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En esto está la guerra mundial contra el pitillo

Desde la publicación de un vídeo de una tortuga con un pitillo en la nariz se han fortalecido las campañas contra estos objetos.

Una de las imágenes más poderosas que ha impulsado la pelea contra el uso del pitillo a nivel mundial es la de un video que se quedó tatuado en la mente de las personas: ocho minutos en los que se ven a algunas personas sacando ––con un visible esfuerzo–– un objeto de la nariz de una tortuga marina.

A lo largo del video la tortuga sufre y da muestras de dolor. Cierra los ojos mientras intentan sacar con unas pinzas el objeto. Le sale sangre y ella, adolorida, intenta rehusarse, moviendo la cabeza y emitiendo sonidos profundos. Cuando triunfan extraen de una de sus fosas nasales un objeto de más o menos 10 centímetros de largo: "¡un puto pitillo!", se le oye a una de las presentes. El vídeo fue difundido por los biólogos Nathan Robinson y Christine Figgener. El hecho sucedió en la zona de Guanacaste, Costa Rica.

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La reproducción del video (más de 8 millones de vistas sumando por encima las versiones que existen en Youtube) fue apenas una de las consecuencias de lo que pasa cuando la basura plástica llega al mar. El promedio, según Oceans Conservacy, es así: un pitillo se usa en promedio solo 20 minutos y tarda cientos de años en descomponerse. Más grave aún es que los pitillos están entre los 10 desperdicios que más se recogen en las playas.

Alrededor del mundo se han dado múltiples iniciativas para dejar de lado los pitillos, porque aunque el verdadero problema es plástico como tal, el pitillo es, entre tantos objetos hechos con este, el más inútil. Al que primero se le declaró la guerra.

Cada iniciativa tiene argumentos distintos para llegar al mismo fin. Por ejemplo, The Last Plastic Staw, que es un proyecto comunitario y voluntario sostiene que solo en Estados Unidos se utilizan 500 millones de pitillos al día, lo que en un año suma un desperdicio suficiente para envolver 2.5 veces la circunferencia de la tierra.

Por otra parte, el portal Straw War, menciona que en promedio, solo en el Reino Unido, 3.5 millones de personas compran una bebida en McDonald´s, y esa bebida trae consigo un pitillo. O sea que solo ese restaurante en ese país bota 3.5 millones de pitillos al día. Ahora sume todos los Mc Donald´s del resto del mundo, y los Burger King y demás restaurantes. Un montón de pitillos, un montón de basura.

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Straw War promueve en Soho, Londres, una iniciativa que invita a los restaurantes a no entregar pitillo con sus bebidas: a limitarse a casos en que sea realmente necesario o la gente lo pida. Así han sumado, hasta hoy, 67 negocios entre bares y restaurantes que se han unido a la campaña. Ellos lo llaman La Revolución e invitan a todos a unirse. Juntos somos la solución, dicen ellos.

Colombia tampoco se ha quedado atrás en la campaña anti pitillo. Desde la plataforma ciudadana La Ciudad Verde se promueve la campaña "Mejor Sin Pitillo", que nació el 22 de marzo de este año ––cuando se celebra el Día de la Tierra–– y que hace parte de una campaña mayor, "Mejor Sin Plástico". La campaña, impulsada por redes sociales invita a los establecimientos y a las personas a tomar acciones puntuales.

"Consideramos que es un buen punto de partida, porque es un objeto que en la gran mayoría de los casos es absolutamente innecesario y un producto al que es muy fácil decirle que no. Es un producto que se entiende como inofensivo al ser tan pequeño. No parece que hiciera la diferencia", dice Mariana Matija, encargada de la parte gráfica de la campaña.

El cálculo que hacen desde Ciudad Verde para declararle la guerra al pitillo es que un solo restaurante utiliza más o menos 45 mil pitillos al año.

Eso sí, no es solo empezar a tomar directamente del vaso o la botella. Los de La Ciudad Verde lo que quieren es "que hagamos del comportamiento sostenible el único comportamiento posible, la única alternativa", dice Clara Perez.

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La Corporación Fenalco Solidario también aportó lo suyo con su campaña #Antipitillo. Aprovecharon para advertir que un pitillo se demora un minuto en fabricarse, se usa máximo una hora y tarda en descomponerse alrededor de 1000 años.

Fenalco aprovecha su campaña para explicar lo que pasa en el caso de los pitillos: por estar hechos de polipropileno es que tardan tantos años en descomponerse, y durante ese proceso se van fragmentando en partículos microscópicas que terminan en los océanos. Y que pueden ser consumidos por los peces y volver a nosotros en forma de comida.

A las campañas contra el pitillo en el país se han unido también restaurantes como Crepes & Waffles y su #SinPitilloPorfa y Wok, que en conjunto con la organización mundial por la conservación del medio ambiente WWF dieron vida a la acción #MasBigotesMenosPitillos. El llamado, otra vez, es a no pedir pitillo a menos que sea absolutamente necesario.

Pero WWF lo lleva también al tema de las bolsas y su campaña "Reembólsale al Planeta", respaldada por el Ministerio de Ambiente, Fenalco y Acoplásticos, que trajo consigo una resolución expedida por el Gobierno, que pretende la eliminación de las bolsas de menos de 30x30 cms, y además exige bolsas más resistentes ––para más usos–– y con un mensaje ambiental.

"El llamado era a tener cuatro acciones: usar medios alternativos para ir hacer compras, reutilizar las bolsas que pedimos, pedir menos, y también se hicieron unos puntos de acopio para que se reciclen las bolsas", dice Nathan Jaccard de WWF.

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Según cálculos de la WWF un pitillo por comida son 1095 al año: más de 84.000 a lo largo de una vida, lo suficiente para llenar una piscina olímpica. En el caso de las bolsas se calcula que cada minuto, más de dos millones de bolsas se usan en el mundo. Cada una tiene una vida útil de 20 minutos en promedio y apenas un 5% son recicladas. Los colombianos utilizamos en promedio seis bolsas por semana, es decir, 24 al mes, lo que equivale a 288 al año, o sea 22.000 bolsas en el transcurso de nuestras vidas.

"La problemática del plástico cuando hablamos de bolsas y de pitillos es que hay un manejo muy malo y muchas veces terminan primero en los ríos y muchas veces después terminan en las playas y en los océanos y el impacto ambiental es muy fuerte sobre las especies. Cerca de 600 especies marinas tienen alguna interacción con el plástico, que va desde la alimentación pues las especies algunas confunden con alimento. Imaginate que uno se ponga a comer plástico como le va", dice Nathan.

Para asustarse más y tomarse en serio el tema de la contaminación con plástico en el mar, simplemente hay que pensar en el plástico acumulado en los mares. Según National Geographic "en algunas regiones las corrientes oceánicas arrastran billones de objetos de plástico en descomposición y otros residuos hasta formar remolinos gigantescos de basura. Uno de ellos, situado en el Pacífico septentrional, y conocido como el Gran Parche de Basura del Pacífico, tiene una extensión que según las estimaciones llevadas a cabo duplica la del estado de Texas".

Texas: 696.241 kilómetros cuadrados. Es sacar cuentas.

Si quiere unirse a las campañas contra el pitillo hágalo por aquí.