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Cultură

Cómo ganar dinero en prisión

Lo único que necesitas son barras y voluntad.

Hay un número impresionante de reos que al momento de ser encarcelados comienzan a hacer ejercicio, lo que también se conoce como ganar dinero. Cuando alguien es arrestado por primera vez, al menos en Nueva York, termina en la prisión del condado. La mayoría de las prisiones en el condado son lo mejor cuando se trata de acondicionamiento físico. Ganar dinero en la prisión del condado implica romperte el trasero en la barra. Los reos dicen ir a la barra, pero esto no se debe confundir con la barra transversal ni con la barra del bar donde nos emborrachamos y ligamos con las chicas. Nos parece chistoso bromear sobre ir a la barra y emborracharse cuando realmente sólo buscamos emborracharnos desarrollando enormes músculos.

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Éste es un pequeño secreto que muchas personas que no han estado en prisión no saben: puedes ponerte mamadísimo únicamente haciendo barras, lagartijas, bajos y un saludable coctel de ejercicios abdominales. El 25 por ciento de los güeyes en prisión, aún cuando llegan a las jaulas de acero del estado, dejan las pesas y se dedican a un régimen de barras.

Hago pesas tres o cuatro veces a la semana, y barras dos o tres veces. A veces, cuando me sentía particularmente enfermo, hacía dos sesiones en un día, barras una vez y pesas la siguiente. Nos volvemos tan salvajemente mecánicos ahí dentro, que en ocasiones ni siquiera consideramos que la barra sea un ejercicio completa, sino un suplemento de nuestro entrenamiento con pesas. Con las pesas puedes desarrollar grupos de músculos especializados, pero cuando se trata de fuerza bruta y tamaño, la barra y las lagartijas dan a cualquier reo los resultados deseados.

Una vez pasé un año completo en la cárcel del condado y pasé de 61 a 75 kilos sólo por la barra y las lagartijas. Me ejercitaba cinco veces a la semana con 15 sets de barras, utilizando una variedad de estilos, cosas como una mano abajo, mano arriba, manos pegadas, manos extendidas, manos al revés, para un total de 250 repeticiones. Los primeros sets hago 25, y para el final apenas puedo hacer 12, pero se siente de puta madre. Después me aventaba 15 sets de lagartijas, una vez más utilizando formas variadas para abarcar el mayor número de músculos mientras desarrollaba el abdomen. Tenía ocho estilos distintos para las lagartijas y al principio hacía cien de un jalón, para terminar con 40 o 50 en el último set. Bajaba y subía mil veces en media hora. La prisión del condado es tan pinche aburrida que el ejercicio de hora y media, el descanso de 15 minutos, el baño de media hora y la media hora para comer, eran más de dos horas en la que sentía que había hecho algo, lo cual es muy importante en la vida real, pero mucho más positivo en prisión, porque es difícil sentir que eres útil y que vales la pena cuando estás tras las rejas.

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A veces hacía una barra, seguida de lagartijas, después bajos y después corría una vuelta, tomaba un descanso de dos minutos y repetía. Me convertí en un fuerte defensor de la confusión muscular. Intentaba cambiar mi rutina cada tres o cuatro semanas para que mi mente y cuerpo no se acostumbraran a lo mismo. He leído que hay ciencia de verdad detrás de la teoría de la confusión muscular, y es bueno no repetir la misma rutina durante meses.

Por lo general trabajo mejor solo, pero de vez en cuando encuentro alguien con quien echar un juego de barras. Un gran problema que tengo con estar encerrado en el condado es la falta de tiempo en el exterior y la falta de un patio. El condado en el que estuve tenía un patio de concreto con paredes súper altas y un techo enrejado. Podíamos ver el cielo, pero ese año no vi un solo árbol ni el horizonte… Fue tan pinche deprimente.

Sólo teníamos una hora de recreación al día, y la teníamos a las 7am, porque sabían que muchos reos preferirían seguir durmiendo, lo que facilitaba el trabajo de los guardias. Durante invierno, el “patio” permanecía cerrado, y soy adicto al cardio así que tenía que decidir cómo ejercitarme. Decidí saltar y lo llevé al límite. Cuando estuve en el programa de seis meses en el campamento de encarcelación en 2004, había un entrenador llamado DI Rock cuya especialidad era hacer que los reos sufrieran haciendo miles de saltos seguidos… para muchos era un broma porque no había forma de que pudieran hacerlo. Pero yo lo hice; dos mil saltos seguidos, después de los cuales quedé destrozado por ser un hijo de puta.

Un año más tarde, llevé esta rutina llena de adrenalina conmigo al condado y encontré a otros psicópatas que aguantaron el reto. Fue genial e inspirador, porque uno era un poco gordo y demostró el poder de la mente sobre el cuerpo… un cabrón con dedicación. La prueba máxima de la perseverancia. Supongo que es la razón por la que a las chicas les gusta el spinning. Las entiendo. Hay tanto dolor. Es como hacer esto durante 15 minutos seguidos, y luchar contra ese dolor en los pies, tobillos, pantorrillas y trasero. Después de cinco minutos, estás bañado en sudor, y todo se entumece entre el minuto siete y el 13, seguido de un enorme sufrimiento hacia el final. Una vez más, ese sentimiento de haber logrado algo te recuerda que tu vida vale la pena, además de que adquieres ese cuerpo que las chicas tanto desean.

Los güeyes se ponen muy competitivos con las pesas y es fácil ver quien es el que levanta más. Con las barras, la banda se pone muy creativa. La mitad inferior de mi cuerpo es muy ligera (excepto por mi pito y mis bolas, que están hechas de plomo) así que puedo hacer muchas barras. Es difícil describir mi exaltación y fanfarronería cuando finalmente dominé la “súper barra”. No sé como se llama realmente, pero es cuando te levantas más allá del pecho y haces un bajo. Son estúpidamente difíciles y yo podía hacer diez seguidas. Son dinero de verdad.

Si nunca has escuchado de Bar Tendaz, tienes que ver su rutina. Vi a algunos cabrones que parecían unas bestias y que daban todo un espectáculo con su fuerza y creatividad. Era impresionante. Además, dar vueltas en la barra como gimnasta hace que las cosas sean más interesantes y así trabajas tu agarre y tus antebrazos de forma distinta. Hay algunos gorilas de 90 kilos que hacen cosas que cabrones de 70 nunca podrían. Requiere de mucha fuerza y una técnica especial con la que muchos que levantan 140 kilos, tendrían problemas. Nos gusta decir que los güeyes que se mueven así en la barra tienen una “fuerza interior”. Se rumora que con la barra, lagartijas y bajos, tus músculos nunca desaparecen, y eso es algo que he visto con mis propios ojos. Les recomiendo darle a la barra, hombres y mujeres por igual; dediquen unos meses a trabajar con su propio peso haciendo barras, lagartijas, bajos, sentadillas y corriendo. A veces es difícil encontrar la motivación, pero no necesitas pagar mil pesos al mes en el gimnasio para tener ese cuerpo de reo cabrón. Me puedes contactar cuando quieres para hacerte un plan de trabajo. Te costará unas cajetillas de cigarros y un masaje de pies, pero serás un toro en nada de tiempo. ¡Hazlo! ¡Ponte a trabajar! ¡Gana DINERO!