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Travestis, archivos comprimidos y colisionadores

La primera foto que se subió a la web.

La primera foto en ser subida a la web fue un desastre hecho con la primera versión de Photoshop. Fue creada para vender algo, e incluía mujeres atractivas con una pose de “ven aquí”.

En resumen, subir fotos es una tradición que nació con algunos pecados originales que nunca se han ido por completo.

Ésta es la foto en toda su gloria:

El siguiente miércoles, 18 de julio, esta fotografía (una toma casera hecha para promocionar a Les Horribles Cernettes, una comedia basada en el laboratorio CERN en Ginebra), cumplirá 20 años. A pesar del significado histórico de la imagen, su historia completa nunca ha sido contada. Pocos entusiastas del arte, la fotografía o la tecnología celebrarán su vigésimo cumpleaños, en gran parte porque es una imagen extraña y poco artística.

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“Es terrible y encantadora”, me dijo Lesley Martin, una fotógrafa académica de la Fundación Aperture, cuando le mostré la imagen por primera vez. Pero agregó que es parte del proceso con las primeras fotografías. La primera fotografía conocida, por ejemplo, fue un techo semivisible, visto a través de una ventana.

“Siempre son semiaccidentales e inconsecuentes en su momento”, me dijo Martin. “Las primeras fotografías son siempre –desde la perspectiva de un espectador sofisticado y moderno– vagas y sin objeto de estudio”.

La primera foto en la red no fue la excepción. Ni siquiera fue tomada para beneficio de la ciencia o la tecnología. El fotógrafo, Silvano de Gennaro, era un desarrollador informático en el CERN, y trabajaba junto con Tim Berners-Lee y otros científicos que habían inventado la web, y que la hicieron pública en 1991. “Yo no sabía lo que era la web”, recordaría tiempo después.

El 18 de julio de 1992, De Gennaro estaba tras bambalinas en el Festival de Música Hardonic, un evento anual organizado por los administradores del CERN, esperando a que las Cernettes (él era su manager y compositor) subieran al escenario. Quería un foto para la portada de su siguiente disco, así que les pidió que se agacharan y sonrieran.

Su Canon EOS 650 hizo click, y eso fue todo. “Cuando haces historia, no sabes que eres parte de ella”, dijo de Gennaro.

La foto original. De izquierda a derecha: Angela Higney, Michele de Gennaro, Colette Marx-Neilsen, Lynn Veronneau.

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¿Pero por qué fueron las Cernettes las que hicieron historia y no otra cosa como un acelerador de partículas? En parte porque a Tim Berners-Lee le gustaba vestirse de mujer.

“No sé si debería decirte esto, pero él trabajaba en CERN y lo vi porque era parte de nuestra pantomima en nuestra sociedad de opera amateur”, recuerda Colette Marx-Nielsen, miembro de las Cernettes (la tercera de izquierda a derecha en la foto). “Él era la dama, vestido de mujer”.

De Gennaro y su entonces novia, Michele, estaban muy involucrados con ese grupo de teatro, y fue ahí donde se hicieron amigos de Berners-Lee, quien se convirtió en un gran fan de las Cernettes.

Pero Berners-Lee no era el único: las Cernettes, este conjunto formado de asistentes administrativas y medias naranjas de otros científicos, tomaron a la comunidad científica europea por sorpresa en 1992.

Sus canciones tenían esos tropos de grupos femeniles de mediados de siglo, pero con títulos como “Liquid Nitrogen (Nitrógeno Líquido)” (Dijiste que sería tuya 30,240,000 segundos al año / Incluyendo años bisiestos, es decir 86,400 más cada cuatro") y “My Sweetheart’s a Nobel Prize (Mi novio es un Premio Nobel)” (“No entiendo / los signos graciosos en su pizarrón / Pero cuando toma mi mano / me lleva a las estrellas”). He aquí un verso de “Collider”:

Dices que me amas pero nunca me bipeas
Siempre me prometes pero nunca sales conmigo
Intento enviar un fax pero está ocupado, siempre
Pruebo por la red pero cerraste las compuertas
Nunca pasas tus noches conmigo
Tampoco sales con otras chicas
Sólo amas a tu colisionador

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Ese año, tocaron en festivales y salieron en televisión.

"Collider", The Cernettes

"Mr. Higgs", The Cernettes

"Surfin' on the Web", The Cernettes

Así que cuando Berners-Lee y su equipo cocinaron una nueva edición de su primitivo sistema World Wide Web, uno compatible con fotografías, simplemente camino unos metros hasta el escritorio de De Gennaro y le pidió una imagen de las Cernettes. La red ya había utilizado algunas imágenes vector para mostrar esquemas, pero Berners-Lee y su equipo necesitaban un conejillo de indias para dar el salto a las fotografías.

LLÁMAME EN LA RED

Por suerte para él, de Gennaro había estado jugando con una versión .gif escaneada de la fotografía del 18 de julio, usando la primera versión de Photoshop en su Macintosh de color. En ese entonces, el formato .gif tenía apenas cinco años, pero su eficiente compresión lo había convertido en el mejor formato para editar imágenes de color sin utilizar toda la memoria del procesador.

“En el ’92 y el ’93, la red era utilizada exclusivamente por físicos”, recuerda de Gennaro. “Le dije: '¿Por qué quieres poner a las Cernettes en eso? ¡Es puro texto!' Y el me dijo: '¡No, va a ser divertido!'”

Berners-Lee le entregó el archivo a Jean-François Groff, un programador en el proyecto web. Le encanto poder trabajar con ella.

“¡El sexo vende!” dijo Groff riendo. “Así son los medios. Pones una chica bonita en los medios, y la gente pone atención. ¿Y lo que sea que esté alrededor de la chica bonita? Claro”.

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Pero la razón por la cual la imagen fue tan importante para “vender” la nueva compatibilidad de la web con imágenes, tuvo menos que ver con mujeres guapas y más con ese pequeño, pero increíblemente significativo, giro en la utilidad de la red, señala Groff. Hasta entonces, el equipo había puesto su programa en internet para comunicarse con otros cientos de lugares en el mundo, en su mayoría laboratorios de física.

“Para convencer a los administradores que debíamos conectar al CERN a internet y no sólo a las redes locales, tuvimos que luchar para convencerlos de lo útil que sería”, comenta. “Fue por eso que pusimos cosas serias. Así que fue una especie de revolución cuando dijimos: 'Ahora hagamos algo divertido'”. Así que usar la Web para divertirse, y no para colaborar con científicos en todo el mundo para hacer descubrimientos de vanguardia, fue otro de los pecados originales de la primer foto. Aunque quizá sea más una virtud original.

Subir la imagen fue algo simple y sin complicaciones; durante las primeras etapas de la web, subir cualquier cosa a la red era más como guardar un documento que cualquier otra cosa, recuerda Groff. Apareció en una página de eventos musicales en el CERN. (Hoy, la red que opera en el laboratorio que diera luz a la web, es, como debe ser, una de las más rápidas del mundo: abarca 34 países, usa 200 mil procesadores y maneja toda la información del Gran Colisionador de Hadrones, unos 300 MB por segundo).

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Sólo un porcentaje microscópico del mundo pudo ver la versión en línea de la fotografía. “Creo que más personas vieron la foto en los posters del CERN”, reflexiona de Gennaro. Pero de una forma casi imperceptible, el mundo cambió.

La imagen quedó en el olvido, eclipsada por los grandes proyectos fotográficos (el más famoso de ellos fue quizá el intento por escanear las imágenes de los archivos del Vaticano). La Mac en la que se creo ese .gif murió por ahí de 1998, recuerda de Gennaro, y con ella se fue la versión original del archivo.

Las Cernettes se han presentando de forma intermitente a lo largo de las décadas; es pura coincidencia, pero su siguiente concierto está programado para el próximo sábado. De Gennaro, quien ahora está casado con Michelle, dijo que no está seguro si ella y la banda mencionaran la fotografía en el escenario. Y agrega, con una ligera frustración, que la pequeña fama de la imagen siempre ha marginado el trabajo musical del grupo.

Pero la naturaleza de la banda es esencial para entender parte del significado artístico de la fotografía. Después de todo, este paso hacia el futuro incluyó mujeres vestidas con trajes de los cincuenta.

“Era esta especie de parodia retro”, dice el historiador fotográfico de Harvard, Robin Kelsey. “Había algo sobre ese reciclaje cultural que parece ser tan apropiado para la primera imagen que se subía [a la web], dado que internet ha llevado a tanto reciclaje de ese tipo, pastiches, parodias y demás”.

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“Es interesante, en particular para nosotros los viejos, darnos cuenta que esta tecnología, que se siente tan nueva, ya tiene su propia especie de arqueología”, agrega Kelsey.

Esta arqueología todavía no aparece en libros de texto. De hecho, el vigésimo aniversario de la primera foto en la web ni siquiera aparece en las noticias más significativas de julio relacionadas con el CERN. En lo libros de historia, es probable que Les Horribles Cernettes sean eclipsadas por el dispositivo con el que comparte sus iniciales, ese que quizá descubrió el bosón de Higgs. A pesar de su importancia, las modelos de la primera foto en la web nunca se consideraron celebridades.

“A veces lo saco a tema y digo: 'Pues yo estuve en la primera fotografía en la World Wide Web’. A la gente realmente no le importa”, dice Marx-Nielsen, un aire de melancolía en su voz. “Supongo que tenía que ser alguien, y nos tocó a nosotras”.

Abraham Riesman es escritor y vive en la Ciudad de Nueva York. Puedes leer más de sus trabajos aquí.