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Música

Entrevistamos a Robert Pollard de Guided by Voices

De Robert Pollard hay un rasgo que nos encanta: aunque parece ser bastante pragmático y apasionado acerca de sus canciones y del legado de Guided by Voices, también parece una y otra cosa importarle un huevo.


De Robert Pollard hay un rasgo que nos encanta: aunque parece ser bastante pragmático y apasionado acerca de sus canciones y del legado de Guided by Voices, también parece una y otra cosa importarle un huevo. Abuelo a sus 50 años, no se ha cortado un pelo en bautizar a su nuevo grupo como Boston Spaceships y su disco como Brown Submarine, un título que tiene algo de guarreras. Robert es de Dayton, Ohio, pero a veces le da por cantar con un curioso acento inglés. Así es el Pollard.

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Uno de los conciertos de Guided by Voices de los que mejor recuerdo tengo es el que ofrecieron en 1999 como teloneros de Cheap Trick en el Roseland Ballroom de Nueva York. Cheap Trick eran a esas alturas de su carrera un curtido, profesional, bien engrasado juggernaut del rock que hacía todo lo posible por asegurarse una jubilación dorada entregando nostalgia a granel con la precisión de un rayo láser. Por el contrario, como miembro del grupo de apertura, Pollard se bebió unas latas de cerveza que tenía en una nevera portátil y decidió de improviso cambiar el repertorio previsto. Más tarde, durante la actuación de Cheap Trick, volvió a salir al escenario, bebida en mano y unas cuantas más en el estómago, para unirse a ellos durante su interpretación de “Surrender”. La incomodidad del grupo al principio era evidente, pero desapareció como por ensalmo ante el increíble entusiasmo de Pollard. Podía verse en él al alocado jovenzuelo de 20 años que tocaba la guitarra de aire en el sótano de casa de sus padres y que, años después, tenía la oportunidad de compartir escenario con las puñeteras estrellas del rock que habían escrito su canción favorita. No sólo él acabó feliz. Dos mil personas más se fueron a su casa con su exhibición de júbilo grabada en la retina.
Ahora, más allá de los Boston Spaceships, Fantagraphics ha editado Town of Mirrors, un libro de collages de Pollard. Utilizando material impreso encontrado, sus obras gráficas a menudo ofrecen la impresión de ser el equivalente visual de sus obtusas, a veces divertidas letras.

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¿Queréis que siga parloteando? No. Seguro que no. De acuerdo, veamos lo que él tiene que decir.

Vice: Cumpliste 50 años durante el Halloween del año pasado. ¿Significó la onomástica algo para ti? ¿Diste una gran fiesta?
Robert Pollard: Cumplir 50 años implica ser viejo, pero yo no me siento así. Puedo parecerlo, pero no me siento viejo. Todavía soy bastante inmaduro y cometo “estupideces de mierda”, como mi padre las llamaba. Mi esposa organizó una gran fiesta sorpresa e invitó a unas 300 personas de todo el mundo. Yo no tenía ni idea de la fiesta, estaba horrorizado, pero resultó divertido. Me sentí conmovido.

¿Te disfrazaste?
No… ¿Con una peluca, tal vez?

[La mujer de Bob clarificó más tarde por correo electrónico: Nunca he visto una foto de Bob disfrazado por Halloween, aunque a veces cuenta historias de cómo, cuando sus hjos eran pequeños, él y su hermano creaban elaboradas casas encantadas en el sótano. Los niños del vecindario acudían y Bobby y Jimmy hacían que se cagaran de miedo. Sé que le encanta Halloween. Y después de todo era su cumpleaños]. He leído que la población de Dayton está disminuyendo. ¿Tú te has percatado de esta reducción? ¿Cómo ha afectado a la gente el declive de la industria?
Yo he leído que varias publicaciones eligieron a Dayton como una de los 10 ciudades más decaídas de todo el país. Me entristece ver cómo se han ido arruinando áreas enteras que eran bonitas cuando yo era joven. Yo creo que, en conjunto, Dayton en un hermoso lugar. Está enclavado en una buena zona de los Estados Unidos. Por eso sigo aquí. Pero es verdad que mucha gente ha perdido sus empleos. ¿Esta la crisis afectando también a la escena musical?
No podría decirlo, no estoy en contacto. A las diez de la noche ya estoy en la cama. En la ciudad sólo hay una tienda de discos y una sala con capacidad para 200 personas. Ante este panorama, a uno no le queda más remedio que refugiarse en sus propias fantasías, en el sótano o en el interior de su cabeza. ¿Era radicalmente distinto durante tus años de adolescencia?
De adolescente yo era un idiota. Puede que aún lo sea. Escuchaba heavy metal e iba a conciertos grandes como los que salen en esa película, Heavy Metal Parking Lot. Pero era divertido emborracharse y tirar y esquivar petardos.

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¿Hay alguna ciudad de Ohio que procures evitar? En este estado hay unas 45 áreas urbanas de mediana población.
No tengo una que me disguste especialmente. Y no he ido a Youngstown, por ejemplo. Ohio es interesante porque es competitivo en un sentido creativo. Aquí han surgido un montón de grupos estupendos, y aquí vienen a recalar artistas de todas partes. Cosas experimentales, discos autoproducidos, punk, postpunk, industrial, soul, bubblegum, metal, indie, de todo. Es muy denso.

¿Cómo fueron los años 80 para Guided by Voices? No adquirísteis fama a nivel nacional hasta el 93 o 94, y por entonces el grupo ya llavaba una década en activo.
Los 80 fueron oscuros, pero también divertidos. Lo que intentábamos en esos tiempos era desarrollarnos y establecernos como grupo, hacer de Guided by Voices una banda sui generis, única en su especie. Eso no sucedió, si es que realmente llegó a suceder, hasta comienzos de los 90. Antes de eso… Es embarazoso, pero antes de eso exploramos cualquier cosa que se considerase guay en un momento dado. Ya sabes, jangle pop, cow punk, paisley underground o lo que coño se pusiese de moda.

¿Cómo dísteis con vuestro sonido definitivo?
Me di cuenta de que me resultaba más satisfactorio reexaminar mi interés por los grupos de la primera invasión británica, el postpunk y la música experimental. Más satisfactorio que nada de lo que se ponía de moda de un día para otro. Fue entonces cuando las piezas empezaron a encajar. El bubblegum de los 60, el ruido industrial de Ohio, el power pop, el minimalismo… Lo que fuese. Lo mezclamos todo y tras unos cuantos discos acabó sonando único. Se necesita tiempo para que eso suceda, pero una vez que has consolidado tu sonido, puedes hacer lo que te dé la gana y sigue teniendo tu sello, tu marca.

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¿Te resultó difícil cuando las cosas empezaron a despegar conciliar el grupo con el trabajo y la familia? Eras profesor de escuela y tenías dos hijos.
Pues sí, extremadamente difícil, pero conseguí hacerlo. Para disgusto de algunos de mis parientes, para mí era imposible dejar de tontear con el arte y la música. Tampoco le dedicábamos tanto tiempo como la gente se piensa. Nos reuníamos el sábado o el domingo, nos poníamos a gusto y grabábamos todo lo que hacíamos. Luego nos sentábamos a reirnos a mandíbula batiente. Apenas sabíamos tocar. Hacíamos ruido, tocábamos guitarras acústicas, improvisábamos sketches teatrales, experimentábamos con feedback, rompíamos cosas, creábamos programas de radio, pinchábamos discos,,, De todo un poco. Y no dejábamos nada sin grabar. El lunes volvía a ser papá, entrenador, profesor, marido y atleta aficionado. Demasiados grilletes.

¿Llegó a ser famoso alguno de tus alumnos?
No, pero varios profesores le dieron clase a Rob Lowe. Eso fue antes de que yo llegara.

¿Dónde consigues los materiales que empleas en tus obras? ¿Te envían cosas los fans ahora que saben que pueden interesarte?
Rebusco en tiendas de segunda mano, ferias bibliográficas y librerías, y de vez en cuando alguien me envía materiales. Me gustaría que me enviaran más. Encontrar imágenes grandes no es fácil. Siempre estoy buscando pósters funcionales, radiografías, partes médicos y cosas así.

¿Es cierto eso de que no tienes ordenador? Si lo es, ¿hay algún motivo concreto?
Mi mujer tiene ordenador. Lo utilizamos para comprar en eBay y half.com. Para estos menesteres sí es práctico, pero no me interesa el rollo de estar comunicado todo el rato: MySpace, blogs, teléfonos móviles, mensajes de texto y todo eso. Me resulta cargante. Tengo un nombre para un posible grupo: Alexander Bell and the Cellphone Hell.

¿Cuánto tiempo dedicas a bregar con las tareas derivadas de hacer música? Hablar con los mánagers, negociar royalties y conciertos, conceder entrevistas… ¿Has encontrado el modo de poder dedicarte a tu arte y que sean otros los que se ocupen de esas cargas?
Sí, tengo dos mánagers. Tres, si cuentas a mi esposa. Tenemos nuestro propio sello discográfico y son ellos quienes lo manejan. Yo mantengo un proyecto en solitario y un nuevo grupo que, como entidad, emplea sólo a tres personas. Es una empresa pequeña pero muy productiva. Se llama Factory of Raw Essentials. Yo me encargo de la música, las palabras y el departamento de arte. Produzco en grandes cantidades.

¿Le diste algún consejo a tu hijo cuando él mismo fue padre?
No vivas espuriamente a través de tus hijos. Déjales que hagan lo que ellos quieran.

¿Cómo te sientes estando casado de nuevo? ¿Hay algo que hayas vuelto a sentir que creyeras que nunca más experimentarías?
Sólo era cuestión de encontrar a alguien compatible con mis gustos y fobias. Tuve la suerte de encontrar a una mujer bella, inteligente y simpática. Y poética. Y no era una fan. Sus amigas sí que lo eran.