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Música

Cómo suena: Kurt Vile, el pelo más largo del mundo

La gente sonreía, gritaba poco, pero no estaba tan estirada, ni tan fijada en sus leggins con calaveras o flores, ni tan en otra cosa que eso de disfrutar la música.

Foto de Eduardo Paz

Hace años que no veía a un músico con el pelo largo. O, bueno, he visto a muchos músicos con el pelo largo, pero no son necesariamente músicos "de pelo largo". Hay una diferencia: hay tipos que tienen el pelo largo y en realidad eso no quiere decir absolutamente nada de su personalidad (eso no pasa, por ejemplo, con la gente que tiene el pelo completamente rapado - eso siempre resulta ser un statement); hay otras personas, sin embargo, que son su pelo largo. No podría explicarse su gracia, su sentido del humor, su absoluta indiferencia a ciertas normas sociales, su inteligencia o no inteligencia, y cómo tienen los muebles de su departamento sin tomar en cuenta su pelo largo.

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Porque una persona de pelo largo, de pelo largo de verdad, no tiene muchas velas aromáticas en su mesita de café, ni dispone cuidadosamente libros de Helmut Newton en su mesita de cama, ni tiene muchas "mesitas" en su casa. Una persona que tiene el pelo largo y que es su pelo largo, por ejemplo, tiene muchísimos encendedores. Muchísimos. Nadie, i él, sabe para qué.

Si esto lo traducimos al plano musical, y al plano musical del 2013, el arquetipo no puede plantarse en ninguna otra figura que no sea la de Kurt Vile, que acaba de tocar en el Corona Capital. Fue genial, emocionante, lleno de rocanrol en el más tradicional de los términos, y una experiencia de verdadera greña liberada para todos los que pudimos verlo.

Y con eso no me refiero a una cosa distorsionada ni acelerada ni gratuita. No. Kurt Vile tiene es de los que tienen el pelo largo: fue ligeramente psicodélico, un tanto desaliñado, decididamente honesto, de alguna manera melancólico y lleno de tranquilidad. Como un departamento lleno de sofás un poco sucios, pero cálido como el seno materno.

La gente sonreía, gritaba poco, pero no estaba tan estirada, ni tan fijada en sus leggins con calaveras o flores, ni tan en otra cosa que eso de disfrutar la música. La banda sonó durísimo, a pesar de lo discreto de la música, y hace años que de un lugar distinto al sur de los Estados Unidos no suena una banda tan musicalmente afinada, comprometida… digamos, "musical".

El primer gran momento del Corona Capital. Seguiremos informando.