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¿Están listas las familias para volver a Fukushima?

El gobierno de Japón dice que sí, pero expertos señalan que en el mejor de los casos sucederá lo mismo que con Chernóbil.

Imagen cortesía de Daniel Mueller / Greenpeace.

Más de dos años han pasado desde el desastre nuclear de Fukushima y la situación sigue siendo tenebrosa. El agua que enfriaba los reactores nucleares después de que fueran dañados en el terremoto de 2011, ahora se está fugando de sus tanques de almacenamiento, y filtra en la tierra y contamina el agua subterránea. Eso, a su vez, está contaminando el mar de la costa cerca del este de Japón. Es una gran cadena deprimente de contaminación radiactiva y, hasta el momento nada sustancial se ha hecho al respecto.

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La Compañía Eléctrica de Tokio—la empresa encargada de la planta, también conocida como Tepco— ha insistido sistemáticamente en que todo está perfectamente bien. Sin embargo, a finales del mes pasado, admitió que las fugas de agua son capaces de causar una radiación que dure cinco años en tan solo una hora de exposición.

Y las lecturas más recientes, anunciadas el martes, revelan que la situación es aún peor de lo que se pensaba: los números se han disparado en más de una quinta parte de sus niveles más altos, lo que significa que puede tomar unas pocas horas de exposición para que la dosis se convierta en letal. La noticia que acompaña las lecturas originales estaban desequilibradas porque se midieron con el "equipo equivocado".

Buscando una solución a su problema nuclear, Tepco ha reclutado —entre otros— a la empresa norteamericana Hanford Engineer Words para el consejo de limpieza. Esa es la misma Hanford que diseñó la bomba de plutonio de 9kg lanzada sobre Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial, una empresa que ha sido criticada más recientemente por su propia fuga de almacenamiento, y la cual poco a poco está abriendo camino hacia el Río Columbia en el estado de Washington, en Estados Unidos.

Sin embargo, cualquier consejo que se les hubiera dado, parece que Tepco ha elegido una solución alternativa; una solución que podría provenir de un cómic: la construcción de una "pared de hielo " ­–de 304 millones de libras esterlinas– alrededor de todo el sitio. El plan básico es perforar tuberías de refrigerante alrededor de la planta, se espera que se congele la tierra alrededor y así se evita que el agua contaminada se filtre.

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Gente de Greenpeace tomando lecturas de radiación en Fukushima. Foto cortesía de Noriko Hayashi / Greenpeace.

En esta semana, el gobierno japonés comprometió el dinero para financiar la construcción de la pared. Lo que podría parecer un poco arriesgado teniendo en cuenta que el método nunca se ha utilizado para prevenir la fuga de contaminación nuclear, pero en este momento también parece ser la única opción que tienen. Es preocupante que Tepco ya haya tratado de contener la radiación mediante inyecciones de sustancias químicas al suelo para solidificarlo —bajo razonamiento muy similar al de la pared de hielo— pero, aunque tuvo un éxito a corto plazo, al final no tuvo ningún efecto permanente.

Green Action, una organización antinuclear japonesa, tiene una postura escéptica respecto a los planes gubernamentales. En entrevista, el director ejecutivo, Aileen Mioko Smith declaró: "El estudio de viabilidad [un análisis de qué tan viable es la pared de hielo] se completará a finales del año fiscal [el 31 de marzo de 2014]". Eso es mucho tiempo de espera después de las últimas revelaciones que demuestran que la concentración radiactiva es más grave de lo que se esperaba, y que amenaza con aumentar de uno a tres veces (siete es el más alto) en el último mes.

La organización también se molestó por el hecho de que la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón parece estar más preocupada por el reinicio del reactor nuclear que por tratar la fuga radiactiva. Hablando sobre el tema, Smith me dijo que el problema principal es que "en primer lugar, el gobierno no busca a especialistas”, en vez de eso se reúnen con contratistas.

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Japón es un país que depende de energía nuclear; el 30 por ciento de su energía eléctrica se generaba de reactores nucleares antes del terremoto de 2011, por lo que es fácil ver por qué quieren ponerlo en marcha otra vez, especialmente después de tener que cerrar uno de los últimos dos sitios de reactores operativos a principios de esta semana. Pero a medida que aumenta la radiación, también lo hace el costo de la limpieza.

Y aunque puedan conseguir que todo esté limpio, se tienen que cuestionar cuál es el plan a largo plazo del área afectada por la fuga. Smith me dijo que el "cesio [cesio-137, un isótopo radiactivo formado en la fisión nuclear] tomará mucho tiempo en desaparecer, ya que su vida media es de 32 años". Así que se espera una cuarentena de la misma manera como la de Chernóbil.

Un trabajador tomando lecturas de radiación en la planta de Fukushima.

De hecho, de acuerdo con Smith, por alguna extraña razón, el gobierno japonés está decidido a hacer que la gente regrese a Fukushima. Los residentes de Chernóbil tuvieron que evacuar las zonas donde estaban expuestos a cinco milisieverts (mSv) de radiación por año, Smith me dijo que, "el estándar japonés para el público en general es un (1) mSv por año, pero de repente lo elevaron a 20 mSv para las personas que viven en Fukushima", diciendo que hay “una política firme para que la gente esté de vuelta" y que "el gobierno trabajará para incrementar gradualmente las áreas en las que la gente ‘pueda volver'".

Me puse en contacto con Greenpeace, quien explicó los efectos a largo plazo de la radiación en las personas que viven en la región. "Más de un tercio de los niños analizados tenían nódulos tiroideos precancerosos", me dijeron. "Esto es similar con lo que vimos después de Chernóbil". A pesar de que ninguna observación concreta se puede hacer de que todos los niños que salieron positivo van a tener cáncer, es bastante claro que no traerá  buenas noticias, y alentando a las familias a volver a las zonas con altos niveles de radiación definitivamente no va a ayudar la situación.

Cualquiera sea el resultado, el proceso de limpieza no va a ser rápido. Pasarán otros siete meses antes de que los planificadores sepan si siquiera vale la pena la construcción de la pared de hielo, y si resulta que es necesario, me imagino que va a tomar tiempo excavar un montón de agujeros de nueve metros alrededor de todo el sitio.

Por otro lado, se están organizando planes para convertir las áreas alrededor de las zonas de exclusión en atracciones turísticas. Lo que significa que finalmente tendrás la oportunidad de realizar visitas guiadas deprimentes en torno a un sitio de desechos radiactivos, y ser testigo de la mala idea que es la construcción de un reactor nuclear cerca de una placa tectónica, sin ningún plan de contingencia para los generadores agotados.

Sigue a Ste en Twitter: @steebradbury