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El soldado polaco que se coló en Auschwitz

El 19 de septiembre de 1940, Witold Pilecki fue capturado por oficiales alemanes de las SS y enviado al campo de concentración de Auschwitz. Pilecki era un espía y su misión consistía en organizar la resistencia desde el interior de uno de los símbolos...

Witold Pilecki, antes de ingresar en prisión. Todas las fotos son cortesía del Rotamaster Pilecki Museum

El 19 de septiembre de 1940, Witold Pilecki —soldado polaco— fue capturado por oficiales alemanes de las SS y enviado al campo de concentración de Auschwitz. Si tenemos en cuenta que Pilecki era un espía, las cosas salieron exactamente como él había planeado. Su misión consistía en organizar la resistencia desde el interior de uno de los símbolos más horribles del Holocausto, hacer llegar la información al bloque aliado y dejar constancia de los horrores que presenciara en aras de la historia.

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Pilecki llegó a Auschwitz la noche del 21 al 22 de septiembre de 1940 y describió lo que encontró como “otro planeta”, un infierno en el que las paredes de cada edificio estaban cubiertas de esvásticas y había cuerpos sin vida por todas partes. Durante casi mil días, Pilecki vivió en Auschwitz en condiciones inhumanas. Él fue la primera persona que informó a los Aliados sobre las horribles condiciones de detención y las atrocidades cometidas por el régimen nazi.

El exhaustivo informe que Pilecki elaboró en 1945 durante su misión secreta fue publicado en inglés en 2012 bajo el título The Auschwitz Volunteer: Beyond Bravery (El voluntario de Auschwitz: más allá de la valentía). Por alguna razón, sin embargo, su historia todavía no ha tenido demasiada difusión. Como quería saber más sobre la vida de este hombre excepcional, me puse en contacto con las personas que tradujeron el libro al francés: la exdirectora de la AFP en Varsovia, Urszula Hyzy, y Patrick Godfard, profesor de historia.

VICE: El New York Times describió el libro, publicado en inglés en 2012, como “un documento histórico de suma importancia”. ¿Por qué, entonces, se ha traducido únicamente al francés?

Urszula Hyzy y Patrick Godfard: Pilecki era un personaje “molesto” para los Aliados, que durante mucho tiempo fingieron desconocer lo que ocurría en los campos, y para los comunistas, responsables de su muerte en 1948. En la Polonia comunista, estaba prohibido hablar de Pilecki y se privó a sus hijos de acceder a la enseñanza superior.

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The Auschwitz Volunteerhabía permanecido en los archivos del Depósito de estudio del Movimiento Clandestino Polaco de Londres hasta que fue descubierto por el historiador y exprisionero Józef Garlinski, autor de Fighting Auschwitz: The Resistance Movement in the Concentration Camp (La lucha contra Auschwitz: el movimiento de resistencia en el campo de concentración) en la década de 1970. Sin embargo, hasta el final de la Guerra Fría no se publicó el libro en Polonia.

Witold Pilecki en Auschwitz.

¿A qué se dedicaba Pilecki antes de llegar a Auschwitz?

Pilecki tenía 40 años cuando entró en el campo voluntariamente con el pseudónimo de Tomasz Serafinski. Era un soldado joven y bien adiestrado, que combatió en la guerra entre Polonia y Rusia de 1919-1920; en septiembre de 1939, fecha del inicio de la Segunda Guerra Mundial, luchó contra los alemanes bajo el mando del Comandante Jan Włodarkiewicz. Juntos crearon un movimiento de resistencia —El Ejército Secreto Polaco— que se expandió rápidamente por todo el país.

En verano de 1940, se iniciaron las batidas en Varsovia: los alemanes solían parar de forma aleatoria a personas, a las que luego llevaban a Auschwitz, que había abierto recientemente. Con estas medidas, los alemanes pretendían sembrar el terror y reunir una mano de obra servil. El Comandante Włodarkiewicz y Pilecki decidieron hacer más averiguaciones sobre el campo en el que ya habían internado a dos miembros de su organización. Su intención era organizar la lucha desde dentro, y Pilecki se ofreció voluntario para ello.

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Una vez hecho prisionero, ¿qué hizo exactamente?

Pronto empezó a instaurar lo que llamaban la “conspiración”. En otoño de 1940, creó una red formada por cinco prisioneros que no se conocían, con el fin de limitar las bajas en caso de que se produjeran arrestos por la Gestapo. Su primera misión era la de mejorar las condiciones de vida de los miembros de la red. Se había establecido como máxima prioridad que todos los componentes obtuvieran un trabajo “bajo el mismo techo”, al resguardo de las inclemencias del tiempo, que estuvieran bajo el mando de un kapo no violento y que se les dispensara un mejor trato en hospitales recibiendo vacunas y fármacos. Pilecki y su grupo lograron infiltrarse en la mayoría de estructuras administrativas del campo (hay que tener en cuenta que las SS usaban a algunos prisioneros como segundos al mando).

Witold Pilecki y su esposa, María

¿Cómo se comunicaba con el mundo exterior, es decir, con las autoridades polacas clandestinas y los británicos?

Los primeros informes se transmitieron a través de prisioneros liberados. Posteriormente, todo dependía del éxito de los intentos de fuga. Algunas fueron realmente espectaculares. Por ejemplo, el 20 de junio de 1942, cuatro prisioneros armados y vestidos como oficiales de las SS salieron del campo por la puerta principal, a plena luz del día y con el coche del comandante del campo. La información también se transmitía a través de los civiles, a quienes se enviaba al cuartel general clandestino en Varsovia. Desde ahí, la información se trasladaba al gobierno de Polonia, cuyos miembros se hallaban exiliados en Londres.

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Su logro más impresionante fue la fabricación de un radiotransmisor a partir de piezas que iban encontrando por el campo. Funcionó durante varios meses en 1942. Estaba escondido en el hospital, un lugar que no solían frecuentar los miembros de las SS, y con él se transmitían mensajes a distintas horas del día. Sin embargo, debido a la excesiva afición por hablar de uno de los miembros de la red, el aparato tuvo que retirarse. En sus informes se incluía información esencial sobre el terrible trato al que se sometía a los judíos en Auschwitz.

Pilecki fue uno de los primeros en hablar sobre las cámaras de gas de Auschwitz II, en Birkenau. Describió los hornos crematorios. Obtenía información de comandos que estaban trabajando en Birkenau, a través de los cuales logró ampliar la red a este campo de exterminio. Pilecki también mencionó los asesinatos de gitanos: “Los liquidaban como en Auschwitz”, escribió —es decir, con gas Zyklon B—. También habló de la primera prueba con este gas, en septiembre de 1941, con cientos de prisioneros soviéticos.

¿Cuál fue la reacción inicial del resto del mundo?

Desgraciadamente, nadie lo creyó: los oficiales británicos que leyeron los informes no creían en la existencia de las cámaras de gas. ¿Por qué iban los alemanes —quienes ejecutaban y dejaban morir de hambre a judíos a diario— a molestarse tanto? Lo consideraron una exageración del gobierno de Polonia para lograr más apoyo de los aliados anglosajones.

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Witold Pilecki y su familia, 1933.

¿Qué más hizo mientras estaba en el campo?

Su misión no solo era la de crear una red de apoyo e informar, sino también la de organizar la lucha, que se materializó de distintas maneras. En primer lugar, estaba el objetivo de salvar tantas vidas como fuera posible y eliminar a los informantes de las SS más peligrosos. Los alemanes habían creado un buzón de denuncias: por cada denuncia que tuviera relevancia, se recompensaría a un prisionero. Se depositaron muchas cartas. Pilecki y sus camaradas abrieron este buzón y leyeron las cartas detenidamente. Luego destruyeron las más peligrosas y depositaron las suyas, en las que acusaban a las personas más malvadas.

Eliminar a los agentes de las SS resultaba una ardua tarea, ya que no podían asesinarlos. La organización de Pilecki crió una colonia de piojos con tifus en el laboratorio del hospital, con la que infectaron a los agentes de las SS, muchos de los cuales murieron.

Asimismo, Pilecki desarrolló un plan para iniciar un levantamiento en el campo. A finales de 1942, Pilecki estaba convencido de que su red —ahora compuesta por más de mil prisioneros deportados— podría llegar a tomar el control del campo central durante un breve periodo de tiempo. No obstante, insistió en que una huida colectiva solo sería factible con la ayuda del Ejército Secreto Polaco y los lanzamientos aéreos del bloque aliado. Así, esperó a las órdenes de sus superiores en Varsovia. Pero las noticias no llegaron. Lo que no sabían es que los Aliados no tenían ninguna intención de realizar operaciones en Auschwitz. Y tampoco que los líderes de la resistencia polaca de Varsovia consideraban que cualquier operación para liberarlos era un suicidio, debido a la fuerte presencia alemana en la región.

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Campo de concentración de Auschwitz

¿Cómo escapó?

Decidió escapar para continuar defendiendo su causa. También empezó a sospechar que las SS sabían de su red: ya habían capturado a varios de sus miembros y, por temor a un levantamiento, decidieron enviar a muchos polacos a otros campos.

Escapó en plena noche del 26 al 27 de abril de 1943, junto con otros dos prisioneros, Jan Redzej y Edward Ciesielski. Habían conseguido el turno de noche en una panadería ubicada en el exterior del campo, vigilada por dos guardias de las SS. Redzej había utilizado masa fresca de pan para obtener un molde de la tuerca que sujetaba el gancho de la puerta, lo que les permitió hacerse con la llave apropiada para abrirla. Tanto Pilecki como Ciesielski llevaban ropas de civiles bajo sus uniformes de rayas. También traían consigo tabaco para soltarlo por el camino y evitar que los perros pudieran rastrearlos.

Esperaron una distracción de los oficiales, abrieron la puerta y huyeron. Uno de los guardias trató de dispararles, pero falló. Momentos antes de su huida, alguien había cortado las líneas telefónicas. Corrieron hasta alcanzar el Vístula. Había botes amarrados con cadenas a la orilla. Dos de esas cadenas estaban unidas con un tornillo. Les sorprendió gratamente comprobar que la misma llave que habían usado para abrir la puerta servía para aflojar ese tornillo. Estuvieron caminando por los bosques durante docenas de kilómetros. Ocultaban sus cabezas rapadas con los gorros que llevaban los civiles que trabajaban con ellos en la panadería. Encontraron a un granjero que les acogió esa noche. El 1 de mayo, se encontraron con grupo de soldados alemanes que abrieron fuego contra ellos, hiriendo a Pilecki en el brazo. Finalmente, el 2 de mayo, llegaron a su destino final: la casa de los padrastros de uno de los prisioneros de Auschwitz.

Pilecki escribió: “Si decimos lo que sentimos, ayudaremos a que la gente entienda lo que realmente ocurrió”. ¿Quizá este enfoque protogonzo fuera la razón por la que nadie creyó a Pilecki durante tanto tiempo? ¿Debemos dudar de la veracidad de los hechos que relata?

No hay duda alguna sobre la veracidad de lo que escribió. Está corroborado por otras fuentes y la obra de historiadores del Museo de Auschwitz. Lo que sí hubo son ciertas imprecisiones en algunos hechos o fechas, por ejemplo.

El tono del libro dista mucho de ser administrativo. Pilecki consideró importante dejar traslucir sus sentimientos. Quería contar la verdad de forma neutral y objetiva. Eso es precisamente lo que hace que esta historia sea tan conmovedora.

Escrito por: Félix Macherez