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El 25 de noviembre podría ser el día en que Colombia se quede sin mujeres

Mañana 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, un colectivo propone un acto simbólico en el que invita a las mujeres a estar ausentes: de sus redes y trabajos.
Foto vía Broadly

En 1960, tres hermanas que hacían parte de la oposición a la dictadura de República Dominicana fueron emboscadas y asesinadas a manos de militares. Las mujeres, conocidas como las hermanas Mirabal, habían sido víctimas de tortura, violaciones y encarcelamientos por parte del Estado hasta que el hostigamiento terminó en su asesinato el 25 de noviembre de ese año. Desde entonces, su muerte se ha vuelto un símbolo en el mundo del problema de las violencias que afectan exclusivamente a las mujeres y que, aún hoy, no han sido erradicadas.

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En 1999, seis años después de haber aprobado la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, un día en que esa organización invita a gobiernos y organizaciones a realizar actividades y movilizaciones sociales orientadas a denunciar las violencias que sufren las mujeres, así como a crear espacios de cambio para eliminar esas violencias.

Desde entonces, el día se ha vuelto esencial para los grupos en Colombia dedicados a defender los derechos de las mujeres. Sin falta, la séptima y la Plaza de Bolívar, en Bogotá, se llenan cada 25 de noviembre de marchantes que le piden al gobierno y a la sociedad en general que le pongan atención a un tema que, dicen, sigue quedando en el olvido.

Según cifras de ONU Mujeres, 20 años después de que se firmara la Declaración para erradicar la violencia contra las mujeres, una de cada tres mujeres en el mundo seguía sufriendo violencia física o sexual, principalmente a manos de su pareja. Y en la mitad de los casos de mujeres asesinadas en 2012, el autor había sido un familiar o su compañero sentimental frente al 6% de casos de hombres que murieron en la misma situación.

Actualmente, Colombia cuenta la Ley 1257 de 2008 que busca la prevención y la sanción de las violencias contra las mujeres en el país, así como de los actos de discriminación. Y más recientemente, a propósito del asesinato de Rosa Elvira Cely, se sancionó la Ley 1761 de 2015, o Ley Rosa Elvira Cely, que tipifica el delito de feminicidio en Colombia. Un avance legislativo que busca contrarrestar los números alarmantes que sigue habiendo en el país de asesinatos a mujeres por razones que tienen que ver con su género.

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Según un informe de Medicina Legal, entre 2009 y 2014, en promedio cuatro mujeres eran asesinadas cada día. Durante esos seis años, esa entidad realizó 8.020 necropsias en casos de violencia homicida contra mujeres de los cuales 26 casos fueron de niñas menores de cuatro años y en los que la mayoría eran resultado de violencia intrafamiliar. Durante el mismo periodo se realizacon 127.703 exámenes por presunto delito sexual de los cuales el 84.3% (107.698) fueron mujeres. En esos casos de violencia sexual, el agresor más frecuente era un familiar y el grupo de edad más frecuente eran las niñas de 10 a 14 años. Sin embargo, esas cifras se basan sólo en los casos denunciados. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud el 73% de las mujeres maltratadas no denuncian la violencia de la que son víctimas.

"El lugar más peligroso para las mujeres es la casa. Sus agresores no están en la calle. Las mujeres están siendo maltratadas por las personas que, supuestamente, son las que las quieren", asegura Beatriz Quinte, Secretaría Técnica de la Red Nacional de Mujeres, una articulación de más de 63 organizaciones de todo el país. Según ella, el propósito de la movilización del 25 de noviembre es, además de denunciar la violencia, lograr un compromiso civil y estatal para que esas agresiones no sean aceptables socialmente.

Para lograr eso, afirma Beatriz, lo primero es que existan las leyes, y que se apliquen cuando ya existen, para que no haya impunidad contra los agresores; lo segundo es atacar el problema en las formas en que se ha instalado en la cultura, para que la violencia no se evite sólo por el miedo a ir a la cárcel sino por un cambio en las ideas discriminatorias que rodean a la mujer y que dan lugar a la violencia. "Para eso estamos haciendo una campaña que se llama 'Sin mi puño y con mi letra' que está orientada a los hombres, sobre todo a los jóvenes, a que se comprometan a la no violencia, y para salirnos de esa idea de que la violencia contra las mujeres es una cosa solamente de nosotras, sino que es una cosa de todos".

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El evento, que también ha sido gestionado por otra articulación de grupos de mujeres en el país y que se unieron bajo el nombre de DéjameEnPaz, contará con varias actividades como conversatorios, proyecciones de cortos, conciertos, performances y obras de teatro que se realizarán desde las 10:00 a.m. en el Centro Gabriel García Márquez y desde las 3:00 p.m. en la Plaza de Bolívar. La marcha, programada para salir a la 1:00 p.m. del Planetario de Bogotá, culminará en la Plaza de Bolívar, en donde intervendrán funcionarias y representantes de las iniciativas a favor de los derechos de las mujeres: la Secretaria Distrital de la Mujer, Cristian Vélez Valencia, representantes del Festival Internacional Ni con el Pétalo de una Rosa, como Alejandra Borrero, la Directora General de ONU Mujeres, la Consejera para la Equidad de las Mujeres, entre otras.

Sin embargo, este año las movilizaciones del 25 estarán acompañadas por un evento simbólico que tendrá lugar en el Parque Nacional de Bogotá y cuya convocatoria la ha hecho un grupo de personas que, hace pocos meses, se volvieron activistas y voceras del tema a fuerza de no haber encontrado vías efectivas de acción ni reparación.

El pasado 23 de septiembre la revista Semana publicó el testimonio de Maria Isabel Covaleda, una abogada que la noche del 17 de septiembre fue golpeada brutalmente por su expareja, Camilo Sanclemente, quien ya se había mostrado violento y posesivo durante la relación que sostuvo con ella. Según el testimonio de Maria Isabel, después de que la Policía llegara al lugar en el que estaban ella y su agresor, siguieron una serie de incidentes por parte de la Policía y la Fiscalía que supuestamente fallaron en protegerla: ella y su expareja fueron transportados en el mismo carro, donde él la amenazaría todo el recorrido para que no denunciara; en la Fiscalía los tuvieron en la misma sala donde él continuaría con las amenazas; su agresor fue dejado en libertad dos días después.

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María Isabel, presa de la impotencia de ver que las instituciones que se suponía debían protegerla no lo habían hecho, llamó a varios amigos suyos para que la ayudaran a denunciar y visibilizar una situación que el Estado habría fallado en atender. Muchos de ellos son personas vinculadas a puestos gerenciales en empresas de comunicación y publicidad que automáticamente llevaron la discusión a un plano más grande. Finalmente, fueron 15 las personas que se reunieron para crear una estrategia de comunicación y denuncia. Gracias a ese esfuerzo, la noticia empezó a llegar a medios de comunicación y redes sociales, y muy pronto empezaron a aparecer otras mujeres que aseguraban haber sufrido agresiones por parte del mismo hombre. Lo que empezó como un apoyo entre amigos terminó volviéndose una iniciativa más grande que, como otros grupos políticos y feministas, terminó encontrándose con un problema gigante en el que las víctimas son muchas y las respuestas de la ley pocas.

"Cuando empezamos a acompañar a María Isabel en el proceso de denuncia, nos dimos cuenta de que no funcionaba nada —asegura Nathalie Michelou, una asesora en comunicación estratégica y PR que hizo parte de las 15 personas que se dedicaron a acompañar a María Isabel—. La ruta de atención no funciona y cuando finalmente logras poner el denuncio te revictimizan todo el tiempo: la policía te pregunta qué le hiciste al tipo para que te hiciera eso o te dice que probablemente es tu culpa, además mientras tanto se pierden las pruebas. Es la hora en que ella todavía no ha podido instaurar una demanda".

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A medida que, para ellas, era cada vez más evidente que las leyes no se implementaban y que demandar al agresor tenía un montón de obstáculos, surgieron los testimonios de otras cuatro mujeres que aseguraron haber sido agredidas por Camilo Sanclemente y muchos otros testimonios de mujeres que, motivadas por la gestión de Maria Isabel, salieron a denunciar los abusos de los que habrían sido víctimas. "Esto nos hizo darnos cuenta de que todas hemos sido víctimas de alguna u otra manera de violencia. Yo en el trabajo, por ejemplo, he sufrido acoso sexual. Tres de las chicas que hacen parte del colectivo fueron abusadas por sus exparejas y a raíz de esto decidieron denunciar. Ahí vimos que había que hacer algo mucho más poderoso y, además de hacer una denuncia, teníamos que hacerle presión a los entes de control", cuenta Nathalie.

Además de acompañar el proceso de María Isabel y llevar el caso a medios de comunicación, el grupo creó una campaña en redes sociales, "25.11 El día que Colombia se quedará sin mujeres" creada por uno de los que se sumó a la lucha de Maria Isabel y de su equipo, Alejandro Tafur, quien además le contó a VICE que la inciativa le pareció a él y a su equipo, quienes trabajan en la empresa de publicidad McCANN, la oportunidad para hacer de la publicidad ya no algo efímero sino un producto que puede tener impacto real y duradero en la historia. Algo que, para él, tiene una incidencia y afinidad directa en su vida como padre de tres niñas.

Como parte de la campaña el grupo propuso que el próximo 25 de noviembre sea un día en el que las mujeres no vayan a trabajar y desaparezcan de sus redes sociales: una forma de hacer evidente el silencio y la invisibilización que sufren muchas mujeres agredidas en el país. "La idea es que nos cuestionemos eso —asegura Nathalie—: ¿Qué pasa si, de verdad, nos desaparecen a todas? ¿Qué pasa con la familia? ¿Con el trabajo? ¿Qué pasa si en vez de sumarnos a una marcha multitudinaria hacemos todo lo contrario y visibilizamos nuestra ausencia?".

Como símbolo de esa ausencia, el grupo hizo una convocatoria en redes para que varias mujeres asistan al Parque Nacional de Bogotá a dejar un par de tacones en una instalación que, además, se replicará en Barranquilla, Cartagena, Cali, Medellín; también en Lima, Perú, Madrid, España, París, Francia y Londres, Inglaterra. Todo gracias a llamadas y redes y solidaridad entre amigos. Sin embargo, según cuenta Nathalie, la idea es que la iniciativa y el acto simbólico estén acompañadas de actos que se enfoquen también en lo legislativo. Por eso, y gracias al acompañamiento de senadores, congresistas y concejales, el grupo organizó una ponencia en el Congreso en donde aspiran a visibilizar los casos y pedir que las leyes que ya existen, como la Ley 1761 (o Ley Rosa Elvira Cely), se ejecuten.

"Lo que espero es que logremos romper el silencio —asegura María Isabel a propósito de todas las iniciativas que ella y los que la han acompañado han adelantado y de los eventos de este 25 de noviembre—. El de todos los individuos que hacemos parte de esta nación. El silencio que siembra el miedo en las víctimas. El silencio cómplice del que observa la violencia y no se siente responsable. El silencio institucional. El silencio al que ya nuestra conciencia está acostumbrado y ve la violencia hacia la mujer como algo normal. Espero ver muchas conciencias despertando, actuando y pensando que todos tenemos un papel protagonista en la reconstrucción social colombiana".