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Música

Califica tus discos: Botellita de Jerez evalúan sus 33 años de carrera

Nos sentamos con Armando Vega-Gil, el “Cucurrucucú”, para repasar lo bueno, lo malo y lo feo en la discografía de la banda.

Puede que no sean tan populares como Café Tacvba, Caifanes o Fobia, o que en el Vive Latino no los pongan como cabeza de cartel o les ofrezcan varios millones de pesos porque vuelvan a tocar con su alineación original. Sin embargo, Botellita de Jerez​​​ es una de las bandas más importantes en la historia del rock mexicano, aunque su importancia no se haya transmitido a las generaciones actuales.

Cuando Botellita empezó, a principios de los ochenta, los espacios para tocar en la Ciudad de México (así como en el resto del país) eran prácticamente nulos, y los grupos que había tocaban en su mayoría en hoyos fonquis, que básicamente eran fiestas ilegales en fábricas u otros lugares abandonados. La música de ese entonces era también bastante limitada: las bandas locales en su mayoría se dedicaban a imitar el rock n roll del extranjero, muy basados en el rythm & blues original, y apenas eran los comienzos del llamado Rock en tu Idioma, etiqueta que le pondrían a bandas como Fobia. En ese entonces, empezaron a surgir bandas de metal como Huizar y Transmetal; de música rupestre, como Rockdrigo González; y de rock, como Botellita y Trolebús.

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​Botellita —compuestos por Sergio Arau, "El UyUyUy"; Armando Vega-Gil, "El Cucurrúcucu"; y Francisco Barrios, "El Mastuerzo— se convirtió en una de las primeras bandas en tomar lo mexicano y mezclarlo con el rock para crear música y una identidad completamente nuevas, y tanto por su música, como por sus letras, su estética y sus shows en directo, han influido a decenas de bandas y han propuesto un discurso humorístico e irreverente que ha contribuido a formar la identidad del rock nacional.

Después de varias etapas y alineaciones ―algunas más afortunadas y memorables que otras― durante su carrera de 33 años, en la cual han dejado destacadas grabaciones como legado, la banda se prepara para presentar en directo su séptimo álbum de estudio, #NoPinchesMames (2015), en el Plaza Condesa el 30 de septiembre, festejando así sus 33 años. Por lo mismo, le pedimos a uno de sus integrantes fundadores, el Cucurrucucú, alias Armando Vega Gil, alias Armiados Hueva Vil, quien además es dueño de una retórica fluida y una mente sensata, que ordenara la discografía de la banda, de lo no tan bueno a lo bueno.

8. Busca Amor (1990)

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Una etapa que a mí me choca es la de las cumbias; no me gusta nada, creo que cometimos un error tremendo. Curiosamente ahora, si tú tocas cumbia, si le metes como huaracha al rock, estás en lo correcto, se volvió cool tocar cumbias y cantar con Los Ángeles Azules. Ni está bien ni está mal, son fenómenos que ocurren en el mercado y los músicos le entran o no le entran, les gusta o no les gusta, les conviene o no les conviene. Cuando estuvimos en la etapa de cumbias no sabes cómo nos denostaron, la reacción fue súper violenta. No me avergüenzo de este disco, pero no me gusta. Además, si lo pones en un tocadiscos ―no sé si haya CDs de ese― ¡se oye muy pinche! Si eso lo comparas con el disco que acabamos de hacer, el de No Pinches Mames, la diferencia de sonido, ejecución, concepción y composición de rolas es abismalmente diferente.

Pasar por el disco de Busca Amor nos enseñó muchas cosas. En esa etapa horrorosa, había un quinto elemento, Benjamín Alarcón, que curiosamente, cuando él se sale de la banda, como que la pesadez y la densidad y el error que habíamos hecho, se quitó. El disco de Busca Amor fue muy famoso por "La Baticumbia (Abuelita de Batman)". Hoy en día los rockeros colaboran con Los Ángeles Azules, o invitan a cantar a Paquita la del Barrio, pero a mí no me late; honestamente, las cumbias no me gustan. Valoro lo que son, y en un reventón sí las bailo, pero que yo ponga un disco de cumbias en mi casa o que busque cumbias en YouTube, ni remotamente. ¡No volvería a esa etapa jamás!

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7. Niña de mis Ojos (1989)

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Niña de Mis Ojos fue el primer disco que hicimos ya sin Sergio Arau ―ya estaba este quinto elemento―, y estábamos súper confundidos, pero hay una rola genial que seguimos tocando, que es la de "Niña de Mis Ojos". Aparte es bien chistoso, porque es una rola muy romántica, como los grupos de metal que eran todos agresivos y al final tenían una balada, que aparte era la que triunfaba. Como canción, la "Niña de Mis Ojos" la queremos mucho y la gente nos la pide un chorro y todavía la tocamos. Personalmente a mí me gusta más "Luna Misteriosa" (del álbum Forjando Patria) como rola "baladesca". Es para el público, para que se pongan así, que lloren cantando. Han pasado cosas muy chistosas: Paco cantó "Niña de Mis Ojos" en una boda; también fue una canción fúnebre, de alguien que estaba agonizando y pidió escucharla… Cosas así, que van más allá de lo que tú pudieras imaginar.

6. Naco es Chido (1987)

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Es el disco del ocaso del trío: ya no estaban bien las cosas, ya no estábamos componiendo tanto. Y de verdad, no me estoy justificando, pero quisimos hacer un acercamiento y un gran abrazo a todos los músicos que estaban a nuestro alrededor: por eso está José Cruz de Real de Catorce; tocamos una canción de Rockdrigo ―que ya había muerto―; está "El Túnel 29" de Briseño; tocamos "Todos tienen tortita menos yo" con Alejandro Lora; hay una canción de Jaime López, "Caite Cadáver"; el Sopas toca el sax. Teníamos un chingo de gente de nuestro lado, estábamos navegando en el mismo mar —todos estos músicos tocaban en Rockotitlán y decidimos abrazarlos… pero ya había un desgaste muy fuerte, muy profundo entre nosotros, y quizá el que haya habido menos composición de nosotros fue el barómetro de lo que estaba pasando con la presión de Botellita de Jerez.

Yo pienso que Naco es Chido es como la Avalancha de Éxitos quizás, ¿no? Aunque claro, visto de una manera distinta. Justo en esa época se dio el truene de Rockotitlán y el truene de Botellita de Jerez; después de una profunda crisis. Naco es Chido es el disco de crisis. Incluso la portada fue un error: en la contraportada hay una foto que estábamos los tres con nuestros penachos, con el Popocatépetl atrás, como si fuera una pintura de Jesús Helguera; ¡esa debió haber sido la portada! Y en cambio la foto que acabó de portada, donde estamos así como ochenteros ―estilo The Cure―, debió haber estado en la contra, pero creo que esa foto también es reflejo de que estábamos mal: si nos ves las jetas de la portada, no estábamos sonriendo, estamos así como sacados de onda, hay un ambiente raro entre los tres.

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El disco es como muy conceptual, estaba dividido por capítulos: "El Club de los Corazones Rasca-huele del Sargento Pérez", "La Suite del Atraco", "La Odisea Chimalpopunk"… que curiosamente hasta este tercer disco grabamos "Tlalocman", algo había que no nos terminaba de llenar, hasta que hicimos el show de las botellas de cerveza ―en vez de tocar el caracol, le soplábamos a la botella―.

La foto que según Armando debió haber sido la portada de Naco es Chido

5. Botellita de Jerez (1984)

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Al principio tocábamos medio pinche… que era un poco a propósito, éramos como una versión punk del rock: lo que decían los punks es que había que tocar con los mínimos recursos de interpretación y de producción, sonido, etc., y nosotros éramos un poco así; no sonábamos como los punks de Londres o de Nueva York, pero sí traíamos este rollo de "decir lo que necesitas decir con lo mínimo que tengas".

Cuando se formó la banda, las primeras reuniones fueron con Sergio Arau, Mila Ojeda y yo. Mila Ojeda es la hermana de Santiago Ojeda; desde el principio a la actualidad siempre ha habido la presencia de un Ojeda, o de una Ojeda. Sergio me había enseñado la canción del "Tlalocman" de su papá ―del proyecto The Tepetatles―, y un par de canciones que había compuesto, pero todavía no teníamos bien concreta la idea… sabíamos que queríamos que fuera de humor, pero no sabíamos todavía la parte ésta de lo mexicano y los pegotes que íbamos a hacer. En el segundo ensayo, Sergio se puso a jugar con un arreglo que había hecho del "Son de la negra": tocaba "Johnny B. Goode" al principio y luego se volvía el "Son de la negra" —era un chiste que él había trabajado. Entonces Mila, Sergio y yo pensamos: "vamos a hacer un rock and roll con eso, y usamos la letra de Juan Charrasqueado", y ahí salió el "Charrock and Roll", que fue nuestra primera rola. Íbamos a ser un grupo tipo unplugged, con guitarras acústicas, así medio indie folk ―como Crosby, Stills, Nash and Young―; después Mila se sale, entra el Mastuerzo, y nos volvimos un trío de poder. Terminamos siendo como Grand Funk, ¡valga las distancias!

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Arau y yo veníamos de proyectos rockeros frustrados: Sergio había hecho su banda La Ley de Herodes ―que incluso tocaron en el pre-festival de Avándaro―, pero en los 70 la policía iba a los toquines, hacía razias, le pegaba a los chavos, manoseaba a las chavas, se chingaban los instrumentos… y a Arau le robaron su guitarra. Entonces dijo Sergio "ya, a la chingada"; luego fue caricaturista del unomásuno, un periódico muy importante, muy politizado. Yo tenía una banda que se llamaba La Resurrección de Morrison, porque tocábamos puras rolas de los Doors, y después me volví músico folklorista; había estudiado antropología en la ENAH y mi tesis iba a ser sobre los hoyos funkys. Mi interés sobre el rock mexicano era muy profundo, constante; nunca dejé de seguirlo, de escucharlo, de pensarlo. Paco tuvo una banda de rock de metales que se llamaba Campirano Blues Band. Tocaban en Tulancingo, hacían covers a Chicago, Blood Sweat & Tears, Tower of Power… ¡bandonones! Paco traía también una formación muy poderosa. Después tocó en Los Nakos, que era una banda activista, formada en el 68, difusora de las ideas políticas de los 60, que siempre estuvo en huelgas, tomas de tierra y en las colonias levantiscas. Los tres traíamos una formación política, y cuando nos juntamos, traíamos toda una dinámica bien poderosa. La portada es una foto de Lourdes Grobet; nos veíamos bien contentos, echando desmadre.

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4. Superespecial Acústico Un plug Desenchufado Semi-descremado (1996)

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Ese disco está bien padre, porque son las rutinas que hacíamos en escena, los chistes que contábamos, cómo nos metíamos con el público, cómo el público se metía con nosotros, y de eso no había un testimonio hasta entonces…

Fue muy erróneo y triste que no hiciéramos ningún registro cuando éramos trío, de cómo hacíamos chistes y cómo nos chingábamos entre los tres en el escenario… hay muy pocos testimonios, que es una pena. Nunca hicimos un videoclip de "Tlalocman", y eso es un súper mega error. En el canal 11 hicieron como un documental de Botellita y ahí está el "Tlalocman"; creo que ese es un buen testimonio, pero de cuando estábamos chavos en los 80 nunca hicimos ninguno. Ahorita la nostalgia está muy de moda; yo no lo veo mal, ni lo censuro ni nada: se juntan músicos que tocaron hace 20 años y hacen una cosa sinfónica… y está padre, es como cuando te juntas con tus cuates y dicen: "vamos a tocar unas rolas de Led Zeppelin en el garage", y hay energía, te diviertes, sacas el mezcal y te pones bien contento. Quisiera meter éste en la lista, mira, hazle un huequito aquí.

3. Forjando Patria (1994)

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Justo después de nuestra etapa de cumbias hicimos este disco, que a mí me gusta mucho, pues de alguna manera es el antecedente de lo que estamos haciendo hoy. Tiene un par de rolas que me parecen geniales: "El Santos contra la Tetona Mendoza" ―que es una zarzuela-rock―, y la canción "Forjando Patria", de esas de las que estoy muy orgulloso de haber coescrito con los Botellos. Nos volvimos una banda muy zapatista —eran los años del alzamiento zapatista en Chiapas. Fue el inicio de la etapa de La HH Botellita de Jerez, con Santiago Ojeda, el Sr. González, el Mastuerzo y yo.

El cambio a Discos Culebra fue brutal: veníamos de las cumbias, nos fue fatal con Busca Amor, el grupo estuvo a punto de reventar, y además nos habían vetado de Televisa por haber tocado en el programa de Carbajo… pero antes hasta estuvimos en una telenovela, y fuimos odiados por haberla hecho. Cuando tomamos esta decisión de "chinguen su madre Televisa, las revistas, el mundo de las estrellas", nos quedamos hundidos en un agujero negro bien gacho: no teníamos representante, ni tocadas, ni disquera… no teníamos nada. Al quinto elemento de esta etapa le chocó y se fue. Como cuarteto fue que compusimos Forjando Patria; lo fuimos creando, pero cuando teníamos todo listo, no teníamos disquera. Nosotros ya habíamos hablado con Saúl Hernández sobre esto, y Saúl ahí fue nuestro súper padrino, porque él habló con el director de BMG Ariola y le dijo: "Oye, ellos son Botellita de Jerez y no tienen disquera".

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Culebra (un subsello de BMG) tenía un enfoque más indie y apoyaba a grupos que empezaban; ya habíamos presentado el proyecto ahí y no les gustó. Gloria eterna a Saúl, porque él nos salvó la vida; estábamos en un momento bien pinche: lo que seguía era disolver a la banda y las canciones del disco se iban a perder en la noche de los tiempos. Por fortuna caímos ahí y nos pudimos reconstruir. Si no hubiera sido por ese disco, no sé qué hubiera pasado… yo me hubiera quedado con un gran pesar, porque nuestro nombre estaba por los suelos después de la época de las cumbias y la telenovela, y remontar eso nos costó mucho trabajo.

Me acuerdo que hubo un concierto ahí en C.U. enorme: tocaron La Casta, los Caifanes, La Maldita… cuando salimos a tocar, al principio el público nos abucheaba y nos aventaba chingaderas, y al final del concierto ya nos lo habíamos echado a la bolsa, lo convencimos de que estábamos en una postura y una circunstancia nueva. Y este disco, Forjando Patria, es la concreción de eso, de ese brinco que pudimos dar, dejar la mierda que traíamos cargando y volvernos un grupo con dignidad. Pero creo que en general, como obra completa, hay algunas rolas en Forjando Patria que como que no cuajaron bien; yo quitaría como tres rolas, que si no estuvieran, hubiera quedado un disco redondísimo y genial.

2. No Pinches Mames (2015)

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Desde el último lanzamiento hubo un larguísimo silencio de dieciséis años, hasta No Pinches Mames. Teníamos urgencia de hacer algo nuevo, porque la segunda salida de Arau fue muy fuerte. Con él lo que hacíamos era tocar las canciones viejas, teníamos muchos años sin componer nada; eso era muy sintomático y muy cómodo para nosotros ―ni ensayábamos―, y la gente nos quería mucho y lo aceptaba… pero entonces cuando se sale él, nos salimos de la zona de confort, teníamos que renovarnos. [En] La primera reunión que tuvimos con Santiago y con González, ya llevábamos grabaciones y bocetos de canciones para hacer nuevas rolas… fue lento, nos tardamos tres años en hacer el disco, desde que grabamos la primera rola en el estudio de Hernán Hecht. Fue muy largo porque todos teníamos muchos quehaceres aparte de la banda y era difícil juntarnos. Muchas canciones se hicieron en taller, Mastuerzo es mucho de tallerear… entonces claro, la manera de componer, producir y grabar, de cuando éramos jovenzuelos a ahora, ha cambiado muchísimo, y tenemos rolas actuales que a mí me gustan bastante. Por ejemplo, "No Pinches Mames", la rola emblemática del disco: por un lado puede ser "no estoy de acuerdo", pero también "órale, qué chido está". Tiene una postura política-ideológica de nosotros frente a la realidad mexicana, sin dejar de echar desmadre, sin dejar de decir groserías, sin dejar de ser políticamente incorrectos.

Hay una canción que se llama "#43 / Presos Políticos, Libertad"; yo llegué con la idea porque traía la angustia de que acababan de meter al bote a Bryan [Reyes Rodríguez] y a Jacqueline [Santana López, dos estudiantes activistas que fueron detenidos de manera ilegal por ocho meses​], y quería hacer una canción sobre los presos políticos. Comencé a escribir, Santiago empezó a sacar una musiquita y se armó la rola. Como un principio, las canciones tienen que pasar por todos, y se les menea, se les quita y se les pone, y eso hace que nosotros, los cuatro, seamos los compositores de todas las rolas. Aunque uno lleve lo primero, empezamos a meterle mano y a afectar la melodía y la letra, y se vuelve de todos. Suena a choro, pero este específico disco sí es totalmente colectivo. Aparte de que es el que más trabajo me cuesta tocar en escena, es el que me implica más retos: como ejecutante, como cantante… ya estamos muy rodados, entonces para mí, acordarme de todas las letras bien, ya me cuesta más trabajo que cuando era un morro.

1. La Venganza del Hijo del Guacarock (1985)

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Los primeros dos años fueron de trabajo ―en escena y de escritorio―, pero cuando sacamos La Venganza del Hijo del Guacarock, ya sabíamos qué queríamos, por dónde íbamos, estábamos tocando mucho mejor, ya sabíamos cuál era el discurso de Botellita, hacia dónde iba el sentido del humor, todo el tema de lo mexicano. Tin Tan era nuestro mentor… en fin, ya todo estaba claro. Curiosamente, creo que el mejor disco es quizá el que menos se peló de los tres de la primera etapa. Estábamos navegando en un mar solitario, tocábamos en un lugar que se llamaba La Rocola y ahí nos fortalecimos, tocábamos prácticamente jueves, viernes y sábado; durante uno o dos años tocábamos todas las semanas. Hubo un año donde tocamos 360 veces; había veces que tocábamos tres o cuatro veces al día: no sólo tocábamos los domingos en hoyos funky, tocábamos en Rockotitlán, teníamos una obra de teatro con Pedro Estrada, tocamos en la posada del CUEC, en la presentación del unomásuno, en La Jornada…

Ya se había fundado Rockotitlán, tocábamos mucho, era impresionante. Entonces nos hicimos muy fuertes, y cuando hicimos el segundo disco ¡estábamos con una solidez! Entramos al estudio súper filosos. La portada la hizo Manuel Ahumada, que fue el que me presentó a Sergio Arau; era un caricaturista, el rockstar de los moneros en el unomásuno; ya murió, hace un año y medio. El segundo disco de Botellita me trae unos recuerdos bien chingones, fue un momento muy bueno de Botellita, nos queríamos mucho los tres, teníamos Rockotitlán… Cuando pongo la caja de tres discos, el Estuche de Peluche, al oír el segundo disco me quedo tan contento, tan satisfecho…

Botellita de Jerez se estará presentando en el Plaza Condesa el 30 de septiembre. Aquí los boletos​.