Deja que tu culo brille bajo la luna antártica. El club de los 300.

Con esto de la vuelta a la carretera de los Beach Boys, la llegada del verano y eso, me ha dado por pensar en Carlos Pobes, con quien hablamos hace unos meses en relación a su traslado a la Antártida durante un año para cazar neutrinos.

Justo estos días se cumplen seis meses de la llegada de Carlos a la Base Amundsen-Scott en pleno verano antártico. Ahora winter is coming, como en Game of Thrones, y en la base se preparan para una noche de seis meses. Han comenzado a brillar las primeras auroras boreales y con ellas han llegado unas impresionantes fotos de Carlos que parecen tomadas en otro planeta.

Las temperaturas también han bajado. Hace unos días se llegó a una cota digna de celebrar, los -100°F, o lo que es lo mismo, -73,3333°C (con nuestra escala de temperatura no mola tanto).

Carlos nos cuenta que: «cuando empiezas a introducirte en el mundo de los Winter Over (la gente que pasa el invierno en la Base Antártica) y a oír historias, anécdotas, etc., una de las primeras cosas de las que oyes hablar es de algo que llaman el Club de los 300».

Todo empieza porque «los anglosajones miden sus temperaturas en grados Fahrenheit, nosotros utilizamos la escala Celsius, y se da el caso de que en ocasiones muy puntuales, en el Polo Sur se alcanzan los -100°F. Para celebrar esta temperatura tan baja, a algún tío muy ocupado se le ocurrió poner la sauna de la base a 200°F (o sea: 93,333°C) y posteriormente salir en pelotas hasta la marca del Polo Sur, experimentando así un cambio repentino de temperatura de 300° Fahrenheit». El truco está en que sales muy caliente de la sauna, lo que te da unos minutos antes de empezar a morirte por congelación.

Carlos es un hombre de ciencia, una persona racional, tal y como demuestra la frase que nos dijo a continuación: «Sabía que esto era algo que iba a intentar si tenía ocasión».

La oportunidad le llegó el día 7 de abril. Lo hicieron, está grabado.