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Rashad Evans quiere bajar a peso mediano y pelear en el Madison Square Garden

El veterano de UFC merece cualquier oportunidad que quiera.
Photo by Jeff Bottari/Zuffa LLC

Cuando Rashad Evans entró al set de The Ultimate Fighter en agosto de 2005 pesaba cerca de 225 libras. Esto lo convirtió en el segundo competidor más ligero de entre los nueve peleadores de peso completo que competían por un contrato de UFC en esa temporada; aunque dos años antes, Evans había luchado en la universidad con 174 libras, de alguna manera así había superado sus deficiencias físicas y venció a todos los que enfrentó ese año, incluso a aquellos que lo superaban por 40 libras. No obstante, tan pronto como entró oficialmente a UFC inteligentemente descendió a la categoría de las 205 libras, sabiendo que en cualquier situación de pelea fuera de la televisión de realidad, el tamaño es el destino. Uno no puede pretender ser un peso completo durante mucho tiempo si quiere mantener la cabeza sobre los hombros y el cerebro en la cabeza.

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Once años más tarde, Rashad Evans se siente fuertemente establecido como parte del firmamento de UFC como el mismo octágono: una de esas figuras que siempre ha estado ahí. Pero la cruda realidad de las MMA es que son parecidas a un amante que no perdona. Y cuando comienza el declive del cuerpo humano después de una década de repetida y constante devastación que jamás se detiene. No hay vuelta atrás, no hay manera de recuperarlo. Sólo queda adaptarse, ajustarse y resignarse. Evans tiene ahora 36 años y por primera vez en su larga carrera está en medio de una mala racha. Dos derrotas consecutivas y cuatro de seis (peleas) perdidas deberían ser suficientes para que cualquier hombre o mujer que alcanza la madurez contemple su lugar en el mundo. Y con el inevitable deterioro del cuerpo nadie criticaría a Rashad Evans si decide hacer una carrera tardía y regresar a la categoría de peso completo, donde todo comenzó para él; volver a un lugar en el que, incluso a los 36 años, podría ser el hombre más rápido de la habitación y en el que ya no tendría que luchar contra la creciente renuencia de su cuerpo para cortar enormes cantidades de peso.

Pero Dios bendiga a Rashad Evans, el hombre es indiferente a la salida fácil. En lugar de moverse al peso completo y continuar su carrera felizmente comiendo lo que quiere y esquivando los golpes de los hombres más fuertes pero más lentos, como sería su derecho como veterano de UFC, Evans le dijo ayer al anfitrión de MMA Hour, Ariel Helwani, que en realidad descenderá a peso mediano, de vuelta a la categoría en la que luchó hace 15 años, cuando era un joven con los ojos abiertos, lleno de promesas, gozando de un metabolismo con la velocidad del rayo. Antes de llegar a los 40, Evans dijo que está contemplando a la categoría de peso más bajo para lograr un renacimiento, un último empuje antes de la inevitable decadencia, uno más a prisa para poner un límite a una carrera en las peleas antes de que se mude de manera permanente al escritorio de comentarista.

"Bueno, ya sabes, lo que pasa es que es un corte pesado, pero en algún momento siento como que necesito empezar de nuevo, como empezar fresco, ya sabes", dijo Evans. "Y 185 libras es el peso en el que siempre he pensado estar, pero realmente nunca puse el tiempo ni la disciplina para que eso ocurriera. Y sabes, vengo de perder dos peleas, sólo quiero encontrar la manera de animarme un poco y volver a querer competir de nuevo. Siento que bajar a los 185 es la mejor opción".

Después de una década como un peleador de UFC —un excampeón cuya desenvoltura, lengua rápida y eterna disputa con Rampage Jackson ayudó a elevar la popularidad de UFC a finales de la década del 2000— Evans merece una oportunidad para regresarle algo de vida a su carrera y su espíritu de peleador de la manera que considere conveniente, incluso si esto significa pasar por un corte de peso brutal. Se ha ganado el derecho de hacer lo que quiera. Y si el nativo de las Cataratas del Niagara quiere hacer su debut en peso mediano en noviembre en el Madison Square Garden como parte de su largamente esperado retorno a la UFC en Nueva York, los promotores deben hacer que suceda.

Necesitan todos los hijos nativos y adoptados del Empire State puedan que puedan en el evento para santificar el hecho y celebrar su regreso. Chris Weidman, Al laquinta, Rafael "Sapo" Natal, y definitivamente "Suga" Rashad Evans, reconocen, quizá más que nadie, la solemnidad e importancia de esta ocasión y su significado para la vida de un peleador que se acerca al ocaso de su carrera. Para Evans, después de una carrera larga y de estar disponible para pelear casi siempre, una pelea en el MSG significaría una oportunidad de alcanzar la inmortalidad.

"Es absolutamente perfecto. Yo no podría pensar en algo mejor para mí que la oportunidad de competir en esta cartelera, de ser parte de lo que este evento significa para la historia de las artes marciales mixtas", dijo Evans. "Esto es de lo que se trata. Sólo de ser parte de la historia. Pase lo que pase en mi vida, viviré por siempre en este momento, seré inmortalizado por el hecho de que competí en el primer evento de artes marciales mixtas de UFC en el Madison Square Garden, y para mí, eso es algo que nadie podría quitar".