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Relaciones

"Su pene olía a queso podrido": ¿Cuál es el mayor secreto que has escondido a tu pareja?

"No voy a decir que tenía el pene pequeño, pero tampoco tenía el más grande del mundo".

Viernes en la noche y estás sentado junto a tu pareja en su restaurante favorito dispuestos a ordenar por cuarta vez en el mes una pizza. Mientras esperan al mesero, los dos checan Instagram y Twitter, dan likes a tres tuits sobre la serie de moda en Netflix y respiran el aire a desespero que está sobrevolando la mesa. Cuando por fin decides mirar el rostro de tu acompañante, lo único que sale de tus adentros es: "¿Qué tal la semana?"

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No quiero sonar como terapeuta, pero la base de una relación es la comunicación. Mientras sea fluida y sincera, probablemente todo estará bien. Nadie se va a quejar a menos que el sexo sea horrible. Una de las cosas más chidas de tener pareja es que puedes lograr una especie de intimidad y complicidad para contar cosas que a tus amigos o familiares ni con tres tragos de whisky les contarías.

Nunca me ha gustado contarle todo a mis parejas, pienso que el misterio agrega un poco más de diversión y emoción a las relaciones. A una de mis parejas, cuando ya todo estaba en la mierda, le escondí que paralelamente ya estaba construyendo otra relación, e incluso ya iba a casa de su madre y me presentaban como el "novio". Sí, soy un culero. Algunas personas nos contaron el peor secreto que han escondido de sus parejas.

FUMABA MARIGUANA PARA COGER PORQUE DE LO CONTRARIO NO SENTÍA NADA

Tenía 19 años, no conocía mucho sobre el sexo y estaba empezando a experimentar lo que en realidad significaba coger. Las primeras veces que lo hice con mi novio, quizás por el dolor y nerviosismo, pensé que era normal no sentir mucho. Cuando lo fuimos haciendo más, esto seguía pasando y no sentía nada. Hablando con mis amigas, me recomendaron que fumara un porro como media hora antes de coger, ya que, según ellas, eso magnificaba todas las sensaciones. Les hice caso, y una vez que mis padres estaban de viaje le dije a mi novio que fuera a mi casa. Fumé, y esperé a que llegara. Ya bien pacheca me le tiré encima y pues cogimos. Lo sentí bien cabrón, cada vez que tocaba alguna parte de mi cuerpo me daban escalofríos y la penetración se sintió mucho mejor. Él nunca se enteró, porque ni siquiera le gustaba la mota y no era algo que hiciéramos juntos. Además, ¿cómo iba a decirle que fumaba mariguana para cogérmelo porque de lo contrario no sentía nada dentro de mí? No voy a decir que tenía el pene pequeño, pero tampoco contaba con el miembro más grande del mundo.

—Fabiola, 25 años.

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ENGAÑÉ A MI NOVIO CON SU JEFE

Mi ex tenía una obsesión con su jefe, siempre me comentaba lo "genio" que era y que quería ser como él. Su jefe era todo lo que no era mi ex: seguro de sí mismo, exitoso, no vivía con sus padres y tenía un sentido de la moda muy chingón. Se viste muy bien aún. Siempre me pareció atractivo, pero nada fuera de la normal, a todas nos parece atractivo Brad Pitt pero eso no significa que estemos enamoradas de él. Recuerdo una vez en que mi ex me escribió un mensaje muy emocionado porque su jefe lo había invitado a cenar en su departamento, era casi el día más feliz de su vida. En serio tenía una admiración tóxica, creo que nunca había visto algo así. Cuando mi ex llegó de cenar con su jefe, me habló maravillas de la colección de libros y discos que tenía, la decoración de su sala y hasta me dijo que pensaba que yo era guapa. Poco a poco mi ex fue logrando que su jefe me gustara de una forma parecida a la de él. Lo fui admirando igual que él y viéndolo como "un escalón más arriba" que mi ex.

Una noche, en una fiesta de la oficina, acompañé a mi ex y nos sentamos en la misma mesa que su jefe. Charlamos, bailamos y terminamos en su departamento en la madrugada. Tuve mucha onda con él, me hizo reír mucho y la verdad que mi ex le celebraba todo lo que él decía. Al otro día, me llegó una solicitud de mensaje en Instagram de su jefe en la que me invitaba a salir. Yo no me lo pensé, fuimos a cenar a un restaurante hermoso y regresamos a su depa. Cogimos, pasé la noche en su casa y al otro día los dos nos arrepentimos y dijimos que era mejor olvidar lo que pasó. Hoy en día mi ex sigue trabajando para él.

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—María Fernanda, 30 años.

TUVE SU CLAVE DE FACEBOOK POR CASI DOS AÑOS

Mi novia venía mucho a mi casa, nos quedábamos a dormir constantemente, nos bañábamos juntos y ella usaba mucho mi laptop. No sé por qué, pero cuando te conectas muchas veces desde la misma computadora, al parecer Facebook o Chrome te dejan guardar la clave o algo así, y pues al parecer ella tuvo la brillante idea de dejar la clave guardada en los cookies del explorador. Me di cuenta porque un día me salía su mail y clave ya colocados en la página de iniciar sesión de Facebook, y pues, la tentación fue muy grande.

El problema cuando haces este tipo de cosas, es que empiezas a revisar cada conversación y buscas tu nombre para ver qué hablan de ti en tu ausencia, o peor aún, checar si te están poniendo el cuerno. Las primeras veces no encontré nada muy relevante, pero a medida que pasaba el tiempo me metía más y más en su sesión, y empezaba a interpretar de otra forma toda conversación que veía que tenía con otro güey. Empecé a desconfiar cabronamente de ella y quizás esto inconscientemente quebró la relación. Buscar problemas donde no los hay normalmente los crea, así suene a lema de abuelita.

—Carlos Luis, 32 años.

LE DIJE QUE ERA VIRGEN

Nos conocimos como a los 19 años y, ya para esa edad, gran parte de las personas contemporáneas a nosotros habían perdido la virginidad, pero casualmente él no. Cuando salimos por tercera vez, hablamos de esto y él —sin preguntarme— asumió que yo era virgen también. Él era de esos hombres que piensan que las mujeres tienen que llegar vírgenes hasta cierta edad, pero eso es culpa de cómo lo educaron porque sus padres son muy chapados a la antigua. Fuimos a un motel para por fin coger y, como él no tenía mucha experiencia, se creyó el cuento completo. Duró pocos minutos, quizás dos o tres, y estaba tan feliz con su experiencia que no se dio cuenta que yo no era para nada virgen. Perdí mi virginidad a los 15 con un amigo de la escuela, pero hasta el día de hoy mi ex piensa que fue con él.

—Fabiana, 28 años.

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SU PENE OLÍA A QUESO PODRIDO

Hay situaciones que lamentablemente hacen que una pareja sea incompatible, por más buena onda o risas que haya entre los dos. Para mí, el sexo siempre ha sido muy importante, más que cualquier otra cosa, y mis parejas lo saben, es algo con lo que soy muy abierta y no me da pena esconderlo. Si coges mal, pues no va a funcionar. Tuve una ex pareja de dos meses, con la que me llevaba bien y la verdad nos divertíamos mucho juntos. Cogimos en la primera cita, muy pedos, así que la verdad no me acuerdo de mucho, sólo que lo hizo bien.

Ya para la segunda vez que lo vi, cogimos sin alcohol, pero toda la noche sentí que había un olor extraño en su recámara que no me dejaba concentrar bien. La neta pensé que era algún calcetín o algo así, normalmente los chicos con los que he salido son bien desordenados y bueno, no me extrañaba que tuviese ropa sin lavar cerca de su cama. Una noche en su auto nos pusimos calientes y empecé a tocar su pene. Le bajé el pantalón para darle un blowjob y ¡boom! Un olor rarísimo a queso podrido salió de su ropa interior. Fueron segundos muy rápidos, pero cuando metí su pene en mi boca literalmente sentí como si estuviese comiendo una especie de queso bien raro, fue muy desagradable y lo saqué de mi boca bien rápido.

Le conté a mis amigas porque en realidad el chico me gustaba mucho y no sabía qué hacer. Decidí darle una oportunidad más ya que pensé que no se había bañado ese día o algo así, y en una cita en mi casa volvimos a desnudarnos y ese mismo olor salió de su pene. A los días le dije que mejor lo dejáramos hasta ahí, que aún estaba enamorada de mi ex. Nunca le dije que lo dejé porque su pene olía a queso podrido, me daba muchísima pena.

— Clementina, 28 años.

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