FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Los dioses también necesitan descansar

Para Lemmy, lo único que puedo decir es: no nos debes nada más. Ya nos has dado demasiado, y has pedido muy poco. Lemmy, nunca vamos a dejar de quererte, pero nos está matando verte morir.

«No puedo hacerlo».

Esas fueron las palabras que sacudieron a la multitud como un pequeño temblor la semana pasada en el concierto de Motörhead en Emo's en Austin, Texas. En vez de gruñir, como suele hacer, como un tractor desgastado y bien engrasado, los representantes del heavy metal sólo lograron estar en el escenario durante tres canciones antes de detenerse. Lemmy se alejó del escenario a mitad de la tercera canción; un fan grabó un vídeo donde se le ve diciendo — "No puedo hacerlo" — para después salir del escenario de manera lenta y dolorosa, con la ayuda de un bastón que recientemente ha empezado a usar. La multitud recuperó rápido su compostura y empezaron a aplaudirle —no abuchear, aplaudir—. Un canto recorrió el lugar — «¡Te amamos! ¡Te amamos!»— como un signo de solidaridad y apoyo común que haría llorar hasta al más duro veterano del metal. Después de unos minutos, el líder de la banda, de 69 años, reapareció, cogió el micrófono y dijo, «Me encantaría tocar para vosotros, pero no puedo. Por favor, aceptad mis disculpas. La próxima vez, ¿vale?»

Publicidad

Y obviamente aceptaron. Un amigo que estuvo ahí dijo que la gente estaba triste —incluso mencionó que había fans llorando después de lo ocurrido—, pero «todos fueron muy comprensivos», y no me sorprende. Ningún fan de Mötorhead —y ningún fan del metal en general— podría haberse quedado ahí, de pie, viendo cómo un gran hombre se derrumbaba de esa manera, y no actuar de otra forma. Esto no fue un berrinche al estilo Axl Rose o un colapso mental tipo Billie Joe. Hablamos de un hombre que se llegó para hacer su trabajo y se dio cuenta que no era capaz de terminar con él. Fuera del escenario, el bastón es solo una de las múltiples cosas que su salud ha exigido que cambie en su vida. Dejó el tabaco, de manera pública cambió su acostumbrado Jack Daniel's por vino y ahora vodka, y aunque no suele hablar de sus otras actividades extracurriculares, probablemente también haya renunciado a su amada velocidad. Todas son decisiones sensatas y necesarias, pero hacen que te preguntes lo feliz que es con todas ellas. Una vez que toda la felicidad se ha ido de tu vida, ¿para qué vivir?

Llevo muchos años siguiendo a Motörhead; su música ha sido una constante en mi vida desde que comencé a escuchar punk y metal hace como 15 años, y cada vez que los he visto en concierto han estado increíbles. Casi con la mayoría de mis bandas favoritas se puede apreciar la influencia con clásicos como "Overkill", "Bombers" y "Ace Spades". Entrevistar a Lemmy incluso es una de mis metas profesionales, estoy verdaderamente impresionada con Bad Mago, su último álbum. Dicho esto, sinceramente espero que no haya una próxima vez — no porque no me encanten Motörhead, sino porque me gustan demasiado como para verlos sufrir.

Publicidad

Mientras que parece que sus compañeros de banda Phil Campbell y Mikkey Dee han resistido bastante bien (a pesar de la larga y dura vida del rock and roll), los problemas de salud de Lemmy ha provocado preocupación desde hace años. Este concierto de Austin no es el primero que cancelan este año debido a un enfermedad; a finales de agosto, Lemmy se bajó del escenario en Salt Lake City y canceló su actuación de la próxima noche en Denver debido a problemas de altitud y en abril, Motörhead se retiró del festival Monsters of Rock de Brasil pocas horas antes de tocar; posteriormente, Lemmy pidió disculpas, «Siento mucho haberme ido del concierto. Tuve un problema estomacal y estuve vomitando. No es muy agradable. No pude hacerlo». Oír a esta figura legendaria admitir su debilidad—incluso, derrota— ha sentado muy mal a los fans que respondían alegremente a la pregunta de quién iba a ganar el combate proverbial, Lemmy o Dios, con un «¡Pregunta capciosa, Lemmy es Dios!».

Lemmy nació en 1945; vio a los Beatles tocar cuando tenía 16 y pasó por un par de bandas locales e incluso dio un giro desastrosamente inesperado con Hawkwind antes de hacerse de oro con Motörhead en 1975. Ahora estamos en 2015. Es mucho tiempo tiempo para hacer de todo, y aun así haberlo hecho con tanta pasión, energía, y actitud de positiva como la que Lemmy tiene; no es de extrañar que esté desgastado. Parte de su misticismo está arraigado en el simple hecho de que no tiene misterio. En entrevistas, en el escenario y en sus propia biografía — que está increíble y verdaderamente titulada White Line Fever— lo pone todo sobre la mesa; puedes tomar o dejar lo que está ofreciendo, y a él particularmente no le interesa cuál de las dos elijas. Sexo, alcohol, drogas y rock and roll, cuero, madrugadas— eso es todo lo que Lemmy defendió, sin remordimientos y con tanto carisma que lo hacen parecer más cercano, un héroe popular libertino con el que te gustaría tomarte una copa. Con catorce años a sus espaldas, no sabe cómo ser diferente, y ahora que su cuerpo y sus médicos demandan que cambie su camino, parece perdido. La noche de ayer en Austin fue dura de presenciar; por primera vez, parece viejo. Parece mortal.

Para Lemmy, lo único que puedo decir es: no nos debes nada más. No tienes nada más que probar a nadie. Ya nos has dado demasiado, y has pedido muy poco. Todo lo que querías era pasar un tiempo en el camino, subir al escenario cada noche, tocar algunas canciones y relajarte con Jack Daniel's. Si ya no puedes hacerlo cómodamente, entonces ya es hora de que lo dejes. Yo sé que quieres vivir para siempre, pero mereces vivir bien mientras te sigamos teniendo aquí. Múdate a Florida, cómprate un barco y quítate las botas, porque te lo has ganado.

Lemmy, nunca vamos a dejar de quererte, pero nos está matando verte morir.

Kim Kelly está en Twitter - @grimkim