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de menotti a lavolpe

La terrible complejidad de ser educados

Los 'maestros' del futbol mexicano que más han educado al Tri fueron argentinos. Desde Menotti hasta Lavolpe, el estilo cambió y se fortaleció gracias a ambos. Después, ni un carajo.
Foto: Lutz Bongarts / Getty

Tras vivir un instante de gloria como fue el Mundial de 1986, México cayó en un hoyo sin fondo con el tema de los 'cachirules'. La sanción que dejó al Tri sin jugar el Mundial de Italia 1990, último que nos hemos perdido, generó un análisis sobre a dónde debía ir nuestro futbol y qué se tenía que hacer para mejorarlo. Llevar al equipo azteca a la prosperidad y al 'primer mundo', era la obligación de una Federación que no tenía las prioridades que hoy existen en las calles de Colima, en la Colonia Roma.

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La selección nacional aceptó que debía transitar por una zona de reconstrucción, iniciando la obra con la llegada de Manuel Lapuente al Tri a inicios de la década de los 90. México fracasó deportivamente en la Copa Oro de 1991, desencadenando la salida del hombre de la 'boina'. Tal vez, era el entrenador ideal, pero no había llegado en el instante correcto.

Ahí, en aquel panorama, los directivos de aquel entonces, encabezados por Emilio Maurer y Francisco Ibarra, comprendieron que había que dar un verdadero golpe de timón en nuestro país, trayendo a un tipo educativo, más que resultadista. Al final, una cosa siempre termina llevando a la otra.

De esa manera llegó César Luis Menotti, técnico argentino que hizo campeón a su país en el año de 1978. Un tipo letrado, pensante, líder y talentoso, que además, se preocupó por estudiar e investigar las falencias de un personaje extraño y pintoresco como es el mexicano. El 'Flaco' estuvo poco tiempo en México, pero ese breve lapso sirvió para marcar un antes y un después en nuestro futbol.

México llegó a Copa América, arrasó la Copa Oro de 1993, y tras un sufrido inicio en la eliminatoria mundialista, calificó a Estados Unidos con aquel gol de Francisco Javier 'Abuelo' Cruz. Menotti se había ido en ese lapso, de su mano, Maurer e Ibarra de la Federación Mexicana, y en su lugar, arribó Miguel Mejía Barón.

Quienes vivieron el antes y después de México, siempre recordarán la etapa del 'Flaco' como un 'parteaguas' que el futbol necesitaba. Los años posteriores, así lo mostraron, pues las selecciones de Mejía Barón y de Manuel Lapuente, son para muchas personas, dos de los mejores equipos en la historia de nuestro país.

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Aquella Copa América de Ecuador y aquel Mundial de Francia son dos de los tres mejores torneos que nuestros ojos han visto. El tercer torneo, gracias a un personaje que tocaremos más adelante, pero que adelantamos, se dio en Alemania, un año antes del Mundial de 2006.

El Tri era un equipo que además de tener estilo, tenía garra. Sabía combinar juventud y experiencia, con valores que se promovían y que se veían adentro del campo. El 'vedetismo' estaba censurado, y pese a que muchos de esos futbolistas eran muy jóvenes, la mayor parte de ellos se comportaban con educación, integridad y madurez, algo que hoy en la selección nacional, no abunda.

En el futbol, se dice que después de tres o cuatro pases cortos, siempre llega un pelotazo largo, en el que la mayor parte de las ocasiones, termina en la perdida de la pelota. Pues bien, en México, después de dos procesos correctos, llegó el incorrecto, y en el cual, se perdió la identidad que existía. A partir de ese instante, llegaron los sufrimientos que terminó por arreglar Javier Aguirre.

En la Federación se acostumbraron a tapar los hoyos solo por encimita y únicamente cuando el hueco ya era tan grande y tan evidente que amenazaba con dejarnos ahí tirados, en medio del agua puerca que se había acumulado. Afortunadamente, el proceso rumbo a 2006 fue un parteaguas que no ha existido, al menos, desde Bora Milutinovic en México 1986.

Proceso. Esa fue la palabra que más utilizó Ricardo Lavolpe en su etapa de 2002 a 2006. ¿Qué chingados es un 'proceso'? ¿Qué chingados no entienden, que esto es un 'proceso'? Imagino pensaba la prensa y la afición, y de paso, la cabeza del 'Bigotón.

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Proceso, es eso que hizo César Luis Menotti al llegar a México, entender los errores y educar a nuestro entorno, mismo que se vio jodido por intereses de tercero. Ese proceso roto, era el mismo que quería reconstruir Lavolpe, y que en cierta parte logró, para que terceros, cuartos y quintos desbarataran con la etapa de terror que comenzó tras aquel gol de Maxi Rodríguez en Alemania.

Lavolpe reconstruyó una identidad y generó un plan de trabajo que diera a México un estilo. Un estilo que se perdió. Generar nuevos valores que pelearan y que incluyeran a lo que había en el futbol local, ese que tiene enemil extranjeros, setecientos mil naturalizados, y como cuatro mexicanos, la mayor parte de ellos, mayores de 30 años.

Algo hizo bien Ricardo Antonio, que pese a los insultos del 'bicampeón' Hugo Sánchez, y la presión mediática de Cuauhtémoc Blanco, se mantuvo al frente de México durante cuatro años. Y eso que aguantar a Lavolpe y su carácter no debe ser sencillo. Aquella Copa Confederaciones de Alemania en 2005 fue tremenda, más allá del resultado final.

¿Qué ha pasado y qué hemos hecho desde su salida? Hugo Sánchez, Sven Göran-Eriksson, Javier Aguirre, Enrique Meza, Efraín Flores, Jesús Ramírez, José Manuel de la Torre, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich y Miguel Herrera. Eso, eso hemos hecho.

Tristemente en México el nacionalismo está mal entendido. Creemos en el pinche patrioterismo de tres centavos y no analizamos que muchas de las respuestas a nuestras preguntas, están afuera. Al final, se necesitan cambios de fondo, revisar la estructura del problema y no solo poner periódico para que el desperfecto no se vea.

La cuestión es sencilla. Nuestros cambios más profundos en selección nacional, han llegado de dos argentinos. Marcelo Bielsa era el César Luis Menotti de la etapa moderna, y ojo, el 'Loco' es diametralmente opuesto al 'Flaco', pero en el camino, llevan el gis y el pizarrón bajo el brazo. Era el ideal para el equipo, pero no para una Federación distinta a la de 1991.

Los nombres que se manejen, dan lo mismo. Si Jorge Sampaoli llega o si lo hace el 'Tuca' Ferretti. El punto es dar un golpe que reestructure profundamente al futbol de México. PRO-FUN-DA-MEN-TE. Reeducar, reconstruirse, regenerarse y dejarla de recagar con los mismos topes con los que nos resbalamos y que somos tan, pero tan conscientes que nos dañan, que los gritamos a los cuatro vientos para que las mejores opciones, nos rechacen.

No hay un entrenador en México actualmente que haga lo anterior. Lo siento, 'Tuca'. No sé si Sampaoli pueda, francamente. El panorama es de gris a negro porque perdimos el rumbo del camino correcto, y mientras no se quiera realizar otro 'parteaguas', seguiremos jodiéndonos la existencia nosotros solos.