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Así es currar como

Tanatopraxia: así es currar tuneando cadáveres

Manosear cadáveres a cambio de dinero es un trabajo como cualquier otro, dejemos de hacer un mundo de ello.

Todas las fotografías cortesía de Miguel Ángel Prieto.

Siento ser yo quien te diga esto, pero algún día morirás. Es así. Gente como IKEA y Mercadona intentan hacernos escapar de la horrible idea de la muerte pero está ahí y cuanto antes lo aceptes mejor. Y a no ser que dones tu cuerpo a la ciencia y acabes a merced de un montón de estudiantes de medicina, querrás que cuando La Parca te haga "match" en el Tinder de la vida el resto de gente que todavía sigue por aquí trate tu cuerpo con un mínimo de respeto.

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"¿Y qué demonios hacen con mi cuerpo, cuando ya la he diñado, para que yo pueda irme bien guapo al otro barrio?" Te preguntarás, oh, curioso lector (y si no me la pela, porque te lo voy a contar igual).

Lo explicaré con un ejemplo: Alfonsito, cadáver X que nunca se planteó ser un cadáver. Pasó su vida viendo partidos de fútbol y bebiendo Cruzcampo, pero su turno llegó de todas formas. La gente que lo quiso, por más que le hubiera gustado, no podía dejar que Alfonsito siguiera en su sofá ergonómico (pagado a plazos) el resto de su vida, o mejor dicho, el resto de su inminente descomposición. Y, obviamente, no iban a despacharlo de cualquier manera. Por ese motivo, decidieron llamarlos a ellos: los funerarios (no sé porque justo aquí me viene a la mente la banda sonora de Los Cazafantasmas).

Para quien no esté familiarizado con el término, los funerarios son esos señores vestidos de traje que se encargan de enterrar a tus seres queridos. Así a grandes rasgos. La gente se cree que son raros, pero sólo es su trabajo, y te guste o no, es necesario. Además, creo que hay curros peores como recolector de mierda de los baños portátiles de un festival o profesor de inglés de Los Chunguitos.

Parece que las profesiones que tratan directamente con la muerte son todavía bastante tabú dentro de la sociedad y quedan relegadas al sector de los "raritos", gente a la que imaginas tocándote el pelo mientras duermes. Pero nada más lejos de la realidad. Los que tratan con muertos se apretujan contigo en el metro y toman cañas en la mesa de al lado. Quizá estén ahora mismo detrás tuyo mirándote fijamente… Es broma.

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Creo que el impacto es más fuerte cuando encima el sujeto en cuestión te comenta que se dedica a la tanatopraxia. ¿Tanato- qué? Tanatopraxia. Espera, que te copio de Wikipedia:

"Conjunto de prácticas que se realizan sobre un cadáver desarrollando y aplicando métodos tanto para su higienización, conservación, embalsamamiento, restauración, reconstrucción y cuidado estético como para el soporte de presentación "

Algunos tanatopractores con los que he tratado intentan no comentar demasiado a qué se dedican, ya que el aluvión de preguntas posterior es interminable. A otros, sin embargo, les encanta hablar de su trabajo e incluso se identifican como artistas (¿por qué no?). También se quejan de machismo, intrusismo… Pero eso es otro cantar.

Pero volvamos a lo de antes; estábamos hablando de Alfonsito nuestro "finado" (así se refieren ellos a los cadáveres) y de qué va a pasar ahora con sus restos. Normalmente, esto es lo que ocurriría:

1- Una vez transportado el cuerpo y depositado sobre una camilla metálica (tiene que estar fría de cojones, pero no creo que eso le importe demasiado ya) se procede a su limpieza y desinfección.

2- Después de este proceso los siguientes pasos pueden variar mucho dependiendo del tipo de muerte que haya sufrido el cuerpo. Pongamos que Alfonsito ha tenido un tipo de muerte estándar, era un señor mayor, ha muerto mientras dormía plácidamente soñando con Sofía Loren y no se le ha practicado la autopsia. En ese caso, no habría que aplicarle ningún procedimiento "extra". Sin embargo, si Alfonsito hubiera sufrido alguna enfermedad que hubiera dejado marcas, algún tipo de accidente con heridas, etc., habría que reconstruir las zonas afectadas. Generalmente usan látex para eso. Otras veces hay que usar materiales especiales para conservar el cuerpo varios días o hacer una aspiración de gases y líquidos abdominales. Cada cadáver es un mundo.

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3- A Alfonsito, al ser hombre, probablemente se le afeite. Aunque si en vida le gustaba llevar barba de leñador, se saltarán este paso. La idea es que el Alfonsito muerto se parezca lo más posible al Alfonsito vivo.

4- Otro paso importante es la sutura de la boca, para que aguante cerrada. Se aplican unas técnicas y utensilios específicos para tal fin. También hay que taponar las fosas nasales y otros orificios como la tráquea con algodón hidrófugo. Además, para los ojos se usan los llamados cubre-ojos, una especie de lentillas con "pinchitos" que los mantienen cerrados. Puede parecer desagradable, pero no creo que a nadie le apetezca que la Tía Eulalia se "despierte" en mitad del velatorio.

5- Después de todo esto, se procede a vestirlo. Normalmente son los familiares los que eligen el atuendo para el funeral. Todo bien a no ser que tengas unas familiares cabrones que quieran ponerte un traje de faralaes para echarse unas risas post morten, que hay de todo en la viña del señor.

6- Tras vestirlo, se le "acicala" un poco, se le peina, se disimulan ojeras… y en el caso de las mujeres, se les suele pintar las uñas.

7- Y por último, el maquillaje. A Alfonsito se le dará un maquillaje "light", buscando un aspecto lo más natural posible (un briconsejo: el maquillaje de teatro aguanta mejor las temperaturas a las que se enfrentan los cadáveres).¡Y voilà! Alfonsito está listo para ser despedido con dignidad.

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Es curioso que incluso después de muertos se juegue con la ilusión de aparentar vida, como si simplemente la persona (o lo que queda de ella) que está detrás del cristal en el tanatorio estuviera echándose una siesta. Todos los que se dedican a esta profesión coinciden en que darle un aspecto lo más "vital" y relajado posible a un difunto ayuda a la familia en el proceso de duelo, ya que la última imagen que tendrán de su ser querido será lo más parecida a la que tenían de él en vida.

Seguramente tengan razón, si no, obviamente, no se haría de ese modo. Aunque a mí el momento "escaparate de El Corte Inglés" no me va mucho, pero eso es solo mi opinión.

Después de todo el rollo y de esta reflexión tan intensa, quizá sigas pensando "Sí, sí, muy necesario todo, pero ¿cómo una persona que trata con muertos de forma habitual luego se va a casa y cena tranquilamente?" Pues del mismo modo en el que tú le lames el culo a tu jefe todos los días y luego te lavas los dientes antes de acostarte. Además, amigos, alguien tiene que hacerlo, ¿no?

Aun así, si después de leer esto todavía prefieres seguir manteniendo las distancias con la gente cuyo trabajo gira en torno a la muerte, no importa, por lo menos una vez en la vida (aunque no sé si realmente ese es el término adecuado) tendrás que tratar con alguno de ellos.