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ESPAÑA

¿Podría el yihadismo infiltrarse en el Ejército y las fuerzas de seguridad de España?

Tras los casos de ex soldados que han abrazado el islamismo radical y los supuestos chivatazos de la Policía Nacional a yihadistas, VICE News analiza si el terrorismo islámico podría infiltrarse en el Ejército y las fuerzas de seguridad españoles.
Soldados del ejército español haciendo maniobras militares en Zaragoza. (Imagen por Toni Galán/EPA)
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El hecho de que, al menos, cuatro ex soldados se hayan unido a la causa del islamismo radical, la denuncia sobre un supuesto chivatazo de la Policía Nacional a un grupo de terroristas yihadistas investigados, y la formación de simpatizantes de ETA en el ejército español en la década de los 80 y los 90, toman, tras los atentados de París, una mayor dimensión.

Es, en el contexto de la psicosis social ligada al sangriento ataque que acabó con la vida de 130 personas, que estos capítulos de la historia reciente e inmediata del terrorismo en España, hacen aflorar una pregunta latente: ¿Podría el yihadismo radical infiltrarse en el Ejército y en las fuerzas de seguridad del Estado [Policía Nacional y Guardia Civil]? Y, si así fuera, ¿los cuerpos de seguridad y las fuerzas armadas tendrían suficientes instrumentos, experiencia y conocimientos para combatir con éxito esta hipotética estrategia?

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"Nada es descartable pero no parece que una organización del islamista radical como Estado Islámico, que tiene tan sólo unos dos años de historia, cuente con un objetivo a tan a largo plazo [como para dedicar los recursos necesarios para llevar a cabo una exitosa estrategia de infiltración]", explica a VICE News Pedro Baños, especialista en geopolítica y coronel del Ejército de Tierra en la reserva. "Esta clase de grupos terroristas buscan objetivos rápidos, consiguen radicalizar a la gente en cuestión de meses y esto requeriría años", añade.

Para Baños este tipo de terrorismo está en una fase "más de asegurar su supervivencia y no de expansión" a otros territorios y, más allá de capítulos aislados como la trágica masacre de París, precisa, "pelean en el ámbito regional". Se trata de un modus operandi que nada tiene que ver con la forma de actuar de ETA.

El teniente Luis Gonzalo Segura, apartado del Ejército por sus denuncias de corrupción contra las fuerzas armadas, afirma a VICE News que, mientras durante la época más sangrienta del terrorismo etarra, se dieron muchos casos de simpatizantes y miembros activos de ETA que se integraron estratégicamente al Ejército [sin hacer uso de la figura del objetor de conciencia], no tiene constancia de que esto esté sucediendo con el terrorismo de raíz islamista.

"Es improbable pero posible", aseguran a VICE News [respecto a la futura presencia de topos vinculados a grupos terroristas de corte islámico] fuentes cercanas al Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

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"Parece una estrategia demasiado larga y azarosa para que les salga rentable. Hay que tener en cuenta que en el Ejército, por ejemplo, para entrar en unidades que cuentan con una intensa y continuada formación, es decir, unidades de intervención inmediata, como las Unidades de Operaciones Especiales y ciertas fuerzas de la infantería de la marina o de los banderas de la legión hay que tener, al menos, unos cinco años de carrera militar. La infantería de base no ve un explosivo en su vida, continua, y realiza un número limitado de disparos de práctica porque el presupuesto no da para mucho más". Algo similar sucede, precisan las mismas fuentes, en las fuerzas de seguridad del Estado.

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Vigilancia y filtros de selección

Para evitar estos casos, en primera línea, trabajan los servicios de inteligencia integrados en las fuerzas armadas, la Guardia Civil y la Policía, sigue esta fuente próxima al CNI que ha preferido no revelar su identidad.

"No estamos libres de este peligro, es algo que podría suceder [infiltraciones] pero que, de momento, no tenemos constancia de que haya sucedido. Con todo, los filtros que pasan los soldados para ingresar en el cuerpo contemplan test psicotécnicos, la comprobación de sus antecedentes penales, entrevistas con un psicólogo", detalla a VICE News Jorge Bravo, subteniente y presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME).

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En el ámbito castrense, desarrolla el teniente Segura, también existen unidades de inteligencia [conocidas bajo las siglas de CIFAS] que hacen seguimientos cuando ello se considera necesario. Otras fuentes militares consultadas explican que se trata básicamente de tareas como el rastreo de la actividad de miembros "sospechosos" en las redes sociales e Internet.

En el caso de la Guarda Civil, José Cobo, secretario de comunicación de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) y miembro activo de este cuerpo, explica a VICE News que las infiltraciones "siempre ha sido un tema que se ha vigilado mucho. Antes, por ejemplo, se hacía seguimiento de todos aquellos casos de objetores de conciencia [ahora el Ejército se ha profesionalizado y el servicio militar hace años que perdió su carácter obligatorio] que, posteriormente, se presentaban a las pruebas para ser guardias civiles".

Cobo descarta que se hayan registrado casos de topos del terrorismo islámico en este cuerpo y recuerda que más allá de las pruebas de acceso [que también implican test psicotécnicos y la revisión de antecedentes] existen tres unidades internas encargadas de evitar que algo así suceda: el Servicio de Asuntos Internos, la Unidad Central Operativa (UCO) y, sobre todo, los Servicios de Información de la Guardia Civil (SIGC).

"Tanto las fuerzas de seguridad como el Ejército contemplan este escenario y entienden que esto es una posible amenaza pues hay efectivos musulmanes en todos los cuerpos y es muy difícil detectar eso en un proceso de ingreso", considera, en cambio, el abogado Antonio Suárez Valdés, especializado en Derecho Militar, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional.

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Sin embargo, tanto Cobo, como Segura, Baños y Bravo consideran que tanto la experiencia adquirida durante los años de lucha contra ETA como los medios disponibles dificultan en gran medida la presencia de topos en el ámbito militar y policial.

"Lo que hay que prevenir es la islamofobia"

La otra cara del temor a posibles infiltraciones es la discriminación. "Si eres musulmán y formas parte del Ejército o de algún cuerpo de seguridad te señalan con el dedo", asegura a VICE News Yonaida Salem, presidenta de la asociación Intercultura de Melilla [la ciudad autónoma española situada en el norte de África].

"Lo que hay que prevenir es la islamofobia", declara a VICE News Marco Domínguez, de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). De acuerdo con sus cálculos en Melilla que, como la también española Ceuta, es un enclave que se baña en tierras marroquíes, un tercio de los militares son musulmanes. Sin embargo, se desconoce la cifra global y el Ministerio de Defensa se niega a facilitarla porque "este dato pertenece a la vida privada de los militares y éstos no están obligados a declararlo".

"Desde el atentado de las Torres Gemelas, el índice de ingresos de musulmanes en el ejército es mínimo en comparación con el de latinoamericanos. Están sustituyendo a los musulmanes por los latinoamericanos. El problema es que esta bajada en el reclutamiento de jóvenes melillenses [que profesan la religión del Islam] reduce considerablemente sus oportunidades laborales. Melilla es una ciudad con un alto paro juvenil y de fracaso escolar. El verdadero Estado Islámico aquí es el paro", explica Salem.

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Lo mismo sucede, añade, con las renovaciones de los militares. La mayoría de soldados musulmanes, concreta, no consiguen informes positivos para alargar su carrera militar. "Yo he recibido muchas quejas de musulmanes militares que se sentían discriminados e incluso perseguidos cuando iban a rezar a las mezquitas". Ahora, continúa, con los atentados de Francia, todo va a empeorar.

Pero la afilada hoja que separa la discriminación de las actuaciones en pro de la seguridad puede tener, a veces, doble filo. "Es verdad que, en términos de control y seguimiento, el foco es mayor cuando se trata del colectivo musulmán de la misma forma que antes sucedía con los ciudadanos vascos que ingresaban en cualquier estamento armado", reconoce otra fuente de la Guardia Civil consultada por VICE News.

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De acuerdo con una información publicada por el diario español El Mundo, los agentes de la Inteligencia española mantienen un escrutinio constante sobre los militares musulmanes destacados en Ceuta y Melilla. Su objetivo, recoge el rotativo, "son los barbudos, los que radicalizan su actitud o los que abandonan el Ejército sin tener otro trabajo fuera".

En su gabinete jurídico, Suárez ha manejado entorno a una docena de denuncias por discriminación tanto en el Ejército como en la Guardia Civil y la Policía Nacional desde 2014.

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En este sentido, Segura reconoce que en el seno del Ejército hay mucho racismo, pero también clasismo y machismo. A ello, el teniente le suma el maltrato laboral que se inflige a la tropa. La precariedad y la pérdida de trabajo, algo que sucede a menudo en las fuerzas armadas, es un elemento que en ciertos casos y siempre que se den muchos otros componentes, podría contribuir a un proceso de radicalización, apunta.

Algo que entronca con las palabras de Domínguez respecto de los ex soldados radicalizados: "con toda probabilidad eran personas que tuvieron un vínculo laboral corto con el ejército porque no se les renovó o bien porque decidieron irse". "Fueron casos aislados", puntualiza.

"La frustración de un situación paupérrima o la conversión al Islam como una manera de encontrar sentido [a una vida vacía]", considera Baños, son elementos que están detrás del integrismo.

Entorno al papel de musulmanes destinados a países donde el Islam es la religión mayoritaria, Domínguez niega que ello suponga problema o complicación alguna: "son profesionales y cumplen con su deber".

Fuentes de la Policía Nacional y de la Confederación Española de Policías (CEP) no contestaron a las demandas de información de VICE News para elaborar este artículo. Tampoco lo hicieron, los servicios de comunicación de la Guardia Civil y la Policía Nacional.

Sigue a Maria Altimira en Twitter: @mariaaltimira

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