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Una exposición explora el arte feminista erótico

Esta exposición explora el legado de las artistas feministas cuyo trabajo marcadamente erótico overtly sexualized work went against the grain.
Cosey Fanni Tutti, The Kiss, 2003, díptico de fotografía de formato grande 2 partes, cada una de 85 x 120 cm, edición de 3 . Imágenes cortesía de Dallas Contemporary

El feminismo, al igual que cualquier otro movimiento político, ha experimentado diferentes corrientes a lo largo de la historia. La actitud positiva ante el sexo es algo que no se pone en duda en el discurso feminista convencional contemporáneo, pero no siempre fue así. Para las generaciones anteriores de feministas, los sentimientos hacia el erotismo heterosexual era un tema un pelín más espinoso. Para estas generaciones, el erotismo y la pornografía siempre habían sido las herramientas del patriarcado y no había forma de separarlos de él. Cualquier forma de exaltación del sexo heterosexual, porno o imágenes fálicas se podía considerar una blasfemia y dentro de este ambiente marcadamente político, el trabajo de artistas feministas que se apartaban de la línea política podía en ocasiones ser ignorado. Estas obras sufrieron un doble rechazo, en primer lugar por parte de una sociedad convencional escandalizada por la representación abierta de la sexualidad, y en segundo lugar por el propio movimiento feminista.

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Betty Tompkins, Fuck Painting #4 1972 213 x 153 cm, acrílico sobre lienzo

Black Sheep Feminismes una nueva exposición presentada en Dallas Contemporarycuyo objetivo es poner bajo el punto de mira a artistas feministas que fueron dejadas de lado a causa del contenido erótico de su trabajo. La exposición incluye el trabajo de cuatro artistas que llevan activas desde la década de los 70: las pintoras Joan Semmel y Betty Tompkins, la artista de performance Cosey Fanni Tutti y la pintora y artista de fotomontajes Anita Steckel.

"Existe un retraso real entre el progreso político en la “vida real” y la esfera cultural, el mundo del arte puede ser un terreno curioso y sorprendentemente conservador”, dice Alison M. Gingeras, comisaria adjunta en Dallas Contemporary. Black Sheep Feminismis her first exhibit for the museum. "A pesar de predominar la suposición de que la comunidad artística es muy progresista en términos sociopolíticos, existe una gran autopolítica y autocensura en función de qué contenido será apoyado por los museos, comisarios, etc.”

También existe un doble estándar en el mundo del arte a la hora de tratar la desnudez masculina y femenina, como bien sabe cualquier visitante habitual a los museos. "Dentro del contexto de una galería comercial, la desnudez masculina, o las imágenes falocéntricas, son difíciles de vender, mientras me el mercado del arte siempre ha acogido la desnudez femenina (con sus siglos de popularidad, esto se considera un paradigma clásico y nadie se preocupa por cambiarlo  bats an eye)”, dice Gingeras a The Creators Project.

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Las obras marcadamente eróticas de estas cuatro artistas han tenido que enfrentarse a una batalla en busca de su reconocimiento, pero con un poco de suerte, con la ayuda de esta exposición, la tendencia empezará a cambiar. “En el caso de estas cuatro artistas, espero que al darles visibilidad, y reivindicando su lugar legítimo dentro del arte de la postguerra y no solo dentro de la subcategoría del arte feminista, podremos por fin darles el reconocimiento que se merecen”, dice Gingeras. "En su caso, se trata de la primera ola de reconocimiento y llega con un gran retraso".

Black Sheep Feminism se puede ver en Dallas Contemporary hasta el 20 de marzo. Aquí encontrarás más información.

Traducción de Rosa Gregori.

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