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Música

Última señal del control terrestre: Un tributo a Bowie

Gracias por todo.

Ilustración de Juan Pablo Mejía, tomada de su cuenta de Flickr.

Para Erich Martino

Gracias hermoso, por hacer de esta vida tuya, la vida nuestra.

Por trazarle estrellas y truenos y comunicación interestelar a los muros de aquí, que siempre quieren pintarse sórdidos, que siempre aspiran al adjetivo “normal”.

Gracias por desbaratar y reordenar en nuestras cabezas el Siglo XX.

Gracias por el desafío y las capas. El parche en el ojo, la gabardina-bandera, los peinados y las pelucas. El laberinto que serás a partir de ahora.

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Gracias por todos los “eurekas” pronunciados en prisiones adolescentes llamadas “habitación” frente a un afiche tuyo. Los pantalones abajo, el plan para una obra que se las ingenie para referir de algún modo a la tuya, el fuego entre las piernas.

Por el teatro y el aspaviento.

Nos enseñaste que las ideas deben desarrollarse y terminarse, aún cuando son buenas. Sobre todo cuando son buenas.

Nos enseñaste a apreciar esos ritmos que no entendemos: asegurabas haber escrito “Earthling” después de que te resultó imposible seguir los compases del drum and bass con un solo pie.

Nos enseñaste la diamantina, el brillo cósmico del individuo que dibuja estelas en el por siempre, no es la máscara, sino el verdadero rostro y es posible transformar en materia los mundos internos. Tan sólo debe ser ejecutado el acto de imaginación.

¿Lo has notado?

Existe una versión tuya por cada uno de nosotros.

El lamento de la artista del cosplay, el de la matemática, el de la escultora contemporánea, el de la escritora, el de la cineasta, el de la dibujante de historietas, cada una de nosotras encarna una secuencia e interpretación distinta de tus canciones.

Todas te convertiremos en herencia distinta.

Gracias, hermoso. Multiplícate, mutante. Canta en mí.

Julio Martínez Ríos es novelista, escritor y locutor. Síguelo en Twitter.