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En un intento por comprender mejor a los que deciden estampar su cuerpo con unas cuantas letras chinas al azar, le pedí a unos cuantos tatuadores que me contaran sus anécdotas favoritas. Estas son sus historias, contadas con sus propias palabras.
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Su novia se presentó a la primera cita y, en efecto, se fue con un pito enorme en el estómago. Luego llegó el turno del chico. Como medía casi dos metros y tenía un pene descomunal, me pidió que le tatuara la vagina un poco más grande que en la vida real. El producto final acabó teniendo el tamaño de un folio DIN A4. Mientras trabajaba en el tatuaje, el cliente recibió un mensaje de texto en el que había una nueva foto de la misma vagina, solo que esta vez había algo blanco, también. Le pregunté si era semen. '¡No! ¿Qué crees, que somos unos pervertidos?', contestó indignado. Nunca supe qué era aquella sustancia blanca, pero para rematar la faena, me pidió que también le tatuara un mensaje que dijera "No hay un coñito como el de mi chica". Encantador.Varias semanas después, me lo encontré por la calle. Le pregunté cómo iban los tatuajes y él me dijo que ya no estaban juntos. Seguramente les fastidiará tener que llevar los genitales del otro tatuados en el cuerpo, pero no les debe de ir tan mal porque ninguno ha regresado a que se los cubra".El error"Una vez vino un conocido que pertenece a un grupo de motociclistas y me pidió que le hiciera un tatuaje. Siempre me decía que quería tatuarse el nombre de su mujer, pero nunca me dijo cómo se llamaba. Nos bebimos dos vasos de whisky para calmar los nervios y le mostré algunos bocetos. Le pareció genial y quiso hacérselo en la muñeca, para que todo el mundo pudiera verlo. Bebimos más y me puse manos a la obra.A la mañana siguiente, me lo encontré a él y a un grupo de amigos motociclistas esperándome en la puerta. Venían dispuestos a darme una paliza, pero, por suerte, logré preguntarles de qué iba todo eso. Al parecer, los efluvios del whisky le habían hecho confundirse de nombre y, en lugar de darme el de su mujer, me dijo el de su amiga, con quien la primera estaba, obviamente, bastante enojada. Como ofrenda de paz, les aseguré que le cubriría el tatuaje, pero solo si sus amigos se quedaban como testigos".