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Identidad

Hablamos con el hombre que quiere un país independiente para los gais

Aunque algunos piensan que la solución a la homofobia es seguir luchando sin descanso por la igualdad, la organización separatista Fundación por la Patria Gay (Gay Homeland Foundation) propone crear un país propio.

En los últimos años se han hecho grandes avances en cuanto a los derechos LGBTI, pero los homosexuales aún se enfrentan a un panorama difícil. A principios de este mes, por ejemplo, se registraron diferentes sucesos relacionados con ofensas a miembros del colectivo en Gran Bretaña: un hombre denunció que él y su compañero habían sido expulsados agresivamente de un bus en Londres por haber subido por la puerta equivocada; un grupo de homófobos atacó a los miembros del comité del Orgullo en Irlanda del Norte, y un futbolista del club inglés Burnley tuvo que disculparse por algunos tuits que publicó en 2012 —en los que pedía que los gais "ardieran en llamas"—, después de que la Asociación de Fútbol (FA, por sus siglas en inglés) lo amonestara por mala conducta.

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En resumen, las cosas no son fáciles. Algunos piensan que la solución es seguir luchando sin descanso por la igualdad. La organización separatista Fundación por la Patria Gay (Gay Homeland Foundation) propone una estrategia diferente: sus miembros creen que la marginación de la cultura gay es una consecuencia inevitable de las sociedades en las que la mayoría de las personas son heterosexuales. Por eso están promoviendo la creación de un estado completamente gay. Podría parecer un poco radical, pero para ellos es la única solución viable. Me puse en contacto con el principal responsable del grupo, Viktor Zimmerman, para averiguar por qué cree que es necesaria una medida tan drástica.

VICE: Hola, Viktor. ¿Por qué piensas que los gais necesitan su propio estado?
Viktor Zimmerman: Necesitamos un centro cultural y político desde el que podamos desarrollar nuevas y mejores formas de vida gay, que sean más adecuadas a nuestra naturaleza. Juntar a personas homosexuales en un ambiente creativo y positivo liberará una gran cantidad de energía. Miles de artistas, escritores, escultores, cineastas y compositores gais se reunirían en un solo lugar. No habría ninguna opresión cultural por parte de los heterosexuales; todos los espacios públicos estarían decorados con obras de arte gay.

Una ciudad-estado gay también se convertiría en un refugio seguro para millones de homosexuales. Muchos gais en el mundo viven en circunstancias peligrosas; su seguridad física se ve amenazada a diario, no tienen asegurados sus empleos y sus familias los amenazan o los obligan a casarse a la fuerza. Debido a las estrictas restricciones de inmigración, estas personas no pueden trasladarse a otro país. Un país gay sería una muy buena opción para esta gente.

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¿Así que el propósito de tu organización es garantizar un espacio seguro para los homosexuales, donde se apliquen normas culturales de la comunidad gay?
Sí, nuestro propósito es establecer un estado gay libre, independiente y democrático. Estamos luchando para iniciar uno o más asentamientos con administración propia para la comunidad gay, y promover su desarrollo económico, cultural y político.

¿Por qué centrarse en un estado gay en lugar de mejorar los derechos LGBTI en las naciones existentes?
No hay ninguna contradicción entre la existencia de un estado gay y la mejora de los derechos de los homosexuales en las naciones existentes. Podemos tener ambas cosas. Los gais tienen que unirse, socializarse e intercambiar ideas. Si se pretende construir una cultura gay auténtica, vamos a necesitar más que solo bares, dos o tres librerías y una marcha del orgullo gay una vez al año. Esto no es una cuestión de derechos humanos; se trata de una cuestión de una población minoritaria del 6 por ciento que está dispersa en un medio cultural no inclusivo.

También tenemos que recordar que los derechos humanos se les pueden retirar con la misma facilidad con la que se les concedieron. Todo el progreso en los derechos homosexuales se ha logrado en el en el contexto de las democracias liberales, y ha sido un proceso muy difícil que aún no está completo. Necesitamos un lugar que reciba a los homosexuales que escapan de países hostiles. Los pocos refugiados aceptados por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea no son más que unos cuantos afortunados. A la gran mayoría se les niega la entrada.

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¿Dónde estáis planeando la creación del estado?
Lo ideal sería que estuviera en un lugar donde haya un territorio disponible que sea lo suficientemente barato y que cuente con un clima cálido, junto al mar. En Suramérica hay mucho territorio y sus circunstancias políticas parecen favorables. Un país budista amistoso en el Sureste Asiático también podría ser una buena opción estratégica.

Siendo realistas, tomaremos lo que nos llegue y trataremos de sacarle el mayor provecho. Incluso se ha planteado la posibilidad de establecernos en estructuras sobre el mar. Actualmente, la organización Seasteading Institute las está desarrollando, con la ayuda de Peter Thiel, empresario gay que hizo una fortuna con la fundación de Paypal.

¿Cuál es tu plan de acción a largo plazo para establecer el estado?
El primer paso es la formación de una entidad soberana no territorial, un estado sin territorio. La entidad podría reacomodar a los refugiados gais y ayudarles con la vivienda y el empleo. Las actividades económicas serán esenciales en esta etapa con el fin de ofrecer empleo y seguridad a la gente. Un banco de desarrollo gay ayudaría a establecer empresas pequeñas y medianas para ayudar a nuestra gente económicamente.

Después nos esforzaríamos por obtener reconocimiento político de otros estados. Este reconocimiento sería muy útil en muchos tipos de actividades: tránsito de refugiados, transacciones financieras internacionales, compra de equipos relacionados con la seguridad. Para facilitar el reconocimiento internacional, vamos a utilizar el precedente legal de la Orden de Malta.

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Un estado que continuó existiendo después de haber perdido su territorio, ¿no?
Sí, más de cien gobiernos extranjeros siguen reconociendo su soberanía. El siguiente paso sería llevar a cabo un arrendamiento a largo plazo en un territorio de tamaño moderado de un país existente. El territorio se utilizaría para establecer un asentamiento en condiciones de extraterritorialidad. Legalmente, seguiría siendo el territorio del país anfitrión, pero podríamos administrarlo de acuerdo con nuestras propias leyes.

Zimmermann (izquierda) con otro miembro de la Fundación por la Patria Gay en una reunión del grupo en Nueva York

¿Permitiríais a algún heterosexual vivir ahí?
Habrá personas heterosexuales que vivan en los territorios gais, pero su número será limitado y no tendrán poder. Por supuesto, se admitirá a los dependientes de los ciudadanos: niños menores de edad o padres que necesiten algún tipo de ayuda.

¿Cómo os aseguraríais de que la población no disminuya?
Inmigración. Todos sabemos de dónde vienen los bebés de los homosexuales: hay millones de ellos que nacen en este mundo año tras año, sin ningún esfuerzo por nuestra parte. Todo lo que necesitamos es que una porción de ellos haga las maletas y se mude al estado gay.

Por último, ¿qué posibilidades crees que tenéis de lograr vuestro objetivo?
Legalmente, la fundación de un estado gay es viable. Ha habido precedentes para la creación de nuevos estados a través de tratados, como la creación del estado del Vaticano, y ha habido varios precedentes legales para la adquisición pacífica del territorio. También ha habido precedentes para el reconocimiento internacional de entidades soberanas no territoriales, tales como la Orden de Malta. Tenemos fe en que algún día los gais tengamos el control de un territorio soberano.

Gracias, Viktor.

@nickchesterv