero oficial de Aquelarre Trans, una coalición de organizaciones que defiende los derechos humanos de los transexuales.

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A eso de las 9 a.m., cinco hombres y cinco mujeres trans cambiaron por primera vez el sexo de su cédula sin tener que convencer a un psiquiatra de que padecen disforia sexual o sin tener que someterse a una cirugía de reafirmación de sexo. Tampoco tuvieron que pagarle a un abogado para que llevara un trámite de jurisdicción voluntaria [proceso en el que se acude a un juez sin necesidad de litigio], porque desde el jueves 4 de junio, día en que entró en vigencia el Decreto 1227 de 2015, "cualquier ciudadano o ciudadana que considere bajo su voluntad, y por medio de su libre autodeterminación, hacer la modificación del componente sexo en el Registro Civil puede hacerlo. El procedimiento se puede realizar dos veces en la vida por un período mínimo de 10 años", añadió Lozano.

Camilo Lozano y Laura Weins, voceros del Aquelarre Trans.

Katia Trillos Pérez fue una de las primeras diez personas trans que reafirmaron su identidad con una modificación en la cédula de ciudadanía. Para ella, cambiar una M por una F es un paso enorme: "Necesitaba una identidad sexual en la cédula con la que me identificara al cien por ciento. Quería un documento de identidad que no me diera pena mostrar frente a un ente público o a la hora de solicitar un empleo. Además no te imaginas lo que este procedimiento me sube la autoestima. Me siento más cómoda, tranquila y orgullosa de quien soy", nos contó Katia antes de entrar a la notaría.

En las diez firmas de hoy, se consolida un paso enorme en la lucha por la igualdad de derechos de las comunidades trans y LGBTI. Como era de esperarse, el proceso ha sido largo y tedioso y ha estado mediado por diferentes tutelas, sentencias y proyectos. Una de las sentencias más recordadas en el asunto es la T-918/12 en la que la Corte Constitucional ordenó a la EPS Aliansalud a practicarle a Andrea, una mujer trans, una serie de cirugías de reafirmación de sexo puesto que, al negarle los procedimientos, se violaban los derechos de dignidad, libre desarrollo de la personalidad, la vida, la integridad física y la seguridad social.

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Con todo y el triunfo legal de Andrea, ella tuvo que declarar que padecía del síndrome de Harry Benjamin (SHB), una explicación de tipo patológico a la transexualidad que hoy se conoce como "disforia de género". En otras palabras, el Estado continuaba exigiendo que el individuo se declarara enfermo o loco para poder garantizar sus derechos.

A esto le siguió la Sentencia T063 de 2015, a favor de Sara Valentina López Jiménez, quien impuso una acción de tutela a la Notaría 12 del circuito de Medellín por considerar que su dignidad humana, libre desarrollo de la personalidad, identidad sexual y personalidad jurídica estaban siendo vulnerados ante la negativa de la Notaría a cambiar su sexo sin necesidad de un trámite de jurisdicción voluntaria. Aunque en los dos casos, la Corte apeló a favor de las personas transexuales, el procedimiento para el cambio de sexo seguía siendo extremadamente largo y complejo.

A raíz de esta sentencia, que solo puso en tela de juicio el vacío legal para regular el procedimiento de cambio de sexo, el proyecto de la organización GEDIP, de la Universidad de los Andes, llegó rápidamente a manos del Ministerio de Justicia. En un trabajo conjunto entre el Ministerio, la comunidad trans y distintas organizaciones, como Colombia Diversa, Paiis y la coalición del Aquelarre Trans, fue promulgado el Decreto 1227 de 2015 que regula este procedimiento y le permite a cualquier colombiano cambiarse el sexo sin un engorroso trámite judicial.

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Pero no todos los trans están de fiesta.

Para Diana Navarro, el Decreto no solo no es ningún salvavidas, sino que podría inclusive poner en peligro a sus compañeras y compañeros que quisieran cambiarse el sexo:"El problema es que la casilla M o F de la cédula corresponde únicamente a una categoría fisiológica, que es el sexo. Uno tiene pene o no lo tiene y esto es una cuestión de veracidad. Yo estoy de acuerdo con que se haya acortado el procedimiento, que antes era demasiado largo. Pero me preocupa que solo se necesite una declaración juramentada, sin acervo probatorio, para cambiar el componente sexo. Sin prueba de reasignación sexual se puede incurrir en una falsificación de documento público. Yo celebro también, pero me inquieta que por una norma mal dictada, o con muchos vacíos, mis compañeras terminen con problemas de este tipo", afirma Diana Navarro.

Para Diana, el problema también tiene que ver con otro tipo de solicitudes: "¿Y qué va a pasar cuando queramos salir del país? En muchos lugares el cambio de nombre, y mucho menos el de sexo, no están permitidos. ¿Entonces qué? ¿Y qué va a pasar con el cambio de sexo cuando alguna de estas personas tenga que ir a la cárcel?", se cuestiona Diana.

Pero para personas como Katia, el cambio de sexo sigue siendo algo que necesita para forjar su identidad: "En el momento de ir al médico, en el momento de presentar nuestros documentos, se reconocerá nuestra identidad. Esto es un salto importantísimo porque entramos en un terreno donde antes se nos privaba de ser sujetos de derecho", decía esta mañana Katia.

"El hecho de que sea parte de la libre determinación de una persona, el hecho de que se cumpla por el simple deseo o voluntad, sin tener que declarar que se está loco, ya nos pone en otro marco normativo para regular el tema en el país", sostiene Camilo Lozano.

Si algo queda claro es que a partir de hoy, por lo menos en el ámbito jurídico, la transexualidad deja de ser vista como una enfermedad que requiere cuidados. En vez de eso, el debate se juega ahora en el terreno de los Derechos Humanos.

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