El milagro de los ancianos que entrenan a campeones olímpicos
Anna Sofia 'Ans' Botha junto a su pupilo Wayde Van Niekerk, los protagonistas de una historia que ha dado la vuelta al mundo. Foto de Wessel Oosthuizen, Team South Africa

FYI.

This story is over 5 years old.

la veteranía es un grado

El milagro de los ancianos que entrenan a campeones olímpicos

El mundo quedó maravillado con la abuela de 74 años que entrena al campeón olímpico de los 400 metros, pero en realidad es algo muy habitual en el atletismo y otros deportes de élite.

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

El estadio olímpico de Río de Janeiro vivió uno de los grandes momentos del olimpismo gracias a un sudafricano de 24 años y una abuela de 74. La victoria de Wayde Van Niekerk en los 400 metros lisos destacó por lo deportivo —pulverizó el récord del mundo de Michael Johnson fechado en 1999— y por el descubrimiento de Ans Botha, su peculiar entrenadora.

Publicidad

Más JJOO: ¿Cuál es tu recuerdo olímpico?

La increíble marca de 43,03 con la que batió el récord, mezclada con el cabello blanco y la cara afable de la abuelita del momento, convirtió a la pareja en un éxito viral. ¿Qué hacía una anciana entrenando a uno de los mayores talentos atléticos del mundo? Pues lo que hacen otros muchos de su edad, porque ni mucho menos se trata de un caso aislado.

"Aquí tenemos a muchos de la misma edad, eh", contesta entre risas Arturo Oliver, director de la Escuela Nacional de Entrenadores (ENE), cuando le mencionamos el caso de Van Niekerk y Botha. "Yo todavía me quedo por debajo, pero me queda poco vaya".

En España, la mayoría de entrenadores de atletismo de élite entran en la categoría de 'abuelitos'. La victoria del sudafricano, aunque no se ha escrito así, ha devuelto la gloria a los entrenadores de la vieja escuela, que siguen siendo muchos aunque trabajen a la sombra.

"La aparición de esta señora me ha reafirmado. La edad para entrenar no tiene límites, depende de tu salud y, sobre todo, de tu pasión por la enseñanza. Con ella ha vuelto la experiencia con vocación a los Juegos Olímpicos, es como un milagro", explica a VICE Sports José Luís Martínez.

A sus 77 años, Martínez lleva más de medio siglo entrenando a atletas y acumula ocho experiencias olímpicas. Hasta 1965 fue corredor de 400 y 800 metros: "Iba para arquitecto técnico pero me concedieron una beca para preparar los JJOO de 1964. Allí tenía mucho tiempo libre, así que me apunté a estudiar para entrenador en Francia y descubrí que el atletismo era mi verdadera vocación".

Publicidad

Aunque parece lo habitual, no todos los técnicos son exatletas profesionales. "En los deportes individuales, en el que el resultado se mide con el cronómetro o la cinta métrica, es un trabajo muy distinto al de un entrenador de deportes colectivos", asegura 'Marti', como le conocen en la Real Federación Española de Atletismo (RFEA).

"La relación con la persona que entrenas es muy cercana. Se trata de modelar, de ayudar a una persona a sacar un potencial que está escondido dentro", comenta. La relación es tan próxima que el entrenador activa las mismas áreas del cerebro que el deportista cuando éste ejecuta una ejercicio en competición, asegura Martínez citando a la neurociencia.

Aplicado a los 400 metros en Río, eso quiere decir que Ans Botha también corrió (neuronalmente) esos 43,03 segundos vertiginosos junto a su pupilo. "Es una mujer increíble, ha jugado un papel muy importante en mi vida. Me siento afortunado por salir a la pista y poder decir que mi entrenadora me ha empujado a alcanzar este nivel, a creer que cualquier cosa es posible", comentó Van Niekerk a los periodistas tras colgarse la medalla de oro.

Wayde Van Niekerk posa junto a su nuevo récord del mundo. Las cámaras, según José Luis Martínez, han adulterado el espíritu verdadero de los Juegos Olímpicos. Foto de David Gray, Reuters

"No diría que tengo miedo… pero siento que tengo una gran responsabilidad a la hora de llevar a este atleta a su máximo nivel. Además debo dar lo mejor de mí misma para no hacer algo mal que pueda romperlo", explicó emocionada Botha al periódico sudafricano City Press. Era 2015 y Van Niekerk acaba de convertirse en campeón del mundo, un objetivo que les juntó a ambos tres años antes.

Publicidad

"Es como una partitura musical, cada intérprete la adapta a sus posibilidades. Un entrenador experimentado propone a sus atletas aquello que puede servirles", añade 'Marti', sabedor de la conexión emocional necesaria para sacar el máximo rendimiento de sus atletas.

Otro hecho notable, según las informaciones de estos días, es que la 'tía Ans' es una mujer. "Puede ser algo más destacable, pero es una tendencia a nivel mundial. En los países anglosajones es algo natural, muy habitual; en los países mediterráneos es mucho más extraño", apunta el veterano entrenador español, que recuerda cómo los primeros fondistas keniatas salieron de la voluntad de unas maestras inglesas.

Los grandes entrenadores surgieron de la época de posguerra, cuando dedicarse al deporte no era precisamente un negocio y era cuestión de romanticismo. "En los últimos Juegos que participé, en Pekín 2008, ya observé que el número de entrenadores con ese perfil clásico —el veterano, el educador, el forjador de caracteres— era muy reducido. Ahora hay mucho star system: mucho juego mediático, banalidad y postureo", se queja Martínez.

Usain Bolt abraza a su equipo técnico en los Mundiales de Pekín de 2015. Foto de Lucy Nicholson, Reuters

El ejemplo de todo esto es Usain Bolt, que además de romper récords del mundo sobre la pista también lo hace a nivel comercial y televisivo. "En Londres hizo el récord olímpico y después el récord de celebración… estuvo 11 minutos y 45 segundos celebrándolo. Ahora ha batido el récord, tuvo más de 13 minutos en pantalla mientras había otras pruebas en curso", apunta el preparador español, que tiene cronometrado el show del jamaicano.

Publicidad

El plusmarquista de los 400m, que parece el heredero mediático de Bolt, es lo opuesto a él: humilde, tímido y reservado. Lo mismo se podría decir de Ans Botha y José Luis Martínez, que prefieren no hacer mucho ruido y centrarse en su trabajo. "No hay paciencia, el entrenador moderno quiere resultados, quiere lo mediático y no se integra en los valores fundamentales del deporte", defiende a sus 77 años.

"Me encanta entrenar y sigo queriendo a mis atletas, así que no hay ningún motivo para que me siente y no haga nada, no es mi naturaleza", explicó Botha a los medios. "No nos ve como atletas o personas, nos ve como hijos", apuntó Van Niekerk.

Martínez no está solo ni mucho menos; aunque hay una falta reconocida de mujeres entrenadoras en España, lo que no faltan son abuelos como la talentosa Botha. Francisco Gil, el fallecido Gregorio Rojo —"desapareció él y ya no tenemos más especialistas en ciertas modalidades"—, Enrique Pascual… en nuestro país hay varios ejemplos ilustres a pesar de no ser conocidos por el gran público.

"No es solo cuestión de años, es la intensidad con la que los has vivido. Hay jubilados que serían entrenadores baratos pero muy eficaces, porque tienen mucho tiempo libre y ganas de seguir viviendo", sentencia José Luis Martínez, mientras nos cuenta que entrena desde veinteañeros hasta veteranas como Cristina Teixeira, de 38 años. "El entrenador siempre se queda con la preocupación de los que no han alcanzado los objetivos. Al final de temporada, quien ha cumplido las expectativas desaparece de tu mente", añade. Ese es el secreto, la dedicación absoluta y la preocupación extrema, lo mismo que un abuelo hace por sus nietos.

Ahí fuera hay abuelos de sobra, y quizás estarán escondiendo al próximo campeón olímpico.

Sigue al autor en Twitter: @GuilleAlvarez41