El pasado domingo día 10 de mayo se cumplieron veinte años de una gesta que la afición del Real Zaragoza no olvidará jamás. Hace dos décadas, el equipo blanquillo se enfrentó al Arsenal inglés en la final de la ya extinta (por desgracia) Recopa de Europa, el maravilloso torneo que enfrentaba a los campeones de Copa de los países europeos.(Paréntesis indignado: siempre que hablamos de reinstaurar la Recopa, a los nostálgicos nos aseguran que el calendario ya está lo suficientemente cargado, que los jugadores ya llevan muchos partidos en las piernas, y que si la abuela tuviera ruedas sería una bicicleta. Bueno, lo cierto es que esto no pasaría si las Ligas fueran de 18 equipos, como debería ser, si en la Champions League no participaran veinte mil equipos y si las normas de clasificación para la Europa League no cambiaran cada tres meses. Vergüenza debería daros, LFP y UEFA. Cerramos el paréntesis).El 10 de mayo de 1995, decíamos, el campeón de la Copa del Rey se enfrentó al vencedor de la FA Cup. El Zaragoza que entrenaba Víctor Fernández, con jugadores como Esnáider, Poyet o el recordado Fernando Cáceres, se había ganado el derecho a disputar el torneo tras vencer al Celta de Vigo en los penaltis en la final de Copa de 1994.El Zaragoza llegó a la final tras superar al Gloria Bistrita rumano en primera ronda y al Tatran Prešov eslovaco en la segunda. Posteriormente, los blanquillos habían tenido que enfrentarse al Feyenoord holandés en cuartos y al Chelsea inglés en semifinales. En la final esperaba el Arsenal londinense, dirigido en aquel entonces por el escocés Stewart Houston.Aquí cabe hacer una pequeña aclaración: la sorprendente presencia de dos equipos ingleses en la Recopa se explicaba por los caóticos cambios de reglamento impuestos tras la sustitución de la antigua Copa de Europa por la Champions League en 1992. El Chelsea, en realidad, estaba disputando la competición tras perder la final de Copa frente al Manchester United, dado que este último se había clasificado para la Champions. El Arsenal, por su lado, se había clasificado automáticamente para el torneo tras vencerlo el año anterior frente al Parma italiano.Los 'gunners', a pesar de haber protagonizado una temporada decepcionante (ocupaban la 12ª posición en la Premier League), presentaban un once aguerrido y competitivo, con el delantero Ian Wright en punta y la legendaria defensa formada por Lee Dixon, Nigel Winterburn y el capitán Tony Adams atrás. A ese equipo de tipos duros aún se le conocía como el 'boring, boring Arsenal'; los tiempos 'chic' de Arsène Wenger, Patrick Vieira y Thierry Henry eran difíciles de imaginar en aquel momento.Si queréis disfrutarlo, aquí tenéis el partido entero: verlo de nuevo será mejor que cualquier crónica que nosotros podamos hacer. Sin embargo, si no disponéis de 2 horas y 36 minutos ahora mismo, podéis seguir leyendo abajo: encontraréis algunos 'spoilers', eso sí.En el minuto 68 del partido, el argentino Juan Esnáider anotó el 0-1 para los blanquillos. El inglés John Hartson empató nueve minutos más tarde, y con el resultado de empate se llegó a la prórroga. Todo parecía apuntar que el título se decidiría en la tanda de penaltis, pero entonces, escasos segundos antes de que el colegiado pitara el final del encuentro, se produjo uno de esos momentos por los que amamos tanto el fútbol. El portero Andoni Cedrún sacó de puerta para el Zaragoza, el balón botó en el centro del campo y el defensa 'gunner' Andy Linighan intentó despejarlo de cabeza. El esférico cayó a los pies de Mohamed Alí Amar, conocido como Nayim; el futbolista hispano-marroquí levantó la cabeza, vio al portero David Seaman adelantado… y ocurrió esto:El zapatazo de Nayim es aún hoy uno de los mayores tesoros de la afición zaragocista. La precisión del envío, la fuerza liberadora del chut, el momento del partido en el que se produjo y la celebración posterior —impagables el abrazo del capitán Miguel Pardeza con Víctor Fernández y el grito entrecortado del comentarista José Ángel de la Casa por la televisión— han pasado a la historia del club blanquillo.¿Lo recordabais? Nosotros sí. Y no pensamos olvidarlo.
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