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El número para ponerse cachas

Empleados del mes

Las personas que hacen de Vice un lugar mejor.

SUSAN MILLER ¿Sabíais que el mes pasado fue el cumpleaños de VICE? Tranquis, no pasa nada, no todos saben que el primer número de nuestra revista se publicó en octubre de 1994 (en sus inicios se llamaba The Voice of Montreal, pero esa es otra historia). Como ninguno os tomasteis la molestia de comprarnos un regalo, pelanduscos, decidimos contratar a la astróloga Susan Miller para que nos leyera nuestra carta astral. Su página Astrology Zone recibe seis millones de visitantes al mes, y escribe para tantas publicaciones que no tenemos espacio para mencionarlas todas. Consultó con las estrellas y los planetas y concluyó que 1) somos buenos con el dinero, 2) somos creativos y, 3) vamos por buen camino. Después de todo parece que la astrología no es una chorrada, ¿no? Ver EL CUMPLEAÑOS DE VICE. ALEJANDRA NÚÑEZ

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Alejandra es famosa por alojar en su casa al perro Tro, una celebridad en el mundo canino, pero, ¡ojo! ade- más es una excelente fotógrafa, traduce a velocidad mach 3 y sigue poniéndose nerviosa cuando tiene que posar con un mamut disecado. Esto sólo lo hizo una vez, pero aún se acuerda. Si estais atentos, la podréis ver dando botes en los conciertos punk y hardcore en Barcelona, aunque corren rumores de que una chica igual que ella se hizo fotos en el restaurante ese que siempre sale en Seinfeld. Quizá fuera Alejandra, quién sabe, porque al fin y al cabo la suya es presencia ubicua (¡e indispensable!) en el apartado de redacción de VICE, en el de vídeo y en muchas cosas más que se hacen por aquí y que sin ella no se harían. Si en el futuro veis un artículo o un vídeo en el que se mezclan el punk y los perritos, es probable que Alejandra esté detrás.

Ver SUS FOTOS Y ENTREVISTAS EN VICE.COM JOE STRAMOWSKI Antes de ser secuestrado (por las buenas) por VICE y obligado (persuadido) a unirse a nuestro equipo de vídeo en Nueva York en calidad de productor, Joe Stramowski languidecía trabajando en medio- cres programas de televisión que todo el mundo veía y escribiendo guiones que nadie leía. Ahora que trabaja con nosotros, le dijimos: “Joe, anda y acércate a la República Democrática del Congo, que hay personas matándose a tiros y necesitamos que hagas un documental sobre el ejército de Joseph Kony. Ah, de paso escribe algo para la revista y haz unas fotos”. Su respuesta fue: “Bueeeno, voy”. Como a cualquier persona que valga la pena, a Joe Stramowski le encanta su trabajo. Eso garantiza que todo lo que produce sale bien. Gracias, Joe. No cambies. Ver LOS REBELDES DEL MONTE GEORGINA MAYANS

Parafraseando el título de un disco de Fleetwood Mac, el del mono con el tarro de miel, Georgina es para nosotros un misterio. Lleva un año y pico materializándose por las mañanas en la oficina, encerrándose en un cubículo cuyas reducidas dimensiones apenas dan para acoger el enorme pantallote con el que trabaja en vídeo, ciñéndose los auriculares para oír el audio y no oír las risotadas histéricas del portero y así hasta que, a mediodía, se desvanece en el aire cual incorpóreo fantasma. Georgina no se refleja en los espejos y sólo aparece en fotos hechas con una cámara especial con infrarrojos, sónar, detector de aura, un tenedor, una navaja y un abrelatas. Eso sí, durante las horas que ocupa en nuestro espacio monta vídeos con maestría; sin ella no habríais visto un buen número de programas grabados aquí. ¡Gracias, Georgina!

Ver EL TERCER CUBÍCULO POR LA IZQUIERDA CAFETERA NESPRESSO Say hello to my little friend! Ni ordenadores, ni cámaras ni impresoras: si algún aparato hay que resulte vital para el buen funcionamiento de esta oficina, ese es nuestra buena y querida amiga la cafetera. Las mañanas se tiñen de fiesta gracias a ella, el mundo es gris y feo antes del primer café y de color de las rosas y el rocío sobre las hojas de los abedules después, y nos consta que alguien hay por aquí, no diremos nombres, que cuando pasa por su lado no puede evitar regalarle una cariñosa caricia a su suave, voluptuosa carcasa de plástico. Nunca se ha quejado la cafetera de lo mucho que la hacemos trabajar, y si no tuviéramos tazas recogeríamos el líquido fruto de su vientre con el hueco de las manos o libando de su metálica espita como si fuera la ubre de una vaca. Ver NUESTRAS CARAS DE FELICIDAD POR LAS MAÑANAS