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Comida

Científicos descubren por qué algunas personas son quisquillosas con la comida

Una nueva investigación sugiere que ser una persona quisquillosa con la comida puede ser culpa de tus genes.
Phoebe Hurst
London, GB

No es raro que los niños sean melindrosos con la comida. Si nunca has visto las hojas de vid o las anchoas, poner varias en tu boca y masticar con entusiasmo es un panorama bastante terrorífico. Pero con un poco de aliento (es decir: chantajes) de mamá y papá, la mayoría de nosotros pudimos salir de nuestra fase melindrosa y convertirnos en adultos con dietas variadas y saludables. (Bueno, casi todos.)

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Sin embargo, una nueva investigación sugiere que ser un comedor quisquilloso podría no ser la falta de habilidades de tus padres para hacer un buen aterrizaje con ese avioncito de brócoli, sino una influencia de la composición genética.

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Publicado en el Journal of Child Psychology and Psychiatry, el estudio utilizó información de gemelos idénticos registrados en el programa de investigación Gemini del Reino Unido para examinar el impacto de la genética en el comportamiento alimenticio de las personas.

Más de 1.900 familias participaron, los padres respondieron un cuestionario de los alimentos que sus hijos comían gustosos y aquellos que se negaban a probar.

Los investigadores del Reino Unido y Noruega compararon los resultados de los gemelos idénticos, quienes comparten ADN, con los gemelos fraternales, quienes comparten la mitad de los genes que se encargan de diferenciar a las personas. Esto permitió examinar la influencia de los factores genéticos en los hábitos alimenticios de los niños.

¿Los resultados? Los genes juegan un papel bastante importante en la manera en que los niños comen.

La autora del estudio Andrea Smith, estudiante de doctorado en el Colegio Universitario de Londres, explicó: "A los 16 meses, descubrimos que generalmente el 46 por ciento de las variaciones al ser quisquilloso se explica gracias a los genes y descubrimos que 58 por ciento de la neofobia alimentaria (rechazo a los alimentos nuevos) se explica con los genes".

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Los investigadores no fueron capaces de identificar exactamente cuáles genes influencian la selectividad de los alimentos o el miedo hacia alimentos desconocidos. Es posible que varios genes jueguen un papel importante.

Smith explicó: "Nunca existirá un gen que sea el gen de la melindrosidad alimentaria; son varios. Los efectos genéticos podrían estar trabajando con ligeras diferencias en la personalidad y comportamientos de consumo, qué tan sensibles son las personas a las texturas o sabores, qué tan extrovertidos y abiertos están a nuevas situaciones".

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Sin embargo, no todo está perdido para los padres de aquellos niños con genes problemáticos para comer una amplia variedad de alimentos. El estudio señala que factores ambientales, como la vida hogareña, también podrían influir en el comportamiento de los niños pequeños. Si los padres son persistentes con el avión de brócoli, eventualmente éste llegará a su destino.

Smith añadió: "Sabemos que nuestro destino no está impreso indeleble en los genes. Los padres pueden influir positivamente a sus hijos y al comportamiento alimenticio de éstos".

Después de todo, parece que puedes culpar a tus padres por esa "alergia" a la espinaca que padeces.