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Comida

Por qué los hombres prefieren el sexo sobre la comida

Lo que siempre sospechamos ha sido comprobado y explicado por la ciencia: los hombres prefieren el sexo sobre la comida. ¿Porqué?
Foto von Henry Fong via Flickr

¿Qué prefieren los hombres, el sexo o la comida?

Esta pregunta ha perseguido a casanovas y gastrónomos de la historia durante siglos, ha alimentado las risitas de las adolescentes en sus pijamadas, y le ha quitado el sueño a innumerables novias ansiosas. La elección antagónica entre dos grandes placeres carnales del mundo mortal también ha perturbado a los hombres. ¿Pastel de doble chocolate o ir a mi casa a "tomar el café"?

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Chicos, en serio, si de verdad tuvieran que escoger, ¿qué eligen, sexo o comida?

Bueno, quizás la duda se resuelva pronto por fin, ya que de acuerdo a un nuevo estudio, el género determina la programación del cerebro.

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LEE: Vistazo a un restaurante sexual en Taiwán.

Después de estudiar las neuronas de los gusanos nematodos, los investigadores de la University College London y del Albert Einstein College of Medicine en Estados Unidos, concluyeron que los cerebros masculinos pueden estar programados para priorizar el deseo de tener sexo sobre el de comer.

Antes de seguir, aquí una breve clase sobre el gusano nematodo (para aquellos que se saltaron las clases de biología en la preparatoria): tiene dos sexos, macho y hermafrodita, que se reproduce usando su propio esperma. Ya que las criaturas hermafroditas no tienen ninguna razón para querer sexo, los nematodos machos tienen que esforzarse mucho para seducir a sus contrapartes autosuficientes con tal de garantizar que la población siga teniendo diversidad de género.

Publicado en la revista Nature esta semana, la investigación analiza las diferencias entre los dos sexos de nematodos, y concluye que los machos tienen un conjunto de neuronas extra dedicadas exclusivamente a la búsqueda de relaciones sexuales, incluso a expensas de la comida. Estas neuronas adicionales, apodadas "las neuronas misterio del macho" (MCM por sus siglas en inglés), se activan una vez que el nematodo macho llega a la madurez sexual.

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La líder del estudio, Arantza Barrios, del University College London, le dijo a The Washington Post que "este comportamiento debe tener mucho que ver con el comportamiento de todos los machos, incluyendo por supuesto, a los hombres".

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Barrios y los investigadores asociados probaron esta teoría con el "aprendizaje asociado", o la capacidad de recordar que una cosa está relacionada con otra. Usaron sal como estímulo para que los gusanos aprendieran a asociar esta sustancia con el desagrado. Incluso en un nuevo entorno, los gusanos que previamente estuvieron privados de comida, se alejaron de los alimentos con altas concentraciones de sal. Lo que es interesante es que, los mismos gusanos hambrientos buscaron las altas concentraciones de sal cuando estuvieron en presencia de otros gusanos hermafrodita. Los investigadores concluyeron que esta la preferencia de la asociación sal-sexo es más fuerte que la asociación sal-comida.

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Básicamente, las MCM causan que los gusanos machos prioricen el sexo sobre las oportunidades de comer, aún estando hambrientos.

Antes de que rodemos los ojos pensando en las extrañas mentes de los hombres, debemos aclarar que la existencia de las MCN sólo está comprobada en los gusanos nematodos machos. Sin embargo, los investigadores declararon que los hallazgos "nos dan una perspectiva para entender el comportamiento sexual de los seres humanos".

Según Barrios, "la investigación demostró cómo las diferencias genéticas y el desarrollo entre los sexos conducen a cambios estructurales en el cerebro de los gusanos machos durante su maduración sexual. Estos cambios hacen que los cerebros masculinos funcionen de manera diferente, permitiendo que los machos recuerden encuentros sexuales previos cuando se encuentran en situaciones donde el sexo es una posibilidad. Gracias a esto, siempre eligen sexo".

Así que es probable que durante una cena romántica, los hombres estén pensando en el encuentro sexual posterior. Por eso, tal vez y sólo tal vez, nunca piden el postre en el restaurante.