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Cultură

Las 10 cosas que recordaremos de Gran Hermano 16

Repasamos los grandes momentos de la última edición de Gran Hermano.

Los tres finalistas de GH16. Imagen vía.

Si España es uno de los pocos países donde ha habido 16 ediciones de Gran Hermano será por algo. Será porque el público lo pide, será porque los productores del programa saben como mezclar a la perfección ese cóctel de personajes estrafalarios y situaciones ridículas en el que se convierte al final el programa. Sea por lo que sea, el caso es que esta edición - que acabó ayer - ha conseguido, como todas las anteriores, un buen puñado de momentos que merecen la pena ser recordados; al menos hasta la próxima edición.

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1

Maite. La Maite. Conductora de autobús en su jornada laboral y folladora de negros en sus ratos de ocio, confirmó una tradición de "Gran Hermano" que ya es axioma: los mejores concursantes siempre son expulsados al principio. Revolucionó la casa en apenas unas horas, puso a todo el mundo en su contra, superó cualquier límite establecido previamente en el programa –¿una madre que se pasea en tanga por casa para robarle los novios a su hija? Póngame dos, por favor–, triunfó fuera del entorno de "GH" –para el recuerdo ese "Sálvame Deluxe" memorable con sus imitaciones y confesiones escatológicas– y motivó la renovación inmediata del equipo de casting. No todos los días se encuentra uno con una lunática inconsciente dispuesta darlo absolutamente todo por la causa.

2

Empezó su carrera fulgurante a media voz, como esos white labels casi clandestinos que solo llegan a oídos del público más sibarita y exigente. Y acabó convertido en un bombazo revientapistas que ha sonado en los mejores clubs de España. El indiscutible hit-single del último trimestre de 2015. "Sorry" de Justin Bieber y luego ya "Ché, ché, documentación, ché, ché, la papela del camión", de Maite Galdeano. ¿Cómo debe sentirse Pepe Begines, el cantante de No Me Pises Que Llevo Chanclas, al ver que una canción suya que pasó sin pena ni gloria, "Contrabando de sandías y naranjas", se ha convertido en un exitazo gracias a una loca del coño que entre turno y turno en el curro se pasa por la piedra a media comunidad senegalesa de Pamplona?

3

"Gran Hermano 16" ha servido para constatar el dudoso criterio que siguen los espectadores en el momento de salvar o expulsar concursantes. En resumen: el público del programa no tiene ni puta idea cuando se trata de votar. Se implica tanto desde un punto de vista emocional, basándose en un patrón absurdo de simpatías y antipatías personales, corrección política, conexiones emocionales o sentimientos como la pena, la identificación o la rabia que se olvida por completo que esto es un programa de televisión y que el espectáculo debe prevalecer por encima de las afinidades personales. Un criterio nefasto que se encargó de echar a las primeras de cambio a piezas esenciales de esta edición como Maite o Suso y convirtió en semifinalistas a personajes sin el menor interés ni atractivo televisivo.

4

Por culpa del público que vota y participa, en esta edición se ha producido un bochornoso overbooking de muebles. En terminología "GH" un mueble es ese concursante que aporta al concurso lo mismo que un florero. Tipos y tipas grises, tristes, sin la menor gracia, de aquellos que pasan tan desapercibidos dentro de la casa que si dejas de ver el programa unos días llegas a olvidarte incluso de su nombre y su presencia. Los muebles no movilizan al espectador, ni para bien ni para mal, y ese es uno de los grandes hándicaps que ha tenido esta edición: antes de la recta final de "GH16" en la casa llegaron a convivir más muebles que concursantes de mérito. Si la mayoría de españoles votó a Rajoy, tampoco debería sorprendernos que la gente haya dejado tanto tiempo en la casa a Carlos o Vera.

5

La depilación manual de escroto. El escroto, el de Han, el chino gay. El depilador, Aritz, el vasco ambiguo que descubrió, o reencontró, o simplemente destapó, sus instintos homosexuales con la ayuda inestimable de su particular Sancho Panza oriental. La depilación como metáfora de una salida de armario confusa y contradictoria que su entrevista en plató, ya como segundo clasificado, confundió más que aclaró: con lo fácil que hubiera sido salir delante de toda España y admitir una verdad que pudimos ver todos. En Saigon se vieron cosas más agradables que debajo de ese edredón que compartieron ambos durante horas, días y semanas. Se pasaron más tiempo entre ese nórdico que en el resto de la casa. Aún huele.

6

Ganó Sofía, de acuerdo. Pero es más correcto y certero decir que perdió Aritz. Un tipo que se ha tirado casi tres meses aguantando a un chino hiperactivo, histérico, alocado y dramático, con el que se ha hecho "unas pajillas" y con el que ha protagonizado una de las historias personales y sentimentales más extrañas de la historia del programa. Si por un casual Aritz vio en su laberíntico romance con Han una posibilidad de conseguir el premio final, de hacerse con el botín, la justicia poética del programa se encargó de arrebatárselo cuando más cerca lo tenía. Como coger a un niño, plantarlo delante del mostrador de una pastelería, acercarle a la cara un lustroso brazo de gitano de crema y retirárselo segundos antes de que este le pueda hincar el diente. Diría que la única votación del público con criterio y sentido, como diciendo: "nos has dado todo el juego que queríamos, muchacho, pero siempre supimos que nos la estabas metiendo doblada".

7

"Gran Hermano 16" empezó su andadura vendiéndose al público como la edición de los secretos. Y así fue: dispusieron toda una serie de juegos y trampas de guión basados en secretos o medias verdades para engañar al espectador y a los concursantes. La obra maestra, totalmente involuntaria y accidental, es que presentaran a Aritz como el único participante que, en realidad, no tenía secreto alguno y que haya sido él, precisamente, el que más secretos tenía guardados en el armario: desde una supuesta amiga especial que nunca conocimos, y que muchos dudan que realmente exista, a su inesperada relación de proximidad emocional y sexual con un hombre, situación que tampoco estaba contemplada en el guión y que ha ayudado, y de qué manera, a mantener viva la llama del reality en su recta final.

8

Mercedes Milá vino a decirle a Raquel, una de las concursantes estrella de esta edición, que no le ponían ciertas imágenes de sus encuentros sexuales con Suso por respeto a su madre. Es decir: una vez más, hubo escenas subidas de tono que se le escondieron al espectador. Aborrezco los arrebatos de moral de "Gran Hermano". Son esos momentos en los que el programa se vuelve puritano y timorato y en los que se mueve en un absurdo juego de decencia televisiva que el público detesta. Si es la vida en directo, que sea la vida en directo para todo y para todos. En los tiempos de la franquicia Shore, en la que un polvo furtivo es el mal menor, aún sorprende que la factoría española del formato que lo inició todo se muestre tan pudorosa con aspectos y temas que ya están más que superados televisivamente.

9

La capacidad de Suso para empaparse del libro de estilo de "Mujeres y Hombres y Viceversa" y convertirlo en un efectivo modus vivendi. Así de bien sube la cantera de Mediaset estos días: los chavales saben perfectamente qué vende entre el público de 18 a 30 años. La sombra de Rafa Mora es muy alargada, pero estas nuevas promesas del panorama poligonero como Suso vienen dispuestas a facturar rápido y cepillarse todo lo que encuentren por delante en el menor tiempo posible. Suso como impecable exponente de la generación post Ni-Ni. Se memorizan al dedillo la ecuación "Gran Hermano" + bolos + tronista "Mujeres y hombres y viceversa" + "Supervivientes" y ponen todo su empeño en materializarla.

10

La victoria de Sofía, todo un premio al victimismo de manual made in "Gran Hermano". No es la primera vez. Ni será la última. Al público fiel del programa le chifla este perfil de concursante: una chica poco cuerda que se enamora perdidamente de otro concursante y que se ve abocada a una espiral de obsesión, ridículo y locura porque este pasa de su culo. Aquí lo mejor de la victoria de Sofía es que su madre, Maite, tiene como representante a Toño Sanchís, el gran protagonista de estos momentos en el universo Mediaset, que no dudo un momento que estará esperando a la vencedora de "Gran Hermano 16" con un jugoso contrato de su oficina de representación y un pack de trabajos ya a punto: una portadita de Interviú, algunos bolos en discotecas de mala muerte y una aparición en "Sálvame Deluxe".