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Cultură

En Copenhague abren un mercado en donde todo es gratis

¿Y si pudieras leer reseñas sobre el lugar al que vas de compras? ¿Qué tal si la cadena de supermercados que frecuentas tuviera un foro en vivo en el que los consumidores pudieran decir con lo que están o no conformes? Y lo mejor, ¿qué tal si tus...

Fotografía via Flickr U.S. Department of Agriculture.

Cuando se trata de comida, nuestro mundo está atragantado de reseñas.

Los críticos gastronómicos de los periódicos detallan cada semana en sus columnas dónde han ido a comer, ya sea para hablar de la falta de atención luego de haber hecho su reserva o para decir si les gustó o no. TripAdvisor tiene más de 200 millones de críticas y opiniones acerca de dos millones de restaurantes y hay un vasto océano de incisivos blogueros culinarios reseñándolo todo, desde los restaurantes con la estrella de Michelin hasta las bolsas de crispetas de sabores divertidos que les han enviado esas entusiastas compañias de relaciones públicas.

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Es casi seguro que cualquiera que busque un buen comentario sobre lo que se va a comer y pueda conectarse a internet, va a encontrar una reseña sobre la comida que se quiere comer y dónde la sirven.

Pero, ¿y si pudieras leer reseñas sobre el lugar al que vas de compras todos los días? ¿Qué tal si la cadena de supermercados que frecuentas tuviera un foro en vivo en el que los consumidores pudieran decir con lo que están o no conformes? Y además, ¿qué tal si tus comentarios en internet pudieran pagar la cuenta?

El primer supermercado “gratuito” (The Freemarket) abrió sus puertas este fin de semana en Dinamarca, en la comuna Frederiksberg de Copenhague. El concepto es conocido como “tryverstising” y no es un término nuevo en el mundo de las tendencias. Los clientes se registran antes de ir a la tienda y “compran” lo que sea que necesiten, con un límite de diez artículos al mes. Luego deben probarlos y reseñarlos en un periodo de tiempo o de lo contrario serán multados. El Freemarket también cobra a los compradores 19 coronas (6.500 pesos) al mes para cubrir los costos de la operación.

¿Y para qué hacer algo como esto? Para un observador objetivo (como yo), que entiende tanto de terminología de tendencias de consumo como lo que puede uno entender de la cara de Bruce Jenner, ¿no es como darle a probar cosas nuevas a la gente con el único requisito de que debe escribir un pequeño comentario después?

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Tal vez no. Los consumidores ostentan un enorme poder por estos días, a través de redes sociales, blogs, secciones de comentarios y foros. Internet puede crear o desechar cualquier producto y los fabricantes, obviamente, lo han entendido desde hace algunos años. La mayoría de compradores experimentados de internet, pierden la paciencia con los pop-ups, banners y todos esos anuncios estridentes que aparecen en medio de su pedido o mientras leen algo. Es un dolor de cabeza. Así que la “tryverstising”, la cultura en la que se estimula a la gente a probar cosas (carros, café, esas ridículas cajitas de galletas) antes de comprar, es una nueva forma de llegarle a la gente.

Todo cobra sentido. La generación C (C de Contenido) no quiere ver interrumpida su experiencia online. Quiere tener una opinión formada de algo tangible y comprarlo porque le gusta. No quiere ver interrumpida su compra de proteína en polvo en línea por un anuncio estridente que publicita una nueva cerveza.

Uno no puede dejar de preguntarse cuál será el punto final de este tipo de modelo. ¿Realmente la gente irá a comprar una marca específica de yogur o queso del que han disfrutado gracias al Freemarket, que es básicamente una publicidad andante? Parece ser un gran riesgo, aunque se base en la manera en que el consumismo moderno funciona. ¿Y si alguien que le gustó el producto vuelve a pedirlo de manera gratuita? Yo lo haría.

En el mundo de la comida, la cultura de los blogueros que comen gratis por el precio de una reseña es algo común. Los restaurantes y las compañías de relaciones públicas cubren el costo de la comida con la esperanza de que un bloguero y su grupo de seguidores se animen a consumir. A menudo resulta contraproducente (de forma espectacular en algunos casos), y hay un murmullo general de consenso en la industria alimenticia de que algunos blogueros se cagan en todo.

¿No lo hace todo el mundo con las cosas gratis? ¿No conocemos a alguien –a menos que mis amigos y familiares sean algo sociópatas– que haya hecho afirmaciones falsas y fabricadas sobre alguna empresa para obtener algo gratis? Una amiga mía se comió una chocolatina KitKat que no tenía galleta y, ¿qué hizo? Se la comió después de tomarle una foto y le envió una carta a Nestlé diciéndoles lo enojada que estaba porque le arruinaron su golosina diaria. Les escribió que habían estropeado sus espectativas hacia las KitKats y que eso era algo muy, muy triste para ella. Le enviaron una bolsa repleta de chocolatinas y una carta prácticamente empapada de remordimiento.

Pero bueno, mis amigos pueden ser unos imbéciles, pero entre la generación nacida antes de la supuesta Generación C de 1988 no sé cómo funcionará todo este asunto del “tryvert”. Creo que a todos nos gustan las cosas gratis, las probaremos e intentaremos obtenerlas gratis siempre que sea posible. Será interesante ver como logrará el éxito.