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Cultură

La guía VICE para que (no) te muelan a palos

No seas una víctima.

No seas una víctima. Si un puto cabrón del tamaño de una máquina de Coca-Cola trata de atacarte, agarra su brazo derecho con el dedo índice de tu mano izquierda, retuérceselo tras su espalda y patea la parte trasera de sus rodillas. Si tiene un cuchillo, usa tus codos como puños anexos y aplástale las sienes en un ángulo de 45 grados hasta que veas que sus pupilas se dilatan. Si te atrapa con alguna especie de llave de cabeza, entonces apóyate en una rodilla para así forzarlo a que se siente en tu regazo y entonces reviéntale los riñones usando el canto de tu mano izquierda contra tu antebrazo derecho… bla, bla, bla… “tabique nasal incrustado en su cerebro” y que si patatín, que si patatán. ¡Sí, ya!

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…Si una gran puta máquina de Coca-Cola trata de atacaros, se acabó. Estáis muertos. Os romperá las narices y suerte tendréis si salís de esa sin una lesión cerebral. Cualquier intento de poner en práctica alguno de esos consejos chorras que podáis haber leído en revistas como FHM ó Maxim sólo os humillará aún más. Los consejos de lucha callejera profesional sólo son válidos para los luchadores callejeros profesionales. ¿Y qué hay del resto de nosotros, los enclenques de 40 kilos?

Después de verle estrangular hasta la inconsciencia a un tío notas durante un concierto en Leicester, le pedimos al cantante de Oxbow (la mejor banda de art-rock de todos los tiempos), Eugene Robinson, que escribiera una Guía Vice que tratase sobre la realidad de pelearse; por ejemplo, cómo minimizar la inevitable paliza que estás a punto de recibir. Y esto es lo que nos envió - en su versión íntegra y sin editar: se nos dejó bien claro que cualquier cambio en el texto implicaría que nuestros cuerpecitos acabarían convertidos en “una gemebunda bola de dolor”.

NO ES TAN GRAVE
Antes que nada, dejémonos de gilipolladas. Que te arreen una señora somanta de palos tampoco es tan grave. Gracias a las propiedades anestesiantes de la adrenalina, ni siquiera es tan doloroso. Es, más que otra cosa, un puto fastidio. En el preciso instante en que tus cartílagos nasales hacen “crack”, ya sabes lo que te espera: una laaaarga y aburrida espera de 12 horas en la sala de urgencias. Cuando alguien te dice, “hijoputa, te voy a matar”, piensa en ello más como, “te voy a someter a escrutinio”, porque lo que en realidad va a hacer él es, únicamente, proporcionarte algo con lo que tendrás que lidiar durante las próximas 24 horas. Una paliza, que es cosa muy mundana. Muchísimo peor que el relativo dolor físico que saques de la pelea son las tres semanas de vergüenza y remordimientos por saber que a la hora de la verdad, cuando tenías que dar un paso al frente y sacar los puños, te achantaste como un puto gallina. Así que tranquilízate, que lo de llevarse unas hostias no es para tanto. Y, oye, si mantienes la calma quién sabe, hasta puede que salgas vencedor.
NO TE VUELVAS LOCO
Se pierden más peleas por la fatiga inducida por el estrés que por tener una técnica inferior. En otras palabras, relájate. Espira. Como lo harías a punto de tener un accidente de bicicleta o siendo violado analmente. Si al cabo de 5 minutos (una eternidad en una pelea) puedes luchar con el mismo brío que tenías durante los 20 primeros segundos, probablemente ganes.
QUÉDATE DENTRO
Las peleas en los bares suelen estar protagonizadas por bebedores. Es decir, borrachos. Aprovecha las posibilidades: puede que Boris esté más borracho que tú, y tampoco deben subestimarse las limitaciones que conlleva una pelea de interior: ahí está el típico taburete fuera de sitio con el que tropezar y entorpecer un poco las cosas, ahí la estratégica posición de amigos de confianza que pueden intervenir si vas perdiendo, y finalmente, la certeza de que alguien detendrá la pelea en menos de 10 segundos, dándote la oportunidad de adoptar una pose de tipo furioso, gritar insultos y maldiciones y rogar por que nadie te tome en serio cuando exijas, “¡Soltadme, soltadme!”
El autor, sin pelo, relajándose en su casa. Foto de Todd Hester.
ESCOGE TUS BATALLAS
¿Quieres perder una pelea? Pues empiézala. Yo he perdido todas y cada una de las putas peleas que he iniciado. Nadie escoge una pelea que cree que puede perder, y en una batalla el peor enemigo es el exceso de confianza. Si alguien está fastidiando a tu hermana y no te queda otro remedio que liarte a hostias, al menos trata de evitar a los tíos con cicatrices alrededor de ojos y orejas. Quien luce orejas de coliflor y tejido cicatricial en las cejas sólo puede haber llegado a ese punto entrenando.

INVOLÚCRATE
La pasión, eso es lo más importante. Tienes que sentir el fuego en tu interior. ¿Sabes por qué desde pequeño te asaltan esas imágenes enfermizas en las que unos skinheads sujetan a tu madre mientras otro le pega puñetazos en el estómago? Pues porque llevas la pelea dentro. Si es así, ya te habrás dado cuenta que una leve trifulca por cualquier niñería no basta para encenderte. No te motiva. Ahora bien, si accidentalmente has quemado a un tipo con tu cigarrillo, le has dado por el culo a su madre (accidentalmente o no) y estrellado tu coche contra el suyo, el tipo en cuestión tiene como mínimo tres buenas razones para partirte la crisma y tú… Bueno, a decir verdad ninguna.

NO PONGAS ESA ESTÚPIDA CARA DE POST-PELEA
Esa sonrisa falsa que ponen los tíos después de que les hayan molido a palos se tiene que acabar. Es la misma expresión que adopta un tío al que su novia pilla contándole una trola: una cara que denota absoluta incapacidad para hacerse cargo del hecho de que podrías ser visto como un pobre desgraciado. Lo más notable de esta cara es que el que la pone suele decir al mismo tiempo: “¿Lo habéis visto? El muy cabrón me ha soltado un golpe a traición. Qué sucio”. Cuatro horas después vuelves al bar y te encuentras al mismo tipo aburriendo a alguien con la misma cantinela: “Aquel cabrón me dio un golpe a traición. ¿Lo viste?” Tío, ¡supéralo! Todo lo que tendrías que hacer después de enzarzarte en una pelea es llamar a tu contrincante “cacho de mierda” con toda la calma que te sea posible, y luego ir a la barra y pedirte una copa. Después de todo, no vas a ser capaz de hablar con normalidad durante al menos tres minutos (¿notas los latidos de tu corazón?), así que no te molestes en intentar darle la tabarra a nadie.
NO VAYAS AL HOSPITAL
A menos que te haya arrancado un dedo, no se te ocurra decir que has encabronado tanto a un tío que te ha mandado al hospital. Tómate una birra y cálmate. Haz como que te están llamando al móvil y di que tienes que irte. Joder, hasta puedes decir que vas a ver si le encuentras y le ajustas las cuentas pero que tienes que ir tú solo; simplemente asegúrate de que NADIE se entere de que en realidad vas al hospital a que te hagan una cura. Si te ponen puntos, cúbrelos con una tirita gigantesca y di que tuviste que ponértela porque te goteaba sangre en la comida.
HUYE DE LAS TÍAS CABREADAS
¿Qué coño se supone que vas a hacer, pegarle tú a ella? A menos que también seas mujer, si una chica tiene un problema contigo deberías huir a todo correr mientras te cubres la cabeza. Esto, de hecho, hasta te puede dar un aire cool: la mayoría de la gente creerá que has sido un chico malo rompecorazones. Si la cosa va en serio y quiere tenérselas contigo y tú optas por plantar cara y defenderte, hay dos escenarios posibles: 1) la tía te pone fino a hostias enfrente de toda la fiesta y tú te vas con un ojo a la funerala, un labio partido y un tétrico futuro de hazmerreír del pueblo; 2) la mueles a palos tú a ella y de ahí en adelante se te recordará por siempre jamás como el tío que se sentó en el pecho de Linda aplastando su cabeza ensangrentada contra el suelo mientras la muchedumbre, estupefacta y horrorizada, se quedaba mirando sin poder mover un músculo.

DESEA LO MEJOR, ESPERA LO PEOR
Ya sé que te han dicho que la gente que no dice nada no suele hacer nada, pero eso es una chorrada. La mayoría de humanos que no son psicópatas emplean antes del conflicto una técnica psicológica llamada “mentalizarse”. Mediante una serie de palabras o estructuras lingüísticas, van entrando en calor ante la perspectiva de una posible actividad violenta hasta que, voilá! ¡Llega La Hora De Las Tortas! Alcanza ese punto antes que tu rival. Suéltale una antes. Lo cual nos lleva a nuestra próxima sección…

MOVIMIENTOS PLAUSIBLES
OK, va a suceder. Y tu tamaño y peso son los de un renacuajo en comparación con los de tu contrincante. ¿Qué hacer? No te vamos a aburrir con movimientos ninjas imposibles que jamás tendrás el coraje de usar. Por sentido común, más que nada. En cambio, te daremos unos cuantos pequeños consejos de indudable valor; por ejemplo, que debes repetir en tu cabeza las palabras “matar, matar, matar” en continuo loop antes de que comience el baile. Y unos cuantos más:
EL CABEZAZO
El cabezazo es genial porque casi no requiere precisión y el riesgo de hacerte daño accidentalmente es prácticamente nulo. El secreto para aplastarle la nariz a ese mamón es centrar tu mirada en sus dos dientes delanteros mientras proyectas la cabeza hacia delante. Si estás en Norteamérica le sorprenderás por completo.
Desventaja: Al igual que con los tiburones, no puedes ver lo que está sucediendo mientras golpeas, de modo que nunca puedes estar del todo seguro de si le has dado bien. También plantea problemas si tu rival carece de dientes delanteros.
EL RODILLAZO EN LA CABEZA
La mayoría de gente nunca piensa en esto, y eso es porque muy pocos han estudiado ese mortífero arte del sudeste de Asia, el Muay Thai. Además, seguro que te parece que tu rodilla está demasiado lejos de su cabeza como para que este movimiento surja naturalmente, ¿no? Bueno, pon tus manos en la nuca del sujeto y tira de él hacia abajo con autoridad mientras pegas un brinco con la rodilla levantada: el brusco empujón hacia abajo hará que la parte posterior de su cabeza se encuentre con tu pierna elevada, ¿Y cuando su cabeza y tu rodilla se encuentran? Bueno, sólo puede describirse como magia.
Desventaja: Debes hacerlo rápido porque la gente, en general, tiende a darse cuenta de que algo raro pasa cuando les agarras la nuca. Ya ves, desconfiados que son.
LA ESTRANGULACIÓN TRASERA
Si, por azar o lo que sea, te encuentras durante la pelea parado a sus espaldas, ¡es hora de asfixiar al hijo de puta! Pasa tu brazo derecho alrededor de su garganta, cógete tu hombro izquierdo para cerrar la presa y aprieta fuerte. Con la mano libre puedes empujar su cabeza hacia delante, comprimiendo así su cuello todavía más. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que puedes hablarle durante todo el tiempo que dure la operación. ¡Que sepa que a ti ni Dios te toca los huevos!
Desventaja: Podrías matarlo con facilidad, y en ese caso tendrías que dar un montón de explicaciones. La mayoría de ellas a unos señores de uniforme que, si quieren, te pueden tocar MUCHO los huevos.
EL UPPERCUT
Si alguien te tiene preparado un golpe de K.O., fijo que nueve de cada diez veces va a ser un uppercut, el famoso gancho de abajo a arriba. No sé si se deberá al violento choque entre la mandíbula inferior y la superior o a que el impacto presiona algún tronco nervioso, pero este golpe relativamente fácil de ejecutar garantiza que tu rival se irá a dormir antes de hora. Mantén el brazo pegado a tu costado, ve cargando de energía el golpe y entonces, ¡bam! lanzas el puño hacia arriba como si fuera un muñeco con un muelle al que de repente han abierto la tapa de la caja. Una excelente manera de administrar este golpe es mover tu mano izquierda delante de su cara mientras dices algo tipo, “Tranquilo, tranquilo, no quiero problemas. Todo ha sido un malentendido.” Y entonces, con la derecha, le pegas el ñasca.
Desventaja: Si la velocidad de tu mano es lenta, ni PIENSES siquiera en intentar esto.
EL CONTADOR LOCO
Pensarás que este método es extraño, pero funciona. Siempre funciona. Le dices al tío que vas a contar hasta cinco. No dices por qué. Simplemente lo haces. “UNO”; entonces, cuando parece que estás aspirando aire para decir “DOS”, echas a correr lo más rápido que puedas. No sé por qué coño funciona, el caso es que lo hace. Hay un intervalo de unos tres segundos en el que el otro, desconcertado, se queda pensando, “Eh, si dijo que contaría hasta cinco” y eso es todo lo que necesitas para consumar tu escapada.
Desventaja: De haber existido una posibilidad de ganaras la pelea, por remota que fuese, todo el mundo te considerará un jiñao.
EUGENE ROBINSON
Traducción: Tomás Nervi
Robinson tiene un historial de 0 triunfos y 3 derrotas en peleas callejeras que él ha comenzado, 6 triunfos y 0 derrotas en peleas que no, ocho años de Kenpo Karate, dos de Muay Thai, uno de Jiu Jitsu brasileño, tres de lucha libre y diez con su banda propensa a pelearse, Oxbow (www.theoxbow.com).