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Elecciones en Israel: Los asentamientos llegaron para quedarse

Sólo quieren apoderarse de más territorios palestinos en Ramalá, Cisjordania.

El camión de “asentadores” a Beit El tocaba el nuevo sencillo de Justin Timberlake pero nadie parecía estar al tanto de la canción. Beit El se encuentra junto a Ramalá (de hecho, está sobre en esa ciudad), pero para llegar hasta ahí sin un auto privado hay que hacer un viaje de hora y media a Jerusalén, tomar unos de los “camiones de paracaidistas” que sale de la estación de camiones poniente en Jerusalén, después hacer otro viaje de una hora a Cisjordania a través de una red de caminos vigilados por las fuerzas israelíes. Después, claro, hay que cruzar los dedos para que te dejen entrar. Luego de pasar por todo eso, supongo que escuchar a JT quejarse de tener que usar traje no suena tan prioritario.

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La más reciente elección en Israel se perfilaba para convertirse en el Armagedon de los asentamientos. Los partidos, dirigidos por estos temibles tecnócratas (el partido “Hogar Judío” de Naftali Bennett) y esos otros con terroristas buscados por el FBI (el partido “Fuerza a Israel”) parecían estar listos para unir fuerzas y forjar la más temida coalición para la reelección del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Likud-Beiteinu. Parecía que incluso los elementos más marginales del movimiento pro-asentamientos cobrarían fuerza.

Para los paracaidistas de Beit El, el éxito electoral no fue tanto una sorpresa agradable, sino un hecho inevitable: el resultado de una larga historia de lazos cuidadosamente forjados con el gobierno de Netanyahu. “Netanyahu es un amigo cercano, estuve en la campaña con él y nos dijo que nunca moverá un asentamiento judío de este lugar”, dice el alcalde de Beit El, Moshe Rosenbaum. Durante la temporada electoral, se invita a los asentadores a cumplir con su deber ciudadano y votar “porque es importante que influyamos en nuestro gobierno para desarrollar esta área”. Aprendí que “desarrollar” es la palabra clave para “expandir”, cuando agregó: “Esperamos que algún día, Ramalá se convierta en Beir El del Sur”.

Por dentro, Beit El tiene carreteras asfaltadas que unen casas con estilos occidentales y techos inclinados, y los edificios del gobierno local son un pequeño grupo de contenedores blancos. Los residentes parecen tener la idea de que Ramalá está repleta de gente mucho más rica que ellos, siendo ellos gente humilde del pueblo.

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“Por supuesto, nuestros edificios de gobierno no son nada elegantes, no como el Muqata (las oficinas y centros administrativos de la Autoridad Nacional Palestina)”, dice Judy Simon, coordinadora de turismo de Beit El. Se refería al complejo de Arafat, donde estuvo encerrado tres años durante la Segunda Intifada. También se habló de varias personas que andaban en limosinas; algo que tiene mucho más sentido cuando consideras que bajo la ley israelí es ilegal que un ciudadano israelí entre a la “Zona A”, las pequeñas islas de Cisjordania bajo control de la Autoridad Palestina.

Judy Simon.

Puedes ver la horrible Torre de Comercio Palestina desde un mirador, junto con un mapa grabado que muestra el significado bíblico de los distintos puntos en las colinas. Según Judy, Beit El es el lugar del “sueño de Jacob”. Los residentes dicen que la presencia de una iglesia antigua y una mezquita son prueba de que este ha sido un lugar santo durante mucho tiempo. Le pregunté a Judy si los musulmanes locales podían rezar en el lugar. “No hay ninguna barda ni nada en esta parte”, me dijo. ¿Pero será que no quieren o que en efecto no pueden? Pregunté. “Sabes, realmente nunca lo pensé”, me dijo. Como sea, me invitaron a decir una oración hacia Jerusalén “porque todos tienen una oración en su corazón”.

Luego de los rezos matutinos, platiqué con algunos habitantes sobre las elecciones. Sin importar por quién fueran a votar, todos querían a Benjamin Netanyahu. Aunque a todos les gustaría que dejara de “pretender con respecto a la solución de dos estados”. “Siempre ha estado en contra de los dos estados, y siento que la presión internacional de todos lados hizo que sintiera la necesidad de decirlo. En lo personal, siento que se arrepiente de haberlo hecho”, dice Judy. Ella y muchos de los demás eran grandes fans de Naftali Bennett y su “plan tranquilizador” de anexar 60 por ciento de Cisjordania al territorio israelí.

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Hasta que Bennett salió y ganó 12 lugares en el Knesset (parlamento israelí) en lugar de 15, parecía que, en una coalición con Neyanyahu, el “plan tranquilizador” estaba en la mesa para este gobierno. Pero Bennett es una estrella política que está creciendo; es poco probable que lo haya olvidado para las próximas elecciones.

Sobre la relación con los palestinos, los residentes hablan de una mezcla de economía capitalista (“lo mejor para los palestinos es que Netanyahu sea reelecto, ha hecho un bueno trabajo con la economía”) y estrategias reaganeanas. “Necesitamos negociar desde una posición fuerte, para que el otro lado pueda lidiar con una realidad pragmática. Eso implica no darse por vencido por ninguna razón”, explica Max Enkin, quien trabaja en la panadería. Enkin me explicó que una de sus prioridades durante esta elección fue elegir a alguien que hablará sobre los inmigrantes de lugares como Sudán del Sur y Eritrea.

Le pregunté por qué sentía que esto era un problema cuando los inmigrantes de estos lugares (contrario a los rusos, estadunidenses y europeos que suelen encontrarse en lugares como Beit El) están principalmente en el sur de Tel Aviv. Empezó a hablar sobre su apoyo a Michel Ben Ari, un miembro del Knesset que tiene prohibida la entrada a Estados Unidos por su “prerrogativa para prohibir la entrada de terroristas al país” y alguien que lleva el racismo a un nivel con el que Rush Limbaugh sólo podría soñar. Le pregunté su opinión sobre Ari como una “figura controversial”. “¿Si te dijera que soy un racista? Creo que mi raza es la mejor; soy canadiense, y creo que los canadienses son mejores que los estadunidenses. Tengo derecho a tener mi orgullo y a alejarme de los demás”, me respondió.

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Durante la noche electoral, los periodistas extranjeros nos reunimos en una zona del Centro de Conferencias de Tel Aviv para ver cómo llegaban los resultados. Netanyahu fue criticado por tomarse toda esta idea del “Rey Bibi” demasiado en serio, y Naftali Bennett fue eclipsado por Yair Lapid, un periodista de televisión cuyo partido Yesh Atid ('Hay un futuro') le valió una gran masa electoral que nadie se esperaba.

El Yesh Atid también parecía estar un poco sorprendido por esto y no había logrado armar ninguna serie de principios antes de ser elegido. Karine Elharrar, miembro del Yesh Atid, hizo a un salón repleto de periodistas reír al decir: “estamos esperando para ver qué clase de gobierno será” antes de determinar sus principios rectores. El descontento electoral hizo que los expertos en todos lados comenzaran a tener ataques verbales sobre lo que esto implica para la política israelí, a tal grado que muchos de los periodistas que intentaban seguir el hilo de los acontecimientos, parecían estar a punto de salir corriendo a esconderse en un bar.

Algunos de nosotros decidimos dar una vuelta por las oficinas de Likud Election para averiguar cómo se veían las pérdidas de Benjamin Netanyahu de cerca. Respuesta: deprimentes. Las oficinas todavía tenían fotos gigantes de su cara observando desde todos lados. Después de escuchar los rumores de un cuerpo de seguridad más estricto que el de cualquier aeropuerto, nos fuimos hasta que la fiesta terminó y nos topamos con pequeños grupos de asentadores y tecnócratas trajeados amantes del Likud que salían del hangar donde se había llevado a cabo el evento.

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“Siempre voto por el Likud. Naftali Bennett es demasiado joven”, dijo un promotor de 25 años que se acercó a platicar. “Netanyahu sabe lo que hace. Quizá él y Bennett quieran algunas de las mismas cosas, pero Netanyahu lo hará mejor.”

Israel está pasando ahora por su cruda política; el Yesh Atid y los partidos de centro-izquierda no se derrumbaron como muchos esperaban, pero parece que la coalición los llevará a la cama con Bibi, y quizá incluso con Naftali Bennett. Estas son buenas noticias para el status quo, pero mejores noticias para los paracaidistas: Yair Lapid lanzó la campaña electoral del Yesh Atid en un asentamiento. Ramalá podrá todavía no ser “Beit El del Sur”, pero los asentadores definitivamente no irán a ningún lado.

Sigue a Ruth en Twitter: @_Ms_R

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Bab Al-Shams: La corta vida de un asentamiento palestino