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Cultură

Enrique Peña Nieto no da una

Un sutil deslizamiento se produjo en la discusión: ya no se discute la pertinencia de la construcción del muro, sino quién va a financiar esa construcción.

Fotos por Ernesto Álvarez

Un libro sobre la cronología del candidato estadounidense se levanta en una de las manifestaciones organizadas para repudiar su visita.

En la manifestación —que se llevó a cabo este miércoles 31 de agosto en la Ciudad de México— en repudio a la visita de Donald Trump a México hubo más periodistas que inconformes. La noticia los "agarró dormidos", dijo la chica Súper Zape, una de las convocantes a la movilización que se planeó durante la noche anterior a la inminente visita del "xenófobo", que se hizo pública horas antes de concretarse.

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Donald Trump es uno de los dos candidatos que pelea por la presidencia de los Estados Unidos, —que se decidirá en las elecciones del próximo 8 de noviembre—, y que se ha hecho odiar por muchos (y también respetar por otros) gracias a una buena dosis de comentarios y propuestas que criminalizan a México y a los mexicanos. La indignación fue doble cuando trascendió que la invitación salió por parte del presidente de este lado y que se gestó en total silencio.

La visita sorpresa de Donald Trump a México "es irritante", dijo Sandra en una de las manifestaciones que se organizó para mostrar la inconformidad con la presencia de esos cabellos güeros en Los Pinos. A las 11 de la mañana del miércoles 31, apenas había unas pocas personas en torno al Ángel de la Independencia para marchar hacia el Hemiciclo Juárez. Otra de las manifestaciones se convocó en torno a la residencia presidencial, dónde a las 12 tendría lugar la reunión, que se realizó a puertas cerradas y comenzó una hora más tarde.

Un cartel en una de las manifestaciones que se organizaron para repudiar la visita del candidatoestadounidense. En la cartulina se lee: "POBRE MÉXICO, YA BASTA! BLA,BLA, BLA,BLA, WUA, WUAWUA!"

En el Hemiciclo Juárez, la Coalición Binacional vs. Donald Trump, creada un año atrás "ante los insultos del candidato", esperó a los pocos que venían del Ángel y a los periodistas que los rodeaban. Apenas una veintena de manifestantes logró acudir al mediodía, una hora sólo apta para políticos. Había más cámaras y micrófonos con logos de prensa que carteles de protesta. Los reporteros hacían fila para entrevistar a los 20 o 25 manifestantes presentes. Ni la mitad de la indignación que se volcó en las redes sociales se dejó ver en las calles mexicanas. La visita de Trump existió para noticia de los medios y rechazo de las redes.

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Distinto fue el panorama en la calle este primero de septiembre, donde miles de personas se manifestaron intentando desmentir el balance oficial presentado por el gobierno. Desde la mañana del jueves 1 de setiembre, hubo marchas masivas en al menos cuatro estados del país, convocadas en su mayoría por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) directamente en contra del balance oficial y exigiendo la derogación de la Reforma Educativa. La de la ciudad de México concluyó en el Parlamento de San Lázaro, dónde Peña Nieto presentó el informe en el Senado. Horas más tarde, en otro acontecimiento mediático planeado y publicitado en la campaña "Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho", Peña Nieto presentó el informe frente a un "grupo de jóvenes emprendedores".

Uno de los pocos manifestantes está rodeado por periodistas mientras grita consignas en contra de la visita de Trump.

Tanto la reunión de Peña con Trump como con los jóvenes, tienen en común haberse realizado a puertas cerradas y excluyendo a la prensa. No hay posibilidad de hacer preguntas o en el caso del candidato yankee, de saber siquiera cuáles fueron realmente los puntos discutidos.

En la conferencia de prensa ofrecida tras la reunión, Enrique Peña Nieto dijo que la violencia en México aumentó por la entrada ilegal de armas y dólares provenientes de Estados Unidos; pero la mano dura no la exigió para contener ese flujo, sino otro: el de la migración centroamericana hacia Estados Unidos o "los no mexicanos que crean grandes crisis humanitarias" como los llamó.

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Para esto, invitó a Trump a seguir reforzando la Frontera Sur, un programa que se aplica desde el año 2014 para militarizar la ruta migrante y deportar en México a las personas que intentan llegar a Estados Unidos. Como prueba de su éxito, este país superó al vecino en deportaciones hechas el año pasado y en lo que va de este, ya van 99mil768 personas que son detenidas y enviadas de regreso por el Instituto Nacional de Migración mexicano.

A cambio, Trump se concentró en lo económico: nuevas condiciones para un Tratado de Libre Comercio de los países del norte, que no especificó; así como su voluntad de que México "fortalezca su riqueza manufacturera" —¿maquiladora?— y que avance en "desmantelar cárteles", los mismos que se financian con el dinero y las armas que fluyen desde su país. Vaya como apunte de esta discusión que el Tratado de Libre Comercio que se sancionó en 1994 abrió las fronteras de México a la importación de alimentos y entre otras cosas, obligó a la eliminación de subsidios en el campo. La desprotección que de buenas a primeras encontraron muchos campesinos fue aprovechada por algunos capos locales, que los surtieron de semillas de mariguana, de dinero y apoyo logístico para el cultivo. Ellos se convirtieron en el respaldo que el Estado dejó de darles. Así, el área ocupada por mariguana y amapola creció hasta ocupar hoy un tercio de las tierras cultivables mexicanas.

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Esta mañana, categóricas muestras de indignación contra el hecho seguían publicándose. El director de cine mexicano Alejandro González Inárritu exigió que Trump sea declarado persona no grata en México en un artículo publicado en el diario El País, titulado "Nunca he visto a un mexicano pidiendo limosna en Estados Unidos", en donde catalogó la situación de la migración hacia el norte como una "crisis humanitaria" y criticó la conveniente invisibilidad de los 11 millones de mexicanos que "trabajan dura y honradamente contribuyendo y beneficiando la economía de ambos países".

Una máscara con el rostro de Peña Nieto en una manifestación de Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Horas después que Trump se retirara de Mexico, ofreció en uno de sus actos de campaña en Arizona un enardecido discurso en contra del tránsito libre de personas y fustigó particularmente a la migración centroamericana y mexicana hacia Estados Unidos. "Mexico will pay for the Wall!" publicó en Twitter, a la madrugada de este país, más o menos cuando una columna escrita por Peña Nieto para el diario El Universal estaba saliendo de la imprenta. Quienes manejan su cuenta oficial estaban tranquilos difundiendo el artículo cuando se vieron obligados a responder el ataque del blondo. "Repito lo que le dije personalmente, Sr. Trump: México jamás pagaría por un muro", respondió @EPN.

Un sutil deslizamiento se produjo en la discusión: ya no se discute la pertinencia de la construcción del muro, sino quien va a financiar esa construcción.

¿Qué significa para México estos acontecimientos mediáticos juntos? ¿Cómo se lee la invitación a Trump un día antes de la presentación de las cuentas públicas? Los analistas no terminan en ponerse de acuerdo de cuál de los dos políticos buscaba cosechar con esta reunión, si Peña para fomentar una imagen "fuerte" como dicen algunos de sus operadores mediáticos; o a Trump como preámbulo para "el gran discurso sobre migración" que prometía el candidato y que radicalizó su propuesta de expulsión y persecución de los "no americanos" de Estados Unidos. Nadie sabe muy bien quien gana, pero sí se sabe quién pierde.