Sin cuadrilla no hay carnaval: tras los pasos del Diablo en las fiestas de Riosucio

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Sin cuadrilla no hay carnaval: tras los pasos del Diablo en las fiestas de Riosucio

Nos fuimos a las faldas del Cerro Ingrumá para seguirle la pista al Patas que anda de carnaval.

La fundación de Riosucio como municipio data del año 1819. Sin embargo, estas tierras ubicadas en el alto occidente del departamento de Caldas, al lado del Cerro Ingrumá, ya estaban habitadas por dos poblaciones desde mediados del siglo XVI: Quiebralomo y La Montaña, quienes vivieron en mortal enemistad. En su momento, sus párrocos decidieron poner fin a las disputas, sellando el pacto con la celebración de un carnaval que uniera las tradiciones de cada pueblo, y de esta forma exaltara diversas expresiones a través de "Diversiones Matachinescas", estableciéndose así las cuadrillas.

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Una cuadrilla se conforma aproximadamente por quince integrantes entre hombres y mujeres, acompañados por una banda de músicos cuyo propósito es llevar un mensaje a todos los visitantes del carnaval. Estos mensajes oscilan entre las críticas al gobierno y sus dirigentes y la búsqueda de un mundo en paz y sin conflictos religiosos o de razas.

De la unión de los pueblos en el siglo XIX, aún se conservan elementos representativos de cada cultura que perduran en el carnaval, como lo es el guarapo y homenajes al jaguar en las máscaras de los indígenas, los disfraces y mamarrachos que conmemoran también a los españoles y su relación con el teatro, los cánticos tradicionales de las culturas afro y los matachines. Todos estos elementos han generado en los riosuceños valores de pertenencia que se transmiten de generación en generación perpetuando una sátira a la realidad tanto nacional como mundial.

Cada una de las 28 cuadrillas presentes en el Carnaval de Riosucio, también conocido como el Carnaval del Diablo, está conformada por una junta con tesorero, secretario y capitán, los cuales están encargados de recolectar el dinero para la elaboración de los disfraces (entre uno y tres millones de pesos por disfraz, confeccionados por mujeres del pueblo); gestionar la inscripción de la cuadrilla ante la junta general del carnaval; y coordinar todos los detalles para la puesta en escena en las casas cuadrilleras (acto seguido a la presentación en el desfile y entablado).

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Existen muchas formas de vivir el carnaval. Una de ellas y la más habitual es el visitante que disfruta en promedio dos de los cinco días de fiesta. Un fin de semana donde se venera a 'su majestad El Diablo' y se espera el gran momento de su salida apoteósica por las calles del pueblo. Este diablo mide entre cuatro y cinco metros y representa la imagen oficial del carnaval que da el inicio formal a las fiestas y al consumo del guarapo.

El día más esperado para todos los cuadrilleros es el domingo de carnaval. Este año, esta fecha se celebró el pasado 4 de enero. En este día todas las cuadrillas salen en desfile multitudinario para dar un mensaje con sus disfraces a lo largo del recorrido por las calles de Riosucio, para finalmente llegar al entablado en donde se entonan las canciones de cada cuadrilla.

Finalizando el carnaval con la quema del Diablo (una réplica de la estatua), se da por terminado el periodo festivo del pueblo Ríosuseño, y de inmediato se conforman cuadrillas para buscar el tema y disfraz de la próxima fiesta que se celebrará en dos años, donde propios y extraños se reúnen nuevamente para conmemorar así, la sátira carnavalesca.